Los hermanos que soñaban con volar
La convicción de que el vuelo humano era posible y sus conocimientos en mecánica y aeronáutica permitieron a los hermanos Wright ser los pioneros de la aviación.
El 17 de diciembre de 1903, el hombre consiguió lo que hasta entonces solo podía imaginar: elevarse y viajar por el aire como las aves. Ese día, los hermanos estadounidenses Orville (nativo de Dayton, Ohio) y Wilbur (Millville, Indiana) Wright lograron que su máquina voladora despegara de la tierra.
De acuerdo con la investigación realizada por el Museo Nacional Smithsoniano de Aire y Espacio, su familia tuvo una gran influencia en sus futuros logros. Su madre, Susan Wright, pasó su infancia ayudando a su padre en su taller de carruajes y familiarizándose con las herramientas. Cuando se casó, demostró estas habilidades construyendo juguetes para sus hijos y otros artefactos para su uso.
Ambos recibieron una educación de gran calidad. Con los años fue Orville quien se acercó más al perfil de inventor al demostrar una curiosidad natural, siempre desarmando objetos para conocer su funcionamiento. Su hermano, Wilbur, adoptó un perfil más callado luego de sufrir un accidente jugando hockey a los 17 años.
Su primer negocio juntos fue una imprenta. Años más tarde, motivados por la popularidad que alcanzó la bicicleta en Norteamérica, abrieron una pequeña tienda de reparación y renta de estos vehículos. En 1895 decidieron comenzar a fabricar sus propios diseños. Este trabajo les daría mucha de la experiencia y conocimiento técnico que luego aplicarían para la creación del aeroplano. Aunque otros talleres ya ejecutaban técnicas de producción en masa, The Wright Cycle Co. decidió mantener la fabricación manual. Entre los modelos originales que fueron presentados en esos años están The Van Cleve y St. Clair.
De las ruedas a las alas
En una carta fechada el 30 de mayo de 1899, Wilbur Wright expresó al Instituto Smithsoniano su deseo e interés de materializar el vuelo humano. Su investigación comenzó por los precursores en materia de aviación. Para entonces el inglés sir George Cayley ya había realizado experimentos aerodinámicos y había publicado sus resultados en varios periódicos de la época. También los influyó el trabajo del alemán Otto Lilienthal, quien gracias a su estudio del vuelo de las aves construyó los primeros modelos de planeador.
Como punto de partida, los Wright se centraron en resolver tres problemas: la creación de un par de elementos de elevación o alas, un mecanismo de control y balance del aeroplano y una vía de propulsión.
Pronto desarrollaron la teoría a la que llamarían wing-warping, la cual consistía en girar la propia estructura de las alas para controlar el balance del aeroplano. Para probarla construyeron, en 1899, una cometa que respondió apropiadamente a las órdenes de Wilbur.
Este pequeño éxito los motivó al siguiente paso: un planeador piloteado. Este nuevo objetivo trajo consigo otros desafíos: la selección del material para su elaboración, los grados exactos de la curva del ala y el tamaño adecuado para poder levantar a una persona.
“Si buscas completa seguridad, entonces harás bien en sentarte en un banco y observar a los pájaros, pero si de verdad quieres aprender, debes subirte a una máquina y familiarizarte con los trucos en una prueba real”, escribió después Wilbur Wright.
La locación que eligieron para su prueba fue la población pescadora de Kitty Hawk, en Carolina del Norte. Esta zona les facilitaba un espacio abierto y vientos fuertes y constantes. Pero los resultados, aunque positivos, no alcanzaron el nivel que ellos esperaban, sobre todo en referencia a la elevación del planeador. Así que, al año siguiente, regresaron con un modelo cuyas alas eran de mayor tamaño, pero que tampoco resultó.
Para corregir estos problemas, los hermanos decidieron volver a la ingeniería y física aplicada en las bicicletas. Al estar familiarizados con este medio de transporte llegaron a afirmar que el ciclismo y el volar guardaban muchas similitudes. Ambos eran objetos en cierta medida inestables pero que podían ser controlados por una persona, tenían un centro de equilibrio y un medio de propulsión.
Así, revisaron las ecuaciones utilizadas para el diseño del planeador e hicieron más pruebas con nuevos modelos de alas y, en 1902, construyeron su tercer planeador.
Este último modelo poseía un timón vertical móvil conectado con el control de las alas para corregir la dirección, por lo que es considerado el primer artefacto volador completamente controlable.
“Nuestra nueva máquina es un gran avance sobre cualquier objeto que nadie haya construido antes. Todo es tan satisfactorio ahora que creemos que el problema de volar está cerca de ser solucionado”, escribió Wilbur en octubre de 1902.
En diciembre del siguiente año ya estaba listo su nuevo diseño de aeroplano. Esta vez se había puesto énfasis en el sistema de propulsión, el cual fue elaborado por ellos mismos y también hubo modificaciones en las hélices.
Debido a su tamaño, este modelo no podía ser impulsado manualmente, por lo que construyeron una rampa de lanzamiento y, para elevarse, la aeronave recorría esta vía sobre una pequeña plataforma móvil. La mañana del 17 de diciembre de 1903, Orville subió al artefacto y tras despegar consiguió mantenerlo en el aire durante 12 segundos a 36,5 metros de altura. Se realizaron más vuelos ese mismo día, en los que alcanzaron un máximo de 59 segundos en el aire y una altura de 852 pies.
Si buscas seguridad, entonces harás bien en sentarte en un banco y ver a los pájaros, pero si de verdad quieres aprender, debes subirte a una máquina y familiarizarte con los trucos en una prueba real”, Wilbur Wright
Legado
Este suceso sería el comienzo para el perfeccionamiento de los vuelos, pues hasta entonces solo habían conseguido volar en línea recta. Para 1904 completaron su primer vuelo circular con una altura de 4.080 pies y la duración de 1 minuto y 36 segundos. Las mejoras continuaron y en 1905 tenían una aeronave práctica y funcional que consiguió un vuelo de 39 minutos, cubriendo una distancia de 24 millas y media.
En los años siguientes, los hermanos se concentraron en patentar su invento y comercializarlo. Fundaron la Wright Company, su propia empresa de aviación.
Tres años después de la muerte de Wilbur, a causa de la tifoidea, en 1912, su hermano decidió vender la compañía. Orville mantendría su interés por la aerodinámica, sirvió como consultor de empresas privadas y comités de investigación del gobierno hasta fallecer de un ataque cardiaco en 1948, a los 76 años.
La Primera Guerra Mundial motivaría la construcción de aviones con fines militares y, con el tiempo, también aviones comerciales y de pasajeros. Así, la industria aeroespacial se afirmaría como uno de los pilares de la economía mundial.
Un monumento fue levantado en el lugar del primer vuelo en honor a estos inventores. “En conmemoración a la conquista del aire realizada por los hermanos Wilbur y Orville Wright. Concebida por la genialidad. Obtenida por una valerosa resolución y una fe invencible”, puede leerse en este Parque Nacional, que está abierto a los visitantes (D.L.A.).
Fuentes: airandspace.si.edu, nps.gov/wrbr, museumofflight.org.