La decisión del Brexit: La identidad de Europa

Por Gonzalo Peltzer
10 de Julio de 2016

“Todo es posible en Europa. Es el continente con más cambios en su mapa político y donde ocurre todo lo importante en este mundo”.

Gran Bretaña es una isla. Bueno, son dos o muchas más, y hasta sus territorios de ultramar también son islas. Y aunque todas las islas son aisladas, el término aislado no es para las islas sino metáfora isleña para las realidades que parecen islas. Se aísla un cable con cinta aislante y también se aísla la gente con conductas humanas individuales o colectivas. Tanto que puede haber islas más aisladas que otras, como son más aislados los países que los que comparten una isla: es mucho más isla Islandia que La Española, la isla en la que conviven la República Dominicana y Haití. Y las Galápagos son más islas por estar aisladas que por ser islas, y es menos isla la Isla de la Plata por estar acá nomás.

La Unión Europea es la comunidad de naciones más notable de nuestra era, distinta de todas las que existieron y modelo de casi todas las que se conforman. Comparten desde 1993 el nombre de Unión, que sucedió al de Comunidad Económica. Pero su antecedente más remoto es la Comunidad Económica del Carbón y del Acero (CECA), que fue el primer intento de unir a los países que habían estado en guerra durante los primeros 50 años del siglo pasado y todos los siglos anteriores desde… el Imperio Romano.

El visionario fue Robert Schuman, entonces (1950) ministro de Asuntos Exteriores de Francia, que creía que solo dejaría de haber guerras en Europa si los países se abrazaban para no pelearse, como los boxeadores. Para ese clinch había que resaltar las coincidencias que beneficiaban a todos en lugar de pelearse por sus diferencias. Los ideales de Robert Schuman fueron secundados por otros grandes próceres de la unión: el belga Jean Monnet, el alemán Konrad Adenauer, y el italiano Alcide De Gasperi.

Hoy integran la Unión Europea 28 países con 24 idiomas oficiales diferentes e incontables idiomas y dialectos secundarios. Y lo que ocurre 70 años después de su fundación es lo mismo que pasó en Europa en otras épocas y lo mismo que ocurriría en cualquier lugar del mundo: al difuminarse las fronteras nacionales se exacerban los regionalismos. Y a eso se suma la plaga política de nuestra época que son los parásitos de la democracia.

Todo es posible en Europa. Es el continente con más cambios en su mapa político y donde ocurre todo lo importante en este mundo. Y nosotros somos sus hijos, engendrados en la fecunda madre América, nos guste o no. Les recuerdo que solamente en la segunda mitad del siglo pasado y en tiempos de paz desapareció Alemania Democrática absorbida por Alemania Federal; Checoslovaquia se dividió en dos países y Yugoslavia en siete; y la URSS liberó a seis naciones solo en Europa.

Escocia, Cataluña, Lombardía o Flandes seguirán cambiando el mapa de Europa, pero eso es lo de menos: solo hay que sumar o restar banderas y traductores en Bruselas, como se hizo en otros siglos en Atenas, Roma, Toledo, Aquisgrán o Viena.

Ojalá sea para que haya más paz en Europa, que es lo mismo que decir en el mundo. (O)

gonzalopeltzer@gmail.com

  Deja tu comentario