Montañita: La tierra prometida de Tomer y Shajar
La historia de Tomer Madmoni y Shajar Matza, dos emprendedores israelitas afincados en Montañita, la playa de sus sueños.
Hace diez años, en Montañita, la playa de los surfistas Tomer y Shajar encontraron y empezaron a construir su Tierra Prometida. En esa comuna han ido construyendo su sueño. Trepados en esa ola mágica han invertido y trabajando en actividades relacionadas al turismo, el entretenimiento y la información.
Ambos, Tomer Madmoni y Shajar Matza, nacieron en Israel en 1979, son amigos y socios. Su gran amistad empezó en el servicio militar. Son socios desde hace diez años, cuando fueron conquistados por la energía del balneario. A simple vista son muy diferentes. Tomer es locuaz, carismático. Shajar es reflexivo, de pocas palabras. Montañita es una fiesta. Ellos viven en la cercana y tranquila Olón.
“En Israel comencé mi vida de trabajo desde los 9 años”, recuerda Tomer,” en las vacaciones repartía volantes, trabajé en gasolineras, lavando platos, aprendí todos los puestos que tiene un restaurante y decidí abrir uno. Lo que no sabía era que iba a ser en Montañita”.
Para mí era el lugar más primitivo del mundo y eso era lo que me fascinaba. Acá hay una magia que viene de la montaña, una belleza divina”.
Tomer Madmoni
A los 21 años viajó a Nueva York. El 11 septiembre del 2001, cuando derribaron las Torres Gemelas, ambos residían en Nueva York. Después de aquello fue difícil encontrar trabajo. Tomer retornó a su natal Eliat, Israel, y Shajar se quedó porque en Nueva York vive su padre. Después de administrar un restaurante fue que Tomer decidió tener uno. Pero antes deseaba conocer Sudamérica.
En el 2003 aterrizó en Buenos Aires. En onda mochilera transitó por Brasil, Bolivia, Perú, cuando llegó a Ecuador le recomendaron acudir a la Fiesta de la Luna –una farra electrónica que entonces se celebraba en noche de luna llena-. Fue cuando se enamoró de Montañita. “Para mí era el lugar más primitivo del mundo y eso era lo que me fascinaba. Acá hay una magia que viene de la montaña, una belleza divina”.
Enseguida compartió su descubrimiento con Shajar, le envió fotos de Montañita donde deseaba abrir un hostal. Después de dos meses arribó Shajar. “Llegué a Montañita y vi un pueblo hermoso, una playa lindísima, gente muy simpática” –evoca el israelí–. “En Montañita hay una energía que te atrapa. Si hay sol, si no hay sol, si hay olas, si no hay olas, siempre se está disfrutando. Montañita no es solo surf, ni solo farra. Es la energía que hay. La gente cuando entra a Montañita se siente feliz”.
‘Hola ola es Montañita’
Al poco tiempo adquirieron Tierra Prometida, un hostal de quince habitaciones para mochileros y mientras transformaban la planta baja en cafetería. Recuerda Tomer que en esos días se sentaba en una roca y los surfistas al pasar lo saludaban. “Entonces me dije: Hola con hache es un saludo tan lindo. Ola es lo que representa a Montañita. Y con el buen café que tiene Ecuador formé el nombre de Hola Ola Café”.
Dato
Hola Ola empezó con SEIS mesas, ahora tiene 40 y atiende durante las 24 horas
Todas estas añoranzas brotan animadas por el ladies night, la característica fiesta de los jueves. Y es que aquella cafetería que comenzó con tan solo seis mesas, ahora tiene 40 y durante las 24 horas presta servicios de bar, cafetería y restaurante de comida nacional y extranjera. Y por las noches es una discoteca, donde todos los turistas quieren farrear.
Pero estos socios y amigos antes tuvieron una tienda surf, una agencia de turismo, un minicomisariato y alquilaron cuadrones para deportes extremos. Y en Guayaquil, Tomer se hizo cargo del restaurante Paprika, de gastronomía israelita, pero al año lo vendió porque extrañaba el ambiente playero de Montañita.
Comentan que ellos sabían que Montañita era un paraíso, pero era necesario traer a viajeros y turistas extranjeros a conocerlo. Con material impreso viajaron hacia Argentina, Chile, Bolivia y Perú para promocionar el balneario. También convocaron al turista israelita.
Casi a medianoche, la alegría, como un virus invade a hombres y mujeres, la mayoría extranjeros que bailan, beben, cantan alrededor del escenario alentados por concursos y música. Animados Bamba, el maestro de ceremonia, y bailarinas que realizan acrobacia aérea en tela o danzan sobre la barra.
Tomer y Shajar confiesan que siguen en la onda, pero ahora lo hacen menos, no como antes cuando farreaban con los turistas para demostrarles que Montañita era lo que esperaban encontrar. “Montañita quiere crecer, pero sin cambiar su onda, su magia que es la libertad, su diversidad, su naturaleza. Dios está con Montañita”, asevera Tomer animado como una ola alta.
Shajar comenta que desde hace un par de años empezaron a publicar una revista, como también el periódico mensual Montañita News y tres veces al año editan un mapa turístico del balneario y sus alrededores. Pero desde enero del año anterior tienen la web montanita.com que es manejada por un equipo de 20 personas. Actualmente, 45.000 visitas al mes se conectan tras información turística, negocios y novedades. También emiten el programa, de 20 minutos, ‘Montañita TV’.
“Montanita.com –así sin ‘ñ’– “es el cerebro, es el Facebook, es el Google de Montañita. Es la plataforma tecnológica que hemos creado para difundir la información de Montañita en internet al mundo”, expresa Tomer entusiasmado como un padre ante su más reciente hijo.
Ellos están enraizados en Montañita. Shajar cada dos años viaja a Nueva York para visitar a su padre. Tomer, tan solo una vez, ha ido a Israel para ver a sus padres. Ahora en Montañita, con un grupo de israelitas y la comunidad judía de la Costa han formado su sinagoga.
“Somos solteros, tenemos que casarnos con judías, por eso todavía estamos esperando más tiempo”, comenta Shajar con un tono de seriedad que contrasta con esa noche de jueves alegre.
Por su lado, Tomer declara que habita el lugar de sus sueños gracias a Ecuador que es el padre de Montañita, la hija que ellos quieren mucho y agradecen a la gente nativa por darles la oportunidad de participar en el desarrollo turístico de esa comuna.
“Hay varios locales que están progresando y nos gusta” –dice Tomer y aclara que no lo mueve la arrogancia– “aunque Hola Ola es el sitio nostálgico y clásico de Montañita que siempre vale la pena visitar. Porque si no estuviste en Hola Ola, no estuviste en Montañita. Nuestro eslogan es Montañita es Hola Ola Café, punto. Montañita es una fiesta”.