Narcisos del siglo XXI: Las selfis y los ladrones

Por Gonzalo Peltzer
01 de Noviembre de 2015

“Millones de Narcisos enamorados de ellos mismos lo demuestran a cada rato estirando el brazo para tomarse una nueva selfi”.

Parece que las chicas se enamoraban de su hermosura, pero Narciso no les daba ni la hora, hasta que la que se enamoró fue la ninfa Eco. La historia es larga, pero resulta que a Narciso tampoco le entraron las balas de Eco y por eso Némesis –la diosa de la venganza– lo condenó a enamorarse de su propia imagen reflejada en una fuente.

En la Grecia clásica no tenían telefonitos que sacan fotos, los mismos que han provocado la multiplicación hasta el infinito de los Narcisos y las Narcisas enamorados de su propia imagen en este siglo XXI. Tanto que el narcisismo se está imponiendo como uno de los signos de lo que va de la centuria. Millones de Narcisos enamorados de ellos mismos lo demuestran a cada rato estirando el brazo para tomarse una nueva selfi.

Hace poco tiempo lo más común era confiar en cualquier transeúnte que pasaba para pedirle que nos tome una foto con un paisaje o monumento detrás y hasta le explicábamos dónde había que apretar el botón. Hace unos días dos chicas me pidieron que les tome una foto, pero antes me preguntaron si no les iba a robar el teléfono... Para colmo cuando me agaché para lograr un buen efecto me explicaron que querían al revés: de arriba para abajo. Entonces se sacaron las camisetas y posaron con las caras pegadas, como hace todo el mundo para entrar en cada selfi colectiva.

Por suerte para los Narcisos y las Narcisas si no hay distancia suficiente tienen el recurso del selfie stick o palito selfi: el bastoncito telescópico que nos permite alejar un poco el teléfono y tener más perspectiva para que se vea el castillo de cartón-piedra y además entren las 34 personas del Disneytour.

Pero las historias más notables con las selfis están ocurriendo en el área policial. Resulta que los ladrones han caído también en el narcisismo exacerbado del siglo XXI y los tipos se sacan fotos en pleno trabajo como para dejar testimonio de su arrojo. El problema es precisamente el testimonio, ya que sus propias fotos los delatan, sobre todo cuando se olvidan el celular donde robaron.

Un caso me toca de cerca por razones familiares. Un ladrón entró a robar de noche en una casa, hasta que se encontró con el dueño que lo interpelaba detrás de una puerta, entonces salió corriendo y dejó olvidado el celular encima de una mesa. Los policías todavía se están riendo.

Con los debidos permisos judiciales, leyeron los mensajes de texto e intervinieron las líneas grabadas en la agenda, pero además se encontraron con cantidad de fotos del ladrón, ya que el tipo se sacaba selfis a cada rato y especialmente daba rienda suelta a su narcisismo en los domicilios donde entraba a robar. Como el teléfono no era gran cosa, tenía que usar los espejos que se encontraba y hasta descubrió que con ese sistema podía tomar fotos de su espalda para dejar documentado un tatuaje del que también estaba enamorado. ¡Hay que ser pavote (tonto) además de Narciso! ¿O será que es la misma cosa? (O)

gonzalopeltzer@gmail.com

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