Lucian Freud: Filósofo de la pintura
La muestra titulada Lucian Freud, retratos, representa cómo el pintor evolucionó de unos inicios próximos al surrealismo hasta una pintura figurativa y realista. Estará expuesta hasta el 27 de mayo en Londres.
“¿Qué busco en una pintura? Busco asombrar, perturbar, seducir, convencer”, dijo en su momento el artista Lucian Freud, uno de los artistas británicos más célebres de los últimos tiempos.
La exhibición de sus retratos en el National Portrait Gallery de Londres es la muestra más ambiciosa de su trabajo y un elogio a su carrera de casi 70 años. Ciento treinta pinturas prestadas a museos y colecciones privadas de alrededor del mundo exponen una impecable representación de la carne humana y su deterioro, una imagen bella y grotesca a la vez.
Lucien Freud (1922-2011) nació en una afluente zona judía de Berlín. Su padre era un respetado arquitecto y su madre provenía de una acaudalada familia de comerciantes. Con el ascenso de los nazis al poder en 1933, los Freud se radicaron en Londres en el barrio de St. John’s Wood. Sus padres pagaron exclusivos colegios privados para que se educara, pero debido a su mal comportamiento fue expulsado. Poco le importaría lo que dijera el resto, él sabía que viviría de su talento como artista.
“Reconocimos su don desde una temprana edad. Tenía una meticulosa destreza en sus dibujos, una increíble delicadeza”, expresó su prima y periodista Carola Zentner al diario The Times.
Dicen que era inflexible. Que se recluía en su estudio a pintar de pie durante horas hasta capturar lo que él llamaba el animal humano y a estampar en el lienzo su lado humano también. Esta exhibición se concentra en las fases de su vida.
Los modelos expresan el desarrollo y la evolución del estilo de Freud. Las obras son icónicas e incluyen retratos de sus amantes, amigos y familia. People in my life (Las personas de mi vida), como él denominó la exposición, muestra el drama psicológico y una implacable observación.
“Lucian tenía una forma especial de mirarte. Fijaba sus ojos como si tratara de sacar el todo de ti”, explica Carola. Sin embargo, él se mostraba indiferente a la visión que otros tenían de él y dejaba que ese mítico aire viciado los envolviera.
Su ilustre antepasado (fue nieto de Sigmund Freud), sus famosos amigos (Francis Bacon), sus 13 hijos ilegítimos agregan un valor añadido a su obra.
Pero de hecho, los retratos que admiramos en la exposición provocan una sensación perturbante. Las expresiones ambiguas de los rostros denotan un poder psicológico; las poses incómodas, los desnudos intimidan.
La muestra también incluye autorretratos del artista. El primero pintado en 1943, en el más álgido momento de la Segunda Guerra Mundial. Lucian sostiene una misteriosa pluma en su mano izquierda mientras gesticula con su mano derecha. Su mirada es fría. En el piso yacen formas indescifrables, en el fondo vemos un pájaro y un hombre con sombrero. Freud nunca expresó lo que representaba.
Las mujeres en su obra
En 1948 se casó con Kitty Garman, la hija del escultor Jacob Epstein y la coleccionista de arte Kathleen Garman. “En sus primeras obras, especialmente las que retrata a su primera esposa, aún se muestra inseguro como artista”, dijo el crítico de arte de Daily Telegraph, Andrew Graham-Dixon. Según el crítico, dichas obras poseen un estilo Flamenco, del Renacimiento temprano, algo de Jan Van Eyck, sofocado con una profunda ansiedad.
Y así lo vemos en el cuadro Chica con la chaqueta oscura (1947) donde el pelo de Kitty parece electrizado, sugiriendo una confusión en su cabeza. Sus ojos son enormes, su mirada alerta a cualquier peligro. “Después notamos que Freud se alejó del estilo de Van Eyck y se acercó al de Rembrandt y Velázquez. Gradualmente se interesó más en la carne y se mostró menos obsesionado en las miradas”, explica Graham-Dixon, pero sin descuidarlas.
Un indicio de aquello sería el retrato Chica con el perro blanco (1950). El artista utiliza el claroscuro para delinear los rasgos de Kitty, ese efecto logra que parezca mucho mayor de lo que es. Su mirada es trastornada, muestra su seno y su perro Bull Terrier inglés reposa en su regazo. Se sabe que la pareja se separó poco después de haber terminado el cuadro.
Difícil contar el número de mujeres que se cruzaron por su camino. Tuvo un sinnúmero de amantes e hijos, a quienes los dejó buscándose sus vidas solos. Dicen que la aristócrata Catherine Blackwood, su segunda esposa, fue su único y verdadero amor. De aquel idilio queda el cuadro Cama de hotel (1954), donde se observa al artista y a su esposa en la misma habitación, pero completamente separados uno del otro. Catherine abandonó a Freud y se divorciaron en 1959.
Los amigos famosos
Francis Bacon (1902-92) fue una importe influencia en su carrera. Su amistad data desde los años cuarenta cuando ambos eran parte del círculo de artistas que frecuentaban los bares de Soho. Freud retrata a su amigo Bacon. Al mismo tiempo Freud se convierte en protagonista del tríptico de Bacon llamado Three Studies for a Portrait of Lucian Freud, (1965).
El retrato del artista David Hockney lo terminó en el 2002. Dicen que a sus ochenta años Freud tenía la misma energía que en su juventud, pintaba a diario y exigía rigurosas demandas a sus modelos.
El retrato de David Hockney le tomó cerca de 130 horas en realizarlo. Cada mañana Hockney posaría hasta el mediodía en el estudio de Freud ubicado en Holland Park. Las pausas las llenaban con conversaciones de pintura, chismes de mutuos amigos y conocidos. Cuando Hockney le pidió que le devolviera el favor y posara para un retrato, Freud le dio solo por dos horas y media de su tiempo.
Sus últimos retratos
Freud trabajaría en varias pinturas a la vez. Las dividía en día y noche. En la noche utilizaba grandes luces para contrarrestar las sombras. Hombres, mujeres llegaban a su taller, los ubicaba en poses fastidiosas, desprovistos de ropa, convirtiéndolos en seres vulnerables. “Cuando pinto vestimentas estoy en realidad retratando gente desnuda cubierta de ropa”, expresó.
A sus 60 años se volvió a retratar. La arrogancia juvenil de sus retratos anteriores desaparece y es reemplazada por una valoración más dura. En el Reflejo- autorretrato (1985) su mirada está en todas partes, sus ojos reflexionan su interior. La cabeza de Freud proyecta una sombra en su pecho.
En el cuadro El Brigadier destacan los fuertes colores, las franjas rojas del pantalón, las medallas, los botones y el brocado dorado. Este podría ser el típico retrato militar pero se percibe la melancolía del modelo y su desabrochada chaqueta revela una protuberante barriga. El Brigadier es Andrew Parker Bowles, el primer marido de Camila Parker Bowles, la actual duquesa de Cornwall.
Para Freud “el sujeto en cuestión es autobiográfico. Lo llena la esperanza, la memoria, la sensualidad. Mientras más lo observas, más abstracto se convierte e irónicamente, más real”. Freud falleció en julio del 2011. Pintó hasta el día antes de morir.
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