Papá preocupado
Lamentablemente, toleramos y aceptamos estar gorditos (Niños saludables, 1 de junio). Es verdad que los bebés rellenitos siempre los ven mejor, hasta parecen tiernos. Pero cuando crecen, los alentamos a mantener esa condición repitiendo “es que mi hijo tiene gran apetito”, “él se come todito el plato” o los premiamos con golosinas. Al tener sobrepeso (u obesidad), ¿cómo se les explica luego a los hijos que los hábitos alimenticios que para sus padres aparentemente estaban perfectos están en realidad perjudicándolos? Los padres debemos ponernos las manos en el corazón y actuar por la salud de nuestros hijos para que no sufran por esos descuidos inocentes.
David Rodríguez L.