Ferias del libro paralelas

22 de Mayo de 2016
  • Para niños. La Feria del Libro de Bogotá también tuvo su espacio para la lectura infantil.
  • Youtuber. Germán Garmendia y su libro Chupaelperro.
  • Los escritores Fernando Vallejo y Cees Nooteboom se saludan en un ambiente d
  • J. M. Coetzee (1940), escritor sudáfricano, Premio Nobel 2003, estará en Guayaquil para la Feria del Libro (7 al 11 de septiembre, próximos).
Cecilia Ansaldo Briones

Este parecería ser el mayor elemento común en esta ocasión, entre las dos ferias que se ofrecen casi simultáneamente al mundo lector de Latinoamérica a fines de abril y comienzos de mayo de cada año.

Un escritor ocasional no de oficio, colmó la capacidad de la Feria del Libro de Bogotá el 23 de abril; igual ocurrió en la de Buenos Aires, el 7 de mayo. El fenómeno se llama Germán Garmendia y brota de un espacio virtual que se llama “Hola soy Germán”, que ha atrapado la atención de millones de adolescentes latinoamericanos. Naturalmente, con libro en mano, uno bajo el curioso título de Chupaelperro, este joven chileno firmó ejemplares de una muchachería enfervorecida que hace filas kilométricas, tiembla de emoción y consume horas en seguimiento al celebérrimo youtuber.

Este parecería ser el mayor elemento común en esta ocasión, entre las dos ferias que se ofrecen casi simultáneamente al mundo lector de Latinoamérica a fines de abril y comienzos de mayo de cada año.

Holanda, invitado en Bogotá

La tradición de contar con un país invitado llevó este año al Reino de los Países Bajos a tierra bogotana, movilizando el ímpetu cultural de un país pequeño, con 17 millones de habitantes, pero que cada año imprime 13.000 títulos nuevos y comercia 50 millones de ejemplares. Con un pabellón muy original en el cual Ana Frank y su diario fueron los temas dominantes y con Cees Nooteboom a la cabeza de su delegación de escritores, cumplió el papel de una representación cultural activa y notable.

El escritor de Nooteboom, en un español muy claro, conversó sobre su larga trayectoria de viajero y testigo del mundo (caída del muro de Berlín, tumbas de los escritores insignes), de novelista y cronista y de repetido candidato al premio Nobel.

Buenos oídos para la poesía

El tamaño y la organización de la Filbo da para que haya actos desde las 07:00 hasta las 21:00 y para que estos se superpongan obligando al visitante a una enterada elección de sus preferencias. Así fue grato reencontrarme con Piedad Bonnett, obligada participante de una Gala de Poesía en la que solo cupieron los datos básicos de cada autor y la lectura de cada autor con los poemas que cubrieran solo siete minutos.

El gusto lo provocó la diversidad, la corroboración de que lo que se puede leer bajo el rubro “poesía” es lo más distante, provocador, y disímil posible. Antes podría haber dicho: tienen en común la línea cortada o verso, pero ahora ni eso, con la salida airosa de la “prosa poética”.

Poetas como Abilio Estévez (Cuba-España), Natasha Tiniacos (Venezuela), Julian Herbert (México), y el mismo Cees Nooteboom (Holanda), leyeron textos impactantes. Y sí, hubo una nota común: todos supieron leer con ganas y buena entonación sus poemas. Piénsese en que nadie explicó nada, ni agregó razones o argumentos de por qué escribe de tal o cual manera. O si tenía oído fino y capacidad de concentración o se estaba de más en la sala.

Un “monstruo” que lee

Alguien me había advertido: Fernando Vallejo es un showman. Ya no lo invitan las ferias por su capacidad de crear polémicas, sino las editoriales que lo identifican como autor de grandes ventas. Vi una fila serpenteante que esperó durante una hora, fui testigo de una discusión por los puestos de quienes no quisieron salir del acto anterior.

Lo cierto es que se esperó durante 35 minutos –dentro de un cronograma que se distinguió, entre otras cosas, por su puntualidad– la lectura de una conferencia (puro acto pasivo porque el público no pudo colar ni una pregunta, ni prorrumpir con una opinión) con los temas clave del autor de La virgen de los sicarios: una enorme diatriba contra la Iglesia católica y contra la clase política colombiana. ¿Habló de literatura? Sí, en la medida en que el lector pudiera identificar que de esos materiales se nutre su narrativa. Nota singular: fue interrumpido varias veces por la fuerza de los aplausos.

La autora anónima

El fenómeno mundial Elena Ferrante no podía estar ausente de la Filbo. Su editor, Sandro Ferri, estuvo para dar vueltas sobre el manoseado tema de la identidad de la escritora. ¿Existe, es un hombre, es una mujer? ¿Por qué no quiere dar la cara a la avalancha de fama y dinero que recibe desde 1992 cuando publicó su primera novela corta El amor molesto, ahora integrada a la trilogía que ostenta el título de Crónicas del desamor. Si bien en el pasado ha habido escritores que han cultivado el anonimato detrás de seudónimos por razones de modestia, inseguridad o género, en nuestro tiempo tan dado a la fama, resulta un enigma sobre el cual la prensa elucubra y hasta se disgusta. Varias veces el editor y su esposa se han visto compelidos a la directa pregunta “¿Es usted Elena Ferrante?”.

Es incalculable el tiempo que seguiremos leyendo la obra de esta novelista que abunda con crueldad en el rumbo de las más cercanas relaciones humanas. Su éxito arrancó explorando el vínculo madre-hija y luego la amistad de dos mujeres contada en una enorme saga que ya lleva cuatro novelas caudalosas.

Conversatorios

No hay duda de que las conversaciones se han instalado en el corazón de los actos de presentación de libros. Ya casi no llega alguien que toma la palabra y habla por todos. Presencié dos lanzamientos significativos, ambos en medio de diálogos con un conocedor: el de Pablo Montoya, escritor que viene de ganar el Rómulo Gallegos del año pasado con Trilogía de la infamia, un premio notable (pese a su desorganización actual) y que tuvo entre sus miembros de jurado a nuestro escritor nacional Javier Vásconez.

El reciente libro de Montoya es una inusual publicación que el mismo autor nos conduce a mirar como “un amplio abanico de poemas en prosa o de minificciones, narraciones breves en las que la poesía, el ensayo y en cuento intentan abrazarse”. Vale insistir aquí en que Pablo Montoya estará en Guayaquil para su respectiva Feria del Libro, entre el 7 y el 11 de septiembre.

Raúl Vallejo, embajador del Ecuador en Bogotá, jamás ha paralizado su tarea literaria ni en medio de los más difíciles encargos públicos. Lo encontré dedicado a recoger donaciones en el ámbito colombiano para la catástrofe del Ecuador y solo le puso un alto al complicado trabajo para acudir a presentar su última novela El perpetuo exiliado, ganadora del Premio Internacional Héctor Rojas Herazo.

Con la flamante novela frente a los ojos y sin leerla, solo puedo esperar un tratamiento sólido de un personaje literario de por sí, y más que nada tomado en su lado más personal y subjetivo: se trata del expresidente Velasco Ibarra dentro de su íntima historia de amor. El acto de presentación de la novela, con mediación de una crítica colombiana que habló demasiado sin permitirle al escritor explicar con suficiencia sus motivaciones, pudo ser mejor.

Salí convencida de algo que intuía: que las ferias son para toda clase de libros, para los buenos y los menos buenos, para los escritores que empiezan y para los consagrados, que tienen un papel fundamental en cualquier iniciativa que se proponga la irradiación de la lectura, que sirven para pasar momentos de expansión comiendo, mirando, jugando (hay dimensiones lúdicas especialmente pensadas para los niños). El libro es un producto tan trascendente que se merece todo esto y más. (I)

“Salí convencida de algo que intuía: que las ferias son para toda clase de libros, para los buenos y los menos buenos, para los escritores que empiezan y para los consagrados...”. Cecilia Ansaldo B.

FIL DE BUENOS AIRES

Esta feria nos pone en alerta sobre futuros invitados a la nuestra que se desarrollará en Guayaquil, del 5 al 11 de septiembre del presente año. Se abrió con el discurso de Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional y contó con la presencia del premio nobel J. M. Coetzee, quien intervino en una mesa redonda titulada ‘De la escritura a la edición. Un ejercicio de comparación entre Australia y Argentina’.Coetzee, infatigable escritor y analista de literatura, es un asiduo visitante de Argentina y mantiene en Buenos Aires la periódica publicación de su Biblioteca Personal bajo el sello de El hilo de Ariadna, con diez títulos a la que acaba de integrar y presentar en el nicho de la feria, el primer tomo del libro de ensayos Las manos de los maestros.

Vargas Llosa también llegó a esa FIL con libro nuevo bajo el brazo. Se trata de su reciente novela Cinco esquinas. Incomparable la distancia de ellos con el simpático de Yo soy Germán, pero en materia de libros quienes los eligen y disfrutan son los que tienen la palabra. El youtuber firmó un libro cada seis segundos, chocó palmas, sonrió a más no poder y quedó plasmado en las fotos de miles de lectores que se fueron felices con su flamante Chupaelperro entre las manos.

 

  Deja tu comentario