Guayaquil en un libro
Hace unas pocas semanas, el crítico e historiador de cine guayaquileño Jorge Suárez Ramírez se incorporó a la Academia Nacional de Historia. En su intervención en el acto de incorporación, recordó una anécdota. Relató que un día coincidió en un lugar con el presidente Rafael Correa. Él se acercó y le dijo: “Señor presidente, permítame saludarlo. Usted no me conoce”. Y según el crítico, el presidente respondió: “Cómo voy a olvidarme de Noches del Óscar”. “Así empezamos a conversar, no de política, sino de cine”, rememoró Suárez.
Antes de esta anécdota, el historiador Jorge Núñez, director de la Academia Nacional de Historia, en el discurso de bienvenida al nuevo miembro, había manifestado: “Jorge Suárez nos alfabetizó en cine a través de sus críticas”. En efecto, muchos crecimos viéndolo en pantalla los fines de semana. Escuchándolo hablar de cine en la televisión. Dirigió, por años, los espacios televisivos Noches del Óscar y Noches espectaculares. Acude desde hace más de 40 años a la ceremonia de entrega de los premios Óscar, en Hollywood. Además, escribe crítica de cine y dirige la Cinemateca de la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas.
Todo el acervo del que es dueño Suárez, no podía sino depositarlo en un libro. Hace dos años, presentó el tomo uno de Cine mudo, ciudad parlante: historia del cine guayaquileño, volumen que salió a la luz en el programa editorial de la Municipalidad de Guayaquil. En este relataba el periodo comprendido entre los años 1896 y 1925. Anunció, entonces, que después de un tiempo llegaría el tomo dos. Y este llegó hace pocas semanas. Lo presentó en el marco de su incorporación a la Academia Nacional de Historia. Recorre en esta nueva publicación el periodo de 1926 a 1933.
Al igual que en el primer tomo, no se detiene solo en el cine (el que llegaba de Hollywood y el incipiente de Ecuador). Suárez, que se ha sumergido en los archivos de diarios y revistas de la época, logra articular una narración en la que pasa revista a la vida social y cultural de una Guayaquil que se abría a la modernidad y que gozaba de una intensa agenda de espectáculos: teatro, conciertos, operetas, cine. Incorpora en esta narración la moda, la política, la economía, las artes, la cultura.
Leyendo el libro es posible adentrarse en la cotidianidad de las primeras décadas del siglo XX de esta ciudad tropical y conocer a sus personajes: Rodrigo de Triana, Sarita Chacón, la primera Señorita Ecuador, de la que el escritor Alfredo Pareja Diezcanseco escribió una novela; o Araceli Rey, la primera actriz guayaquileña que trabajó y triunfó en Hollywood. Araceli Rey es el seudónimo de Julia Loffredo Rodríguez, hermana de la escultora Yela Loffredo de Klein, a la que Suárez le rinde un homenaje en esta obra.
Cine mudo, ciudad parlante: historia del cine guayaquileño, tomo 2, es un volumen que alcanza las 487 páginas. Las fotografías de anuncios publicitarios, de programas de espectáculos, los facsímiles de las publicaciones de la época, la reproducción de textos, le aportan veracidad a este trabajo investigativo. Es un libro ameno y con valiosa información. (O)
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