Amor por los libros
Todos saben que encontrar un lugar para potenciar nuestra lectura y ampliar nuestra visión literaria es muy complicado. (Columna de Libros, ‘Los jóvenes y los libros’, mayo 5). Con bastante paciencia, encontraremos en nuestras vidas a personas que se vuelven una especie de gurús literarios, sin tener la menor idea de la influencia en la que se convirtieron.
Sin embargo, la pasión de un lector puede morir con su primer libro si no encuentra otro texto que lo logre envolver. Después de tu primer libro queda esa sensación de “quiero más, pero no sé qué leer”. Si apuntamos a ese instante tan importante y lo potencializamos, lograremos sumar el número de amigos de las letras.
Está de más decir que la infancia es la mejor etapa para sembrar en tierra fértil la literatura y que ese será el momento más oportuno para despertar un mundo mágico e insondable donde solo hay cabida para el placer en las letras. Pero no solo se lo puede hacer en esa etapa. En todo momento podemos despertar a ese lector encadenado que llevamos dentro, que está enajenado con la tecnología y sus prodigios futuristas.
Por lo tanto, todos estamos comprometidos, de cierta forma, con el incremento de lectores satisfechos que disfrutan de la compañía de un buen libro. Aprovechemos la ley de contagio a la que estamos todos expuestos y contagiemos a todos los que más podamos en esta hermosa actividad que desarrolla, no solo la imaginación, sino el criticismo, haciéndonos más humanos y sensibles, dentro de un mundo que cada día pierde ese toque de emotividad.
Néstor Rivas
Quienes amamos los libros nos sentimos casi todo el tiempo fuera de lugar. ¿Por qué no preferimos leer en la Metrovía en lugar de escuchar música como todos los demás? Aún no tengo la respuesta, pero sé que disfruto de cada página de mis libros.
Carla Sarmiento