Pasión Teatral

Diez actores guayaquileños nos revelan sus sueños particulares: realizar un determinado personaje en el escenario. Unos más conocidos que otros, a ellos los une la misma entrega a un arte que requiere estudios, sensibilidad cultural, mucho trabajo y perseverancia.

Gilby de la Paz

Ofelia
'La máquina Hamlet'

La obra del alemán Heiner Müller cautivó la imaginación de esta joven acriz, estudiante del ITAE, que hace poco pudimos ver en el rol protagónico de Final de partida de Samuel Beckett. La Ofelia de Müller es casi una zombi del nuevo milenio, porque ella ha salido mojada del arroyo donde se suicida en la obra de Shakespeare y su parlamento es demoledor: nada de romanticismo ni mansedumbre para ella. Su apetito de vida es voraz. “Me impactó su fuerza, su anhelo de vivir de acuerdo a sus propias condiciones, a lo que ella misma se exige, desligada de las reglas de otros”, dice Gilby.

Juan José Jaramillo

'Hamlet'

Desde muy pequeño quise ser actor y mi sueño era hacer Hamlet”, dice. A él lo hemos visto en algunas telenovelas y especialmente se recuerdan sus roles en ‘El secreto de Toño Palomino’ y ‘Fanatikda’. O sus apariciones con el grupo Fantoche en su espectáculo Impro de Hugo Avilés, todo esto mientras cursaba sus estudios de arte dramático en la UESS. Para Juan José, el Hamlet de Shakespeare es un personaje actual, que enfrenta dolorosamente los dilemas de las generaciones de hoy: la rebeldía contra poderes establecidos, la mentira, el doble discurso.

Aníbal Páez

'Soliloquio Épico Coral'

Aníbal es parte del Grupo Arawa desde hace algunos años, trabajando últimamente en una creación que él mismo escribió: Soliloquio Épico Coral o Los hombres que no podían montar la obra de un autor al que no le interesaba que lo entiendan. Allí él es uno de cuatro actores, voces anónimas que parecen dramatizar satíricamente el quehacer teatral en una ciudad y un país donde estas inventivas pueden desaparecer sin vestigio. “Es una ucronía”, dice Páez. “La reconstrucción lógica de la historia a partir de sucesos que nunca sucedieron”.

Luciana Grassi

'Señorita Julia'

Ella es obviamente la señorita del título, y de qué manera. La obra pertenece a August Strindberg, el dramaturgo sueco que en el siglo XIX alteró la faz del teatro de su época con la incorporación de un realismo psicológico en escenarios donde hasta ese momento todo parecía banal. "A pesar de las crueldades que dice, la señorita Julia es una víctima de la época que le tocó vivir", enfatiza Luciana. Esta actriz también se desenvuelve entre la televisión y el teatro. Últimamente la vimos en La gata sobre el tejado caliente y ahora prepara Sopla, a estrenarse en junio en el Centro de Arte.

Marlon Pantaleón

Stanley
'Un tranvía llamado deseo'

"Mis papás me pusieron Marlon porque acababan de ver a Brando en El padrino”, dice Pantaleón. "No me quedó otra: desde muy joven soñaba con trasladarme a Nueva York a estudiar arte dramático". Y lo hizo, graduándose en el Neighborhood Playhouse, la afamada escuela neoyorquina donde Al Pacino firmó su nombre en una camiseta. Siempre quiso hacer algo de Tennessee Williams, uno de sus dramaturgos favoritos. "Nunca vi Un tranvía en el escenario, pero vi la película con Brando, increíble". Meterse en esos pantalones es un reto y el actor lo asumió plenamente.

Alejandra Paredes

Laurencia
'Fuente Ovejuna'

En el grupo, Alejandra es la única que se lanza al teatro clásico español con la obra maestra de Lope de Vega y sus poéticos parlamentos. “Lo que le pasa a Laurencia hace más de cuatro siglos es lo que leemos ahora en la crónica roja”, dice. Para esta actriz de teatro y televisión, es en el escenario donde su vocación cobra una vida total y allí estelarizó La gata sobre el tejado caliente hace poco. La arenga de Laurencia después de su violación a la gente de Fuente Ovejuna, es un discurso que le sube la adrenalina al más frío, porque ella increpa a un pueblo aletargado, que no actúa ante las víctimas de la injusticia y el crimen.

Alejandro Fajardo

Ramón
'Palabras encadenadas'

Difícil olvidar a este actor en su rol del nadador en Prometeo deportado. Otros lo recuerdan en las complejidades del dramaturgo Harold Pinter en El amante, montada creativamente en una casa de Las Peñas por el director Jaime Tamariz. Él trae ahora algo igualmente fuerte: el protagonista de la obra del catalán Jordi Garcelán, que graba con una escalofriante frialdad la narración de crímenes que podrían ser verdad o mentira. "Todo es parte de la relación con su esposa", dice. "Pero lo que me atrajo es la existencia de la maldad sin ningún tipo de arrepentimiento o moral”.

Ángela Arboleda

La cuentera
'El par de zapatos'

Esta guayaquileña se ha convertido en una figura muy especial en los escenarios y veredas de la urbe, especialmente en celebraciones cívicas, cuando ella trae su evento 'Cerro de Cuentos' cada año. Allí no la vemos realizar su pasión teatral, porque vienen intérpretes de las tierras mas lejanas, África incluida. “Soy una cuentera”, dice. Pero su formación es actoral y lo que ella logra en su muy libre interpretación del cuento ‘El par de zapatos’ es extremadamente divertido. Ángela se transforma en bailaora de flamenco, donde son extremadamente importantes su voz, el taconeo y las palmas.

Lalo Santi

Proyecto ‘Días de caos’

Quizás este no sea el título final de la original creación de este actor y bailarín, porque todavía se está gestando. Lalo, junto a Lorena Toro, su pareja, fueron seleccionados y auspiciados por Iberescena de España para llevar a cabo una creación en Buenos Aires, en agosto. “Tiene que ver con la idea del caos, aquel que presenciamos el 30 de septiembre en la Perimetral”, señala. Él actúa en el segmento, en una dramatización que también es coreográfica, donde sus movimientos son tan vitales como las palabras. Lalo estudió con Arístides Vargas del grupo Malayerba.

Frances Swett

Titania
'Sueño de una noche de verano'

“Para mí, el teatro es elevarnos, entrar a un mundo que nunca imaginamos descubrir”, dice Frances. Y por eso, cuando estudiaba en Nueva York, las obras de Shakespeare fueron parte central de su aprendizaje. “Nos hace falta ese teatro en Guayaquil, podemos aprender tanto de los clásicos”. Titania, Reina de las Hadas, se despierta como flotando, transformada por la pócima que le ha puesto un duende. Así se enamora del primer ser que se le ponga al frente, que resulta ser un burro. “Creo muy importante la diversidad en las propuestas teatrales y los sueños de Shakespeare deben ser apreciados”.

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