Día de algo
Cuando Roberto Carlos cantó que quería tener un millón de amigos, empezó a devaluar la amistad. Eso fue antes de la segunda gran devaluación, la de Facebook. Un millón de amigos es un oxímoron, una contradicción en sí misma, en cambio la de Facebook no es un oxímoron, pero sí es una pavada parecida, porque no se puede tener un millón de amigos y tampoco se pueden tener 200.000, ni 100.000, ni 800… Dicen que 100 son las personas que alguien normal puede recordar con su cara, nombre y apellido y poco más, pero una cosa son los conocidos y otra muy distinta los amigos. Y no solemos tener muchos amigos: me refiero a los amigos de verdad, sin adjetivos ni agregados molestos, aunque he tenido que agregar lo de verdad porque ya no hay otro modo de referirse a la que no es de mentira.
Como ocurre con otros conceptos que han perdido su significado original, la devaluación de la amistad ha provocado también la devaluación del significado de la palabra. Ya no basta con decir amigo, hay que agregarle adjetivos para aclarar de qué estamos hablando.
Me planteaba estas cosas cuando en la Argentina se celebró una vez más el Día del Amigo. No me gusta el día de ninguna cosa porque tengo desde chico el prejuicio de mi generación: son inventos comerciales para vender regalitos. Así hemos ido creando el Día del Niño, el Día de la Madre, el Día del Padre, el del Abuelo, de los Enamorados, del Bancario, del Farmacéutico, del Bombero, de la Enfermera… casi ya no quedan fechas en el año para dedicarlas a Día de Algo. Y como botón de muestra de la degradación ahí tiene el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, una fecha para reivindicar sus derechos y la igualdad, que en poco tiempo se convirtió el Día de la Mujer y sirve para que los varones les hagan regalitos seductores como si fuera el Día de la Muñeca que Habla.
Los Días de Algo han sido instituidos con el fin de que sean una ocasión para recordar ese algo, no para regalar bombones o para que los involucrados se tomen el día como un feriado. No me parece mal que se recuerde, venere y fomente la amistad, la igualdad entre el hombre y la mujer, la paternidad y la maternidad, el amor a los animales, el aporte de las profesiones… como valores superiores de la humanidad. En cambio, me parece una pavada atómica que felicitemos a los amigos por ser nuestros amigos o le llevemos bombones a la secretaria el Día de la Secretaria.
Me parece genial, en cambio, que celebremos la amistad y que lo hagamos todas las veces que nos reunimos con amigos. Para eso no hace falta un día preciso del calendario ni que estén todos presentes; basta con hacer lo que hacemos todos cuando nos juntamos, con uno o con varios amigos, a compartir lo que sea. Y lo que sea no siempre son buenas mesas o alegrías, porque lo que compartimos es la vida misma, que tiene de todo. (O)