Videoclips: La música que se mira
Los videoclips dejaron de ser música e imagen para transformarse en pequeñas piezas de arte. Su evolución continúa en YouTube.
Tres minutos. Ese solía ser el límite. Tres minutos y, tal vez, algunos segundos más. Así era hasta que en 1983, Michael Jackson llegó con Thriller, un video de catorce minutos de duración.
Aunque han pasado casi tres décadas desde su estreno, este videoclip tuvo tal impacto que en el 2009 fue considerado, junto con otras 24 películas, para formar parte del Registro de Cine Nacional de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. “Serán conservadas como tesoros artísticos, culturales e históricos para las futuras generaciones”, explicaba el boletín oficial.
Desde entonces, los videos musicales han atravesado una profunda metamorfosis, incorporando nuevos conceptos y recursos visuales. “Los videoclips le dan otra dimensión al artista y a su canción”, comenta María Fernanda Miño, docente de la carrera de Producción Audiovisual en la Espol.
“Ya no solo representan una estimulación auditiva sino también visual, por lo que tienen un mayor peso comunicacional y generan mayor retentiva en la audiencia”, agrega.
Bohemian Rhapsody, del grupo británico Queen, es otro de los videoclips que marcan un “antes y un después”. Así lo explica Bernardo Henriques, coordinador técnico audiovisual y multimedia de la Universidad Casa Grande. “Es un video plagado de efectos visuales que eran básicos para la época, pero la música estaba muy bien acompañada con imágenes. Freddy Mercury cantaba con eco y se repetía mil veces”.
Bernardo dice que lo más importante en un videoclip es que, al verlo, el público encuentre todo lo que necesitaba que le transmita esa canción. “Si bien los videos no vienen con la interpretación del director, para saber qué era lo que quería comunicar, lo más importante es lo que te hace sentir”.
Más allá de Thriller, Black and White, otro de los videos de Michael Jackson, es representativo para Efraín Paredes, director del Instituto Gráfico de Artes Audiovisuales (IGAD). “Se utilizó el efecto morphing, porque para esa época las computadoras ya tenían la capacidad para realizar este tipo de trabajos”, explica. No obstante, considera que sin importar la opinión de las personas, todo videoclip constituye una forma de arte. “Al igual que la pintura y la escultura, la música siempre será una forma de arte, pero al combinarlo con la parte visual va mucho más allá”.
Desde el 2005, YouTube ha contribuido en la evolución de los videos musicales. “El boom de internet y el desarrollo on-line permitieron más libertades para hacer pequeñas historias en los videos. Es infinito lo que se puede hacer”, sostiene Henriques.
Para María Fernanda, hay un reto mucho mayor para los cantantes. “Conceptos artísticos y cinematográficos pueden ser incluidos, aunque el mayor desafío para el videoclip es perdurar en el tiempo”.
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