Artes visuales: De sombras y vacíos
“El artista cubano Saidel Brito es conocido por su actitud confrontante en temas de política y sociedad de la contemporaneidad latinoamericana”.
El arte visual en Guayaquil es un mundo que se ha mantenido silente frente a la tumultuosa situación del país durante el 2016. Los artistas no transmiten una crítica de lo cercano, apropian figuras populares indiferentes a su realidad, se escudan bajo anglicismos innecesarios y zigzaguean dentro de los límites dictados por su comodidad y por su atmósfera. El estancamiento que enfrenta el arte contemporáneo en Guayaquil es principalmente producto de una falta de incentivo por parte del entorno, incluyendo en este a las entidades públicas y privadas, al público espectador, así como a los mismos artistas.
Importantes exhibiciones individuales y colectivas, más dos Salones de la Ciudad, han servido como oportunidades para los artistas de exponer sus ideas sobre estos temas. No obstante, resulta que un comentario acerca de lo extranjero, incluso acerca del pasado, es más fácil que una crítica autónoma sobre la actual realidad propia.
El artista cubano Saidel Brito es conocido por una trayectoria que supera las décadas, tanto en su país natal como en el Ecuador, que ha sido marcada por su actitud confrontante en temas de política y sociedad de la contemporaneidad latinoamericana. Es el ganador de un premio de la Bienal de Cuenca, con muestras exitosas como Nacidos vivos o Ruinas del relato, exhibiciones y obra en el exterior; Brito ha influenciado también la formación de varios artistas ecuatorianos con su labor en docencia en el ITAE, la UCG y actualmente en la Universidad de las Artes. A través de su obra, el pintor experimentado ha impulsado el desarrollo de una conciencia colectiva sociopolítica en los guayaquileños, siendo este su mayor aporte a la ciudad.
Su más reciente exhibición individual denominada Curul, obra realizada en su totalidad en el 2016 pero fruto de una investigación de tres años, se presentó por un mes en dpm Gallery y culminó el 7 de enero de 2017. El título Curul, cuya correcta definición es “el asiento de los parlamentarios”, es clave para identificar la temática y dirección de la exhibición hacia una crítica al Gobierno y su poder. La muestra fue conformada por poco menos de veinte pinturas, así como Curul II, una escultura de una silla realizada en madera sobre una plataforma de color rojo vibrante, la cual alude a un gobierno pasado desbordado de poder y presagia un futuro de soberbia. La superposición de imágenes satíricas, caricaturas políticas y textos, representados por una gama de colores sombríos, forman la estética que predominó la obra.
La propuesta perpetuó el tradicional acercamiento del artista a la pintura en el margen político, a través de una revisión del archivo histórico de Diario EL UNIVERSO, donde intentó recopilar información del último periodo democrático en el Ecuador. En un intento por resaltar la técnica de las capas utilizadas por el artista en series anteriores, Brito acabó por formar una nube visual que generó un diálogo incomprensible que invadió las obras. Obras como Embelleciendo la atmósfera del monte Paektu, Abismos instantáneos y Curul I ocultaron aún más el concepto opaco de la obra. En tanto, Atruena la razón en marcha considero es la que de manera más efectiva armonizó las imágenes, el medio y el aporte del espectador para presentar un momento histórico tangible. Queda a consideración si Curul buscó aportar a la acumulación del diálogo difuso o ceder su significado al espectador de manera inmediata.
La obra de Saidel Brito en Curul evade el interés en la política global para dirigirse a la historia política del Ecuador, aterrizando el pensamiento de los espectadores en su realidad y su pasado; a los hechos históricos próximos a ocurrir en su país. Se necesita aún más cultura en el mundo de las artes visuales y mayor libertad (opinión política) para quienes con su obra lo lideran. La “representación elíptica e inconclusa” con “agujeros críticos, compromisos y exigencias”, mencionados en el texto curatorial de la exhibición, revelan un paralelismo de la obra con el estado de saturación en la historia política nuestra, de manera que el objetivo de la exhibición, dentro de su ambigüedad, genera duda entre querer esclarecer la visión en momentos críticos como estos o continuar oscureciendo el pasado ya de por sí sombrío. (O)