Una mirada a Alemania

Por Hernán Pérez Loose
03 de Julio de 2016

La expresión República de Weimar evoca usualmente una ambivalencia. En política es sinónimo de un estado débil, atrapado por un excesivo parlamentarismo que terminó presa de conflictos irreconciliables, a pesar de tener una constitución ejemplar en sus valores democráticos y sociales. Sin embargo, en lo cultural Weimar está asociada con la cuna de la modernidad, el vanguardismo y la transgresión artística por excelencia.

Por ambos caminos, el político y el cultural, la República de Weimar lleva a cuesta la desdichada suerte de haber sido la antesala histórica del nazismo alemán. Si bien Weimar duró 14 años (1919-1933) y el Tercer Reich solo 12 años (1933-1945), por alguna razón hay la costumbre de atribuir a la primera la responsabilidad del ascenso de Hitler al poder.

En su libro, La Alemania de Weimar: Presagio y tragedia (editorial Turner. Madrid), Eric D. Weitz argumenta que no hay tal. Weimar desarrolló un sistema político y social progresista, probablemente el más avanzado proyecto de convivencia política que existía en Europa durante los difíciles años que le siguieron a la Primera Guerra Mundial: protección a los derechos laborales, programas de vivienda pública, beneficios de seguridad social, reconocimiento de derechos a la mujer, entre otros. Weitz demuestra cómo la derecha institucionalizada fue realmente desde el día uno el peor enemigo que tuvo Weimar.

Sin embargo, lo fuerte del libro es su análisis de la riqueza cultural que se gestó en esos años. Desde Heidegger y Walter Benjamin, hasta Thomas Mann y Georg Simmel, pasando por Bertolt Brecht, Rosa de Luxemburgo y Oswald Spengler, los años de Weimar produjeron una revolución en la filosofía, literatura, historia, música, teatro, filme, arquitectura, derecho, urbanismo y organización social.

El autor adopta un novedoso giro en su libro. En vez de abordar a Weimar siguiendo los cánones de la historiografía convencional, Weitz inicia su libro con un largo tour por las calles del Berlín de entonces. El paseo puede parecer al principio algo tedioso, pero es una excelente e interesante introducción. A lo largo del cual, el lector se va sumergiendo en los eventos y tendencias que preocupaban a los berlineses en los cafés, las universidades, galerías o simplemente en sus calles. Luego el libro entra de lleno a analizar el desarrollo cultural de Weimar en una variedad de campos.

Una pregunta que parece implícita en el libro es si es posible que las democracias modernas sucumban al ascenso del neofascismo tal como le sucedió a Weimar. Una cuestión de enorme importancia en vista de lo que hoy está acaeciendo.

El libro puede ser ordenado a Casa del Libro (Madrid) y hay un formato e-book a un precio razonable. (O)

hernanperezloose@gmail.com

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