La evolución del voto
El sufragio como tal es un aspecto intrínseco en la vida de una nación. Cada ciudadano enfrenta una decisión que debe ser analítica y profunda. Es vital conocer los antecedentes en la historia mundial.
Una de las bases fundamentales de la democracia es la utilización del voto mediante el cual el ciudadano elige a sus representantes. El voto es universal, es decir, la participación de todos los ciudadanos en un proceso electoral sin ningún tipo de distinción es parte de la esencia del sistema, que como dijo Winston Churchill: “La democracia es el peor de todos los sistemas políticos, con excepción de todos los sistemas políticos restantes”.
Roma y Atenas
Fue en la antigua Grecia, específicamente Atenas, entre los siglos V y VI a. C., donde surge y se desarrolla la democracia. El punto de confluencia de este sistema es la ekklesia o llamada asamblea de ciudadanos, que era donde se tomaban las decisiones cruciales para la sociedad ateniense.
Allí, quienes tomaban las decisiones eran los ciudadanos, que se reunían las veces que se consideraba necesario para adoptar leyes, tratar temas de orden público y las finanzas de la ciudad- estado. Además de elegir a los funcionarios a los que se delegaban estas responsabilidades. A simple vista la democracia ateniense se distingue por el grado de participación de sus ciudadanos, pero no era tan real. En Atenas la participación de los ciudadanos en las decisiones de la Asamblea era restringida, pues no todos podían actuar en ella.
Los varones adultos eran los únicos que lo podían hacer, el resto como las mujeres, los esclavos y los extranjeros que tenían años residiendo en Atenas estaban imposibilitados de participar.
En Roma, la ciudadanía se circunscribía a los patricios y plebeyos que tenían la potestad de ejercer el voto para elegir magistrados para el Senado. Por supuesto, este voto estaba signado por la posición social y económica del elector por lo que no todos tenían ese derecho, excluidos eran los esclavos, los parias y las mujeres.
Esta forma de participación ciudadana desapareció con la caída del Imperio romano, el surgimiento de la Edad Media y la posterior formación de las monarquías absolutas. En este sistema monárquico el sufragio universal y la participación popular eran algo impensable, pues la designación del monarca era por voluntad divina.
Revolución francesa
El siglo XVII trajo consigo un cambio radical en el mundo del pensamiento político, era la época del iluminismo y del Racionalismo donde cuestionaba la autocracia y la divinidad real, producto de esta nueva forma de pensar filósofos como Jean-Jacques Rousseau profundizan sobre el tema de la soberanía. Para él, la soberanía está encarnada en el pueblo donde reside el poder, los miembros de una nación son libres e iguales y el derecho de voto es un derecho que nada ni nadie puede quitar a los ciudadanos, es la soberanía popular que será tomada como bandera de lucha por los líderes de la Revolución francesa.
Y es en esta revolución cuando se concretan estos postulados. Con la caída de Luis XVI, los revolucionarios expiden la Constitución de 1791 que establece la ciudadanía activa y pasiva, los activos eran los que poseían fortuna y pagaban impuestos, y los pasivos, aquellos que no los pagaban.
Para elegir a los electores quienes a su vez eran los que elegían a los diputados a la Asamblea Nacional solo lo hacían los ciudadanos activos, la llamada Constitución girondina, por ser elaborada por la mayoría de diputados de esa tendencia política, instituyó el voto censitario y excluía a la mujer de la toma de decisiones.
La Constitución de 1793, elaborada por la mayoría Jacobina, fue la que estableció el sufragio universal masculino, y establecía el derecho a la rebelión y la igualdad de derechos para todos los franceses. El propio Maximiliano Robespierre, uno de los impulsores de esta constitución, manifestaba que todos los funcionarios designados por el pueblo podían ser revocados por él.
Esta carta política no entra en vigencia y el sufragio universal tuvo que esperar hasta las rebeliones de 1848 en París, donde se puso definitivamente en vigencia y además se fijó la jornada laboral en 10-11 horas y reconoció el derecho del trabajo para todos los ciudadanos.
El voto para la mujer en Francia tuvo que esperar hasta 1945 mediante decreto del general Charles de Gaulle.
En Inglaterra
Allí se iniciaron reformas importantes en el aspecto electoral durante la llamada Reform Act de 1832, que aumentó el número de personas que podían votar. A partir de la vigencia de esa ley se fueron modificando o reformando cuantas veces fuera necesaria para lograr ampliar las bases del sufragio hasta llegar al universal. En 1918 se logra incorporar el voto de la mujer, de esa manera la sociedad británica se vuelve inclusiva.
La ley también aumentó el número de individuos habilitados para votar, al incrementar la masa del electorado desde unos 500.000 hasta 813.000, permitiendo así que uno de cada seis hombres adultos votara, en una población total de 14 millones.
En Ecuador
Nuestro país no permaneció alejado de los cambios políticos trascendentales que se dieron desde el siglo XIX en que se convirtió en una república independiente. Dentro de estos cambios están los derechos ciudadanos para ejercer el voto.
Cuando la Constituyente, reunida en Riobamba en 1830, expidió la primera Constitución del país, estableció con claridad los requisitos para ser ciudadano y por ende los que tenían el derecho al voto, para ese año el establecimiento del voto universal aún era una aspiración por concretar.
En la naciente república ecuatoriana se estableció el denominado voto o sufragio censitario, es decir, solo aquellas personas que tenían propiedades, fortuna, o algún bien de valor podían ser ciudadanos y así sufragar, además de otras condiciones que se establecieron en el articulado.
Como ser casado, ser mayor de 22 años, tener una propiedad, valor libre de 300 pesos, o ejercer una profesión, o tener industria útil, sin sujeción a otro como sirviente o jornalero. Otro requisito era saber leer y escribir.
Estos requisitos fundacionales de la carta política del país fueron con el tiempo poco a poco eliminándose, aunque otros nuevos fueron incorporándose. Es de recalcar que a base de estos postulados se establecía una división social, segmentando a la población en aquellos que tenían dependencia y los que no, en alfabetos y analfabetos, los propietarios y no propietarios.
El llamado voto censitario fue eliminado en la Constitución de 1861, en la que la ciudadanía se la obtenía sabiendo leer y escribir, ser casado y tener más de 21 años. Esto volvió en parte más inclusiva la participación de cierto sector de la población en las lides electorales.
Se logra la eliminación del voto censitario, pero en la Constitución de 1869, la llamada Carta Negra, dictada en la administración de Gabriel García Moreno, se incluye un nuevo requisito que iba acorde con el pensamiento ultraconservador del presidente. En el artículo 10 se establecía en el inciso 1 que para ser ciudadano tenía que ser católico. Es decir, aquellos que fueran de otra confesión religiosa no podían ejercer el voto. El inciso en mención fue eliminado de la Constitución de 1878, pero se mantenía el de la edad, estar casado y el de saber leer y escribir.
En las constituciones arriba mencionadas la ciudadanía se establecía de forma general, sin especificar género, esto se rompe en la de 1884, cuando se establece claramente que solo los varones que sepan leer y escribir y hayan cumplido 21 años o sean o hubieren sido casados gozan el derecho de ser ciudadanos, la marginación de la mujer es por demás visible. Y aunque en las otras la generalidad podía hacer creer que la mujer podía en un momento ejercer el derecho al voto, es innegable que esa situación era impensable en el siglo XIX. Habría que esperar a la Constitución de 1897 para que se eliminara esa discriminación .
En el diario de debates, en la sesión del 3 de junio de 1897, se menciona: “En los primeros días de la convención se ha hecho mucho por mejorar la condición de la mujer al habérsele concedido derechos de ciudadanía, quedando en aptitud de ejercer cualquier cargo público, inclusive el de ministro de estado”.
Además se elimina en esta carta magna la condición de ser casado y se disminuye la edad a 18 años. La Constitución de 2008, permitirá el voto facultativo para los jóvenes de 16 años.
Voto femenino
El camino del voto de la mujer quedó abierto en 1924. Matilde Hidalgo de Procel (1889-1974) se convirtió en la primera mujer en consignar su voto, la acción es llevada a consulta y aceptada por el Consejo de Estado. La Constitución de 1929, en su artículo 13, declara que es ciudadano todo ecuatoriano “hombre y mujer, mayor de 21 años y que sepa leer y escribir”. Cien años después de instaurarse la República, el camino de la inclusión para la mujer y los no propietarios es una realidad.
Los miembros de la fuerza pública participaban en las elecciones no solo como custodios del orden, sino como electores esto desde 1830. En la Constitución de 1946, durante el gobierno de Velasco Ibarra se suprime el voto de los militares y policías, disposición que se ratificó en la Constitución de 1967 en el capítulo de los derechos políticos se disponía que los elementos de la fuerza pública no podían sufragar por ser los garantes del sufragio. Esta disposición será eliminada en la Constitución de 2008.
El voto universal se establece definitivamente cuando en 1978 con la Constitución de ese año se suprime la condición de saber leer y escribir, por lo que las personas analfabetas puedan ejercer el sufragio, logrando una inclusión completa de la población ecuatoriana. (I)
Bibliografía Historia del Ecuador, Alfredo Pareja Diezcanseco; El Proceso electoral ecuatoriano, Corporación Editora Nacional; La Historia del Ecuador, ensayos generales. Corporación Editora Nacional; Historia de las ideas políticas, Academia de Ciencias de la URSS; e Historia del Ecuador , Editorial Salvat.