El ruido del miedo
¿Cómo fue que Colombia cayó en los años ochenta a ese infierno de violencia, carteles, drogas, terrorismo y asesinatos que cobró miles de vidas, desgarró a una generación y desarticuló a una sociedad? Mientras la historiografía y otras disciplinas afines vienen ensayando sus explicaciones a semejante fenómeno, la literatura desde su perspectiva también puede contribuir a un mejor entendimiento de ese proceso de hundimiento total. Esto último es lo que se propone –y lo logra en gran medida– Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) en su reciente novela El ruido de las cosas al caer (Edit. Alfaguara Madrid. 259p. 2011), que recibió el Premio Alfaguara este año.
La caída de Colombia en la espiral de violencia que la dominó por más de una década es el telón de fondo en el escenario donde se mueven los personajes de Vásquez. A través de ellos, y de la trama que tejen y destejen, ganamos una comprensión diferente –algunos dirían que mejor– de ese cataclismo social.
Desde que el joven profesor de derecho Antonio Yammara conoce en una sala de billar bogotana a Ricardo Laverde sabe que él guarda un secreto en su vida, “Este hombre no ha sido siempre este hombre”, pensó Antonio. “Este hombre era otro hombre antes”. Lo que él nunca se imaginó fue que su curiosidad por develar el enigma que ocultaba su compañero de billar, y que pronto se iba a convertir en una obsesión, lo llevaría a conocer el drama de una familia cuyos sueños se cayeron en añicos como víctimas colaterales de la descomposición colombiana en manos de la droga.
Para Antonio, la experiencia de investigar las vidas con las que estuvo relacionada Velarde –Elaine, su idealista esposa, una joven norteamericana que fallece en un accidente aéreo, y Maya , la hija de este encuentro de dos mundos– le ayudó no solo a comprender más su propio país. (Vásquez ha vivido muchos años fuera de Colombia). Esa búsqueda de Antonio del pasado de Velarde lo ayuda también a Antonio despejar algunas dudas de su existencia y, en especial a valorar más la simplicidad de su vida familiar que recién comenzaba a florecer en una Colombia ya cambiada.
En una reciente entrevista Vásquez insinúa cómo su novela ha querido abordar el fenómeno de la violencia colombiana desde un ángulo diferente. Más que un “inventario de muertos” (García Márquez) Vásquez dice escribir “sobre los vivos, y lo que les pasa a los vivos emocionalmente y moralmente,…”. Insiste Vásquez, y así lo confirmará el lector, el tremendo papel que tiene el miedo en su novela.
Vásquez es el autor de otra obra muy interesante Los informantes, que ha sido traducida al inglés, y es autor de una breve pero interesante biografía de Joseph Conrad que aparece en una recopilación de ensayos literarios (El arte de la distorsión). Desde 1999 vive en Barcelona.