Coetzee y el buen relato

Por Hernán Pérez Loose
28 de Agosto de 2016

Que la verdad nos hará libres (Juan, 8:31) parece a primera vista un axioma irrefutable. Pero tanta certeza comienza a desvanecerse cuando nos detenemos a preguntar ¿y qué es la verdad al fin de cuentas? ¿Es la verdad aquello que creemos que es verdad?, ¿es la verdad algo ajeno a cada uno de nosotros, y que objetivamente una persona razonable puede concluir que eso es verdad?; ¿no será que la verdad es algo inalcanzable por los seres humanos?, ¿o es algo que solo podemos captar parcialmente?

Estos son algunos de los temas que aborda el escritor sudafricano J. M. Coetzee, premio nobel de literatura en 2003, y la psicoanalista Arabella Kurtz, de la Universidad de Leicester, en un interesante diálogo sobre la fascinación humana por elaborar historias, por construir narrativas. Este diálogo está recogido en El buen relato: conversaciones sobre la verdad, la ficción y la terapia sicoanalítica. El libro lo puso a disposición del público de habla española la editorial Random House en 2015.

Desde sus respectivas posiciones, los dos protagonistas exploran la capacidad que tenemos para autoexaminarnos, y crearnos nuestro propio mundo, y para ello recurren a novelistas como Cervantes y Dostoievski, por un lado, y a psicoanalistas como Freud y Melanie Klein, por el otro.

“Las historias que nos contamos a nosotros mismos puede que no sean ciertas, pero es lo único que tenemos. Me interesa la relación que tenemos con estas historias, sean o no ciertas”, dice J. M. Coetzee. Pero esa no es una relación tan sencilla. Mientras que los escritores construyen sus historias en soledad, y son los únicos responsables del relato que escriben, el terapeuta colabora con el paciente para que él cuente la historia de su vida, y poder así llegar a “la verdad” y a la luz de ella disminuir sus malestares.

Uno de los temas interesantes que emergen en este diálogo es sobre la fluidez del pasado. A medida que cambiamos, nuestra percepción sobre hechos que ocurrieron en el pasado cambia también. Esa fluidez nos permite no solo reconstruir nuestro pasado más de una vez, sino darle un significado nuevo a nuestro presente.

El libro no está exento de ciertas dificultades, pero que no son insalvables. Su lectura es altamente recomendable. Aparte de su clásica novela Elizabeth Costello, de Coetzee también sugerimos la lectura de La infancia de Jesús, El maestro de Petersburgo y Contra la censura: ensayos sobre la pasión por
censurar. (O)

hernanperezloose@gmail.com

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