Una chica diferente
Cuando el presidente colombiano Álvaro Uribe decidió bombardear el campamento que las FARC habían instalado en territorio ecuatoriano, a poca distancia la frontera de ambos países, sabía no solo que asestaría uno de los mayores golpes a esa organización dedicada al narcoterrorismo, sino que probablemente desataría también una crisis internacional con su vecino país del sur y otras naciones de la región.
Aunque los detalles de la operación –la preparación, la logística– no han sido revelados del todo, lo cierto es que el ataque tuvo todos los ribetes de un thriller con buena dosis de espionaje, aventura y violencia.
Lo que Uribe no sospechó, sin embargo, fue que ese bombardeo iba a cambiar la vida de Gabriela Millás, hija de una familia quiteña acomodada que se encontraba en ese sitio por esos accidentes que solo el amor y la desventura pueden explicar a veces. Diego, el atractivo hombre de sus sueños, o al menos el más reciente de una lista de sueños, había resultado ser para su sorpresa el encargado de las finanzas de las FARC con operaciones en Quito.
Cuando Diego tuvo que fugarse hacia la selva para evitar ser detenido por la Policía ecuatoriana, Gabriela no pudo resistir el deseo de seguirlo. Sin dejar rastro o explicación alguna se fue con él, mientras su familia y amigos simplemente pensaron que había sido secuestrada al no asomar por ninguna parte. El bombardeo del campamento la despertaría de este sueño romántico. Y cuando todo apuntaba a que el largo capítulo de una vida llena de vacíos y derrotas estaba por concluir, Gabriela volverá a caer en un abismo más profundo y sórdido que la espesa selva de Sucumbíos.
De cómo Gabriela, una joven cuya existencia era un permanente weekend, entre cocteles, fiestas y shopping malls, habría de terminar como lo hizo es la trama que teje Mariasol Pons Cruz en La chica (editorial El Conejo, 2013, 200 páginas), su primera novela. Y lo hace con gracia y ritmo.
Gabriela, la heroína y víctima a la vez, de sus circunstancias lleva a cuesta las marcas de experiencias para las que nunca estuvo preparada para enfrentar, ni de las que aprendió alguna lección para evitar repetirlas. “Miro la vida hacia atrás y hacia adelante como si quisiera saber un poco de lo que viene con la ventaja de saber lo que me pasó. Mi historia no es nada interesante...”, dice ella al iniciar su historia.
Pero pronto el lector va a encontrar que al contrario, la suya fue una vida muy interesante. Es más, se podría decir que fue demasiado interesante y que ese fue el precio que Gabriela tuvo que pagar. Una novela cuya lectura hoy recomendamos.