Un gran potencial: Nuevo conductor de la OSG
“Sin lugar a dudas, Anzolini demostró que la OSG guarda un gran potencial como ensamble, incluso a nivel internacional”.
El viernes 21 de abril tuvo lugar el primer concierto de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil bajo su nuevo director artístico, el maestro Dante Anzolini, cuya prestigiosa carrera ha abarcado ensambles en América Latina, Europa y EE.UU., y trabajó en conjunto con el compositor Philip Glass. Anzolini estrenó en Ecuador, junto con la Youth Orchestra of the Americas y la solista Wendy Sutter, el concierto para cello de Glass, con la presencia del compositor, en la Casa de la Música de Quito, en 2010.
Anzolini ha propuesto un programa a largo plazo de gran ambición, con series sinfónicas completas de compositores canónicos como Beethoven y Mahler, pero también ciclos dedicados a Ravel, Stravinsky y compositores ecuatorianos. Además, planea poner en escena óperas, lo que representa un tremendo desafío. Pero también algo muy original para nuestro medio: darle espacio a la obra inédita de compositores nacionales jóvenes y a un ciclo de música religiosa. Es de esperarse entonces que su propuesta también incluya la participación de solistas internacionales.
Pero las propuestas originales son solo una parte del trabajo del director artístico de una orquesta, y en el caso de la OSG la labor que enfrentaba Anzolini era muy considerable, ya que el rendimiento del ensamble, en sus últimos años dejaba mucho que desear. Era común escuchar notas desafinadas en las cuerdas y parte de los vientos, sobre todo los cornos. Esto se puede perdonar un tiempo, pero incluso en nuestro medio –sobre todo en la era de YouTube y Spotify– no para siempre. Aun así hay que tener en cuenta las consecuencias de problemas políticos y económicos, y por supuesto las secuelas del terremoto del año pasado, que dejó fuera de servicio por algunos meses la sala del Centro Cívico, hogar de la OSG, limitando severamente su trabajo.
Así fue mayor pero muy grata la sorpresa cuando, desde la primera pieza que abrió el concierto –la obertura a La Forza del Destino de Verdi (1831-1901), no quedó lugar a dudas de que Anzolini había logrado en apenas dos semanas un cambio positivo y radical en el rendimiento de toda la orquesta. La producción de sonido mejoró en todas las secciones donde antes eran comunes las notas desafinadas; lo mismo sucedió con el trabajo en conjunto, mejorando la articulación y haciendo inteligibles frases que involucraban contrapunto complejo - melodías diferentes para determinados grupos de instrumentos.
En la siguiente pieza, una transcripción para orquesta del compositor anglo-polaco Leopold Stokowski (1882-1977) del movimiento Es ist vollbracht (Está completo) de la Pasión según san Mateo de J. S. Bach (1685-1750), se lucieron los violoncellos, manteniendo un buen y afinado sonido incluso en el registro alto, y también los fagots. La estructura de la pieza resalta por alternar entre partes monofónicas (una sola línea melódica para todo el ensamble) y polifónicas (varias líneas).
La primera parte del programa cerró con el estreno en Guayaquil de la Suite ecuatoriana Nº 2 del compositor cuencano Segundo Luis Moreno (1882-1972). Aquí Anzolini buscó hacer inteligibles todos los matices de las melodías folclóricas de Moreno, antes que imponer un barato efecto dramático aumentando uniformemente la intensidad del sonido y acelerando el tempo.
La segunda parte del programa consistió en la quinta sinfonía de Mahler, que la orquesta ya ha tocado en repetidas ocasiones. Sin embargo, en esta, bajo Anzolini, logró mantener un cierto empuje y suspenso que contribuyó a la unidad temática y dramática de la obra.
Sin lugar a dudas, Anzolini demostró que la OSG guarda un gran potencial como ensamble, incluso a nivel internacional. (O)