Retos y deseos de la clínica Kennedy
El hospital cumplió 38 años de servicios. Su director técnico, el doctor Édgar Lama, comparte sus visiones.
Desde sus 16 o 17 años, aproximadamente, pasaba parte de sus ratos libres después del colegio recorriendo lo que serían las futuras instalaciones de la clínica Kennedy, erigida sobre la avenida San Jorge en la ciudadela Kennedy, recuerda el cirujano cardiovascular Édgar Lama Valverde. “¿No le parecía un poco tedioso para un adolescente?”, le pregunto con todo respeto.
“No, ¡para nada!”, responde rápidamente. “Nunca me pareció aburrido, porque aquí sabía que iba a desarrollar mis futuras actividades. Soy médico de vocación, nací en el hogar de un médico. Mi mayor ilusión en mi vida fue ser doctor”. Salto en el tiempo hacia el presente. Lama, de 53 años, es el director técnico de esa casa de salud desde hace 17 años, tras relevar a su padre el doctor Teófilo Lama Pico, el primer director de la entidad. Y hace dos meses celebró el aniversario 38 de la institución.
Una de sus principales metas para la clínica es seguir impulsando proyectos de tecnología de punta. “Estamos desarrollando navegación cardíaca para arritmias, hemolizaciones intravasculares cerebrales, cierres de aneurismas, transplantes de altísima envergadura a nivel técnico, como de rodilla, rizotomías (cirugía en un nervio espinal)”, entre otros, explica el especialista.
Todo esto en sus tres sedes: la tradicional Kennedy (frente al Policentro); la Alborada, abierta desde hace 17 años y donde se entregará un nuevo edificio a mediados de marzo de 2017. Se trata de la Torre Azul, con espacios para diagnóstico y consultorios. Y Samborondón, con cerca de 10 años de funcionamiento, experimentará un proceso de ampliación: “Allí se está reactivando un nuevo proyecto para una clínica más grande, porque ese sector urbano se ha expandido”.
A nivel humano, agrega, continuar incorporando personal ampliamente capacitado. Y seguir aprendiendo. “El verdadero médico se preocupa por el bienestar de su paciente y de la sociedad, debe buscar sanarla y adaptarla a un medio más grato”.
¿Cómo es posible? No solo desde la preparación técnica, aclara, sino ayudando a mejorar las conductas humanas encaminadas a fortalecer la salud. “Es nuestro compromiso social como médicos. Y la forma más efectiva de enseñar es con el ejemplo”, recalca. En su caso, practica con su bicicleta a diario, recorriendo 150 o 200 km a la semana, dice.
Y en el aspecto institucional, puntualiza, empujar al grupo hospitalario que dirige hacia el éxito. Para Lama, esto se consigue gracias a cinco factores: logrando rentabilidad; con un ambiente laboral adecuado; con proyección social, y cita los programas de salud de diabetes y estimulación temprana de la clínica; sustentabilidad ecológica, “en la Alborada tenemos una planta de tratamientos para desperdicios orgánicos”. Y, finalmente, manteniendo el prestigio institucional. (G.Q.B.) (I)