El cansancio de Prometeo
Así como la sociedad del capitalismo de Marx produce hombres que explotan a hombres, y la sociedad de la disciplina de Foucault produce locos y criminales, la sociedad del filósofo Byung-Chul Han es una sociedad que produce cansancio. Un cansancio que es el resultado del exceso de positividad al que se autosometen los individuos hoy en día, y que los lleva al agotamiento, la depresión y a un sentimiento de fracaso. La dominación interna, la que uno mismo ejerce sobre sí, es la peor de todas. Es una dominación más sutil, pero más eficiente y sobre todo más difícil de resistir. Somos al mismo tiempo víctimas y verdugos de nosotros mismos.
En su libro relativamente corto (apenas 79 páginas), La sociedad del cansancio (Editorial Herder, Barcelona, 2012), y que se transformó rápidamente en Alemania en uno de los libros más leídos, el mencionado pensador coreano describe los síntomas de ese cansancio y agotamiento que parece invadir a la sociedad contemporánea, y se propone indagar sus raíces. O al menos echar aquí y allá algunas explicaciones.
El autor nos invita a una reinterpretación del mito de Prometeo, quien fuera condenado a estar toda su vida atado a una roca, tenía que soportar la visita de buitres que le roían sus entrañas durante el día; las que luego de curárselas durante la noche, volvían a sufrir la misma suerte al siguiente día. Y así sucesivamente.
El Prometeo de hoy, sin embargo, no es atacado por fuerzas ajenas a él. A él no lo visitan buitres para devorarle sus entrañas durante el día, sino que su propio ego es el que se encarga de hacerlo. Es un ego que lo devora tanto de “sí mismo” que termina por agotarlo. La imagen de los buitres atacando a Prometeo es así reemplazada por la imagen de una lucha que se desarrolla dentro de sí mismo. Un combate que parece apagarse solamente durante la noche, y ello siempre y cuando logre dormir.
El libro comienza con una exposición interesante sobre la relación que existiría entre biología y sociedad. Las diferentes patologías producidas por agentes externos han ido siendo derrotadas con el avance de la ciencia. Las bacterias fueron vencidas por los antibióticos, y las técnicas inmunológicas lograron neutralizar la pandemia de la gripe. La sociedad del siglo XXI no sería una sociedad atacada por virus o bacterias, sino que sería una sociedad neuronal.
Una sociedad dominada por la depresión y otros desórdenes mentales tales como el déficit de atención, la hiperactividad, el trastorno límite de la personalidad, etc. Una sociedad cuyos enemigos no están afuera, como sucedió con la Guerra Fría, por ejemplo. Hoy la principal amenaza la llevamos dentro. No es una coincidencia que hoy en día el suicidio supera en número a todos los homicidios y muertos por guerras. En pocos años el número de personas que deciden terminar con su vida pasará del millón y medio.
A la raíz de este paradigma está la desenfrenada carrera por ocuparnos de nosotros mismos, por alcanzar un “súper rendimiento”, esa suerte de totalitarismo de creer que podemos hacerlo todo (El “yes, we can…”) y ese hundirnos en el anonimato de las vastas redes de comunicación donde desaparece prácticamente nuestra personalidad. Una suerte de terror interno que viene a sumarse al terror externo que aún persiste en el planeta. El autor propone un nuevo rol para la filosofía como ejercicio de resistencia. Hay versión Kindle.