Barrio del Centenario: Primer ‘aeropuerto’ de Guayaquil
De las páginas de la Guía Histórica de Guayaquil, de Julio Estrada Ycaza, este relato de los primeros vuelos que se realizaron en la ciudad a principios del siglo pasado.
No era barrio todavía, ni lo sería hasta cerca de 1930, pero allí estuvo ubicado el 2º hipódromo (Jockey Club) que tuvo Guayaquil (el actual, en Buijo, es el 5º que ha tenido la ciudad). Y tampoco fue un aeropuerto en el estricto sentido de la palabra, pero fue en esa pista donde se realizó el primer despegue y posterior aterrizaje de un avión en esta ciudad. Se decía en el reportaje de aquel evento que fue “la primera fiesta de aviación que se verifica en nuestro país” y tampoco es eso verdad pues en octubre de 1908, un aeronauta colombiano, Domingo Valencia, hizo su primera presentación en Tulcán y el 3 de noviembre repitió su hazaña en Quito. Pero lo que sí es un hecho es que en Guayaquil aquel día fue una fiesta.
El aviador que deleitaría a los guayaquileños se llamaba Eduardo Molina Lavín y era uno de los dos primeros pilotos en la historia de la aviación chilena. Así narró El Telégrafo, en sus ediciones del 12 y 24 de noviembre de 1912, lo sucedido aquel día.
“Quince minutos para las 5, se presentó el aviador Molina con su biplano Farman. El público se mostró impaciente por verlo ya navegando por los aires. Llevado frente a los palcos en la parte que mira al Oriente, fue colocado en un punto conveniente. Luego lo revisó el aviador y tomó asiento; el mecánico recorrió el motor y lo puso en movimiento. El público, entusiasmado más que antes, se puso de pie. Entonces el biplano echó a rodar en línea recta hasta un poco más allá del edificio del Jockey; en seguida y majestuosamente se remontó, en medio de centenares de personas que aplaudían y le saludaban con los sombreros y pañuelos. Molina Lavín, que había ascendido formando una línea oblicua, enderezó el vuelo y guió horizontalmente su biplano, después de volverse al público y saludarle con una mano, mientras la otra llevaba en el timón”. Luego se elevó 2 veces más y en la 3ª el avión se vino al suelo al tocar unos alambres de teléfono, sin que sucediera nada de importancia porque el piloto maniobró “evitando que la caída se produjera en peores circunstancias”.
En 1913, el primer avión comprado por ecuatorianos, el Patria I, utilizó la pista piloteado por Cosme Rennella y en 1915, Clodomiro Figueroa, otro pionero de la aviación de Chile, realizó varios vuelos como parte de los eventos con ocasión del Primer Congreso Médico Ecuatoriano realizado en esta ciudad. En 1920 usaría la pista El Telégrafo I, comprado por don José Abel Castillo, quien había contratado al piloto Elia Liut.
Según su nieto, Roberto Leví Castillo, Liut “se colocó frente a la hélice y con majestuosidad, se subió a la cabina de vuelo... y a las 5 en punto, movió la hélice el mecánico Fedeli y roncó el motor del avión, soltando un “cañonazo”, que asustó a los presentes... y luego de carretear por la pista, emprendió en rauda carrera, tomó viada y se elevó majestuosamente, hasta unos 300 metros de altura, solo se oyó un ¡ahhhhh! de los que jamás habían visto volar un avión y lo hacían por vez primera... El piloto, que era un maestro en acrobacia, comenzó a hacer volteretas sobre sí mismo... y empezó a llenarse la pista de gente, que venía de toda la ciudad, a ver el espectáculo... Luego el avión se elevó y tomó el rumbo de la isla Santay; voló sobre toda la ciudad de Guayaquil. Pronto todos los techos se llenaron de gentes, que saludaban al avión al pasar, con pañuelos, toallas y con cuanto objeto tenían a mano. Las gentes se subieron en los cerros del El Carmen y Santa Ana... El avión volaba airoso como una gaviota sobre el cielo guayaquileño, llamando la atención de todos los que miraban como había logrado el hombre conquistar el aire... La policía a caballo y los soldados hicieron despejar la pista; y como un punto apareció a la vista El Telégrafo...”. (C.E.S./A.P.J.)
Fuente: Transcripción del Tomo 5 (págs. 24-25) de la Guía Histórica de Guayaquil, de Julio Estrada Ycaza.