3 temporadas: De 3 Familias
“¿Quiénes están más enganchados?, ¿los televidentes frescos que la comenzaron a ver ahora o los televidentes curtidos que la vieron desde sus inicios?”.
La tercera temporada empezó, como diría Genaro, “excelente, ¡papi!” con un episodio muy divertido de las familias yendo a los moteles y una presentación de las situaciones enganchadoras con las que nos dejaron en el final de la segunda.
¿Y después qué pasó? Retrocedieron. Silvino revierte a su asociación con Armando y sus maniobras por la izquierda en la empresa. A Beverly no se la ve como madre abnegada o como esposa leal y revirtió por completo su iluminación religiosa.
Ernesto se olvidó del respeto ganado a Gregory cuando este rescató a su hija y, hablando de Gregory Tomalá y la Nena Plaza, estuvieron a punto de afrontar un problema de pareja madura que planea su futuro juntos como dos personas de muy distintas expectativas materiales.
Pero ya no, y ahora de nuevo los separa un personaje de clase alta que desea meterse con la Nena. Al hacer todo esto no respetaron la progresión y evolución de sus personajes y les restó.
Trataron de cubrir esto moviéndolos de casas y de trabajos como si un cambio de escenario pudiese tapar lo estancados que están en los mismos problemas.
Muchas escenas de 3 Familiasni siquiera parecen como de la misma serie, pues no mantienen consistencia en el balance entre humor y drama. Algunos de los nuevos personajes que se han introducido se sienten como interrupciones comerciales dentro de la propia narrativa, no porque vendan, sino por hacer esperar hasta que lo bueno regrese: la amiga de Lulú apenas fue simpática el primer episodio que apareció y todavía se la ve pululando.
La familia González viviendo en la casa de los Vaca Galindo no le aporta nada a la historia y poco a las risas, pues chistecitos como los de “jono popó” uno los supera a lo que se gradúa del kínder. Sebastián y Deborah, interpretados por Jonathan González y Shany Nadan, son la pareja nueva de villanos que trata de separar a los eternos adolescentes. Ellos, intentando ser dramáticos, malvados y sexis, quedan más planos y aburridos que una tiza sin usar.
Me queda rondando en la cabeza la pregunta: ¿Quienes están más enganchados?, ¿los televidentes frescos que la comenzaron a ver ahora o los televidentes curtidos que la vieron desde sus inicios? No es que la tercera temporada no haya tenido novedades positivas.
Si bien Gregory y la Nena pasan situaciones trilladas, José Luis Tola y Bárbara Najas, quienes los interpretan, han desarrollado un magnetismo más creíble al momento de caracterizar escenas de drama.
La introducción de problemáticas gay y trans hace a la serie más moderna y diversa. La peluquería que Génesis abrió al final de la segunda temporada se ha mantenido como testamento a su progreso. Genaro Tomalá y Carlos Vaca aún me sacan risas casi todos los episodios con sus juegos de payasos en los momentos más inadecuados.
El veredicto final es que 3 Familias es buena, pero antes era mejor. Como un jugo de dos litros que para hacerlo de tres, le metiste un poquito más de fruta, pero todo el resto es agua. (O)