Amores ‘anillados’
Estas parejas están comprometidas. Y el anillo de ellas lo prueba. Estos jóvenes nos cuentan sus historias de cómo viven este importante momento en sus vidas, con miras a convertirse en la mejor versión de ellos mismos para entregarse pronto al matrimonio.
Jorge Rada y Estefanía Hidalgo
Una petición importante
Tienen cuatro años de enamorados y el año pasado ya pensaban en formalizar su relación con el cambio de aros que se realizó recientemente. Estefanía (24) es licenciada en Política de Gobierno y Jorge (28), ingeniero civil. Decidieron que este acto debía ser en un ambiente familiar, pero no amigos. “Entre más íntima y sencilla era nuestra petición, era más especial”, recalca Estefanía.
La petición no fue una sorpresa, dice Jorge, porque todo estaba planificado. “Mi hermana me ayudó a escoger y comprar el anillo para mi futura novia”.
En el día de la petición, Jorge comunicó a los invitados lo que ambos deseaban: ser un modelo equilibrado de pareja. Les dijo que iban a comprenderse, a apoyarse; mientras que Estefanía aseguró que la relación de ellos siempre será fuerte porque Dios vive en ellos.
Jorge vistió terno negro, camisa blanca y corbata morada del mismo color de la orquídea que le regaló a Estefanía para que la usara como pulsera. Ella vistió falda y blusa blanca. “Hubo una mesa llena de bocaditos, estación de piqueos, todo hecho en casa. Mi mamá me ayudó a prepararlos y compramos sushi”.
Su boda será el 19 de junio en un hotel de Guayaquil y será bendecida por el pastor de su iglesia. (S.M.)
Laura Bermúdez y Oswaldo Mena
El ramo lo anunció
Aunque para muchos sea solo una tradición, sin ningún tipo de significado, en esa ocasión el ramo cayó en las manos indicadas (de la futura novia). Un mes antes de que Oswaldo (27), su enamorado, se pusiera de rodillas con un anillo en las manos, Laura (26) asistió a la boda de una de sus amigas más cercanas y, cuando llegó el momento de lanzar el ramo, ella lo atrapó. Algunas semanas después ya le daba el sí a su prometido.
Llegar a este punto no fue sencillo. Luego de conocerse, Laura estuvo un año en Alaska en un programa de intercambio, y al regresar comenzaron su relación que terminó después de tres años. Decidieron volver después de dos años, pero esta vez era él quien tenía que viajar a Nicaragua a estudiar una maestría en Administración de Empresas. Aunque acordaron hablar por Skype todas las noches, los horarios y sus ocupaciones no se los permitieron. “Sí, lo sentía cerca pero fue un momento muy difícil para mí, me deprimí”, recuerda Laura. “Lo bueno es que al final de cada módulo me daban algunos días libres y tomaba el primer vuelo a Guayaquil para verla”.
Oswaldo volvió en junio del año pasado y esperó hasta el 1 de noviembre para pedir su mano en un viaje a la playa. Como detalle para esa noche, preparó un video con las mejores amigas de Laura, aunque algunas viven en otras ciudades. “El video me hizo erizar la piel”, recuerda Laura.
Su boda se realizará el próximo 3 de octubre. (D.L.)
Eric Mercado y Belén Murillo
Alianza de amor y deporte
Las coincidencias acercan a esta pareja que creció muy cerca el uno del otro, ya que son vecinos en una ciudadela del sur de la ciudad. “Ambos somos deportistas, tenemos una vida saludable, no fumamos ni tomamos (licor), ambos fuimos becados en la universidad por deportes y nos graduamos de Gestión Empresarial Internacional”, explica Eric, quien jugó fútbol en Emelec.
Ambos son enamorados desde los 15 años de edad, así que ya tienen una década de una relación en la cual la comunicación es muy importante, dice Belén, exseleccionada de Guayas en vóley. Ella dice haber escogido al hombre ideal, alguien de quien se siente orgullosa de presentar a sus padres, aunque sonríe al agregar que lo único que no le gusta es que él “come y sueña” fútbol.
“No me imagino la vida con otra persona”, afirma Eric, quien le propuso matrimonio el 27 de febrero, un día antes de su cumpleaños. “Fue en un restaurante. Le preparé un video con fotos que parecían de un cuento de hadas y también con nuestras fotos. Y al final le hice la pregunta”. Ella respondió entre lágrimas de alegría. Se casarán el 28 de noviembre. Y así esperan seguir jugando juntos el partido de sus vidas. (M.P.)
Josué Gaibor y María Mercedes Campoverde
Al cumplir los tres
Ella aún no sabe cómo apareció el nombre de Josué (a quien entonces conocía como “el Chino”) entre sus contactos del teléfono. Pero su sonrisa y su mirada llena de entusiasmo revelan lo agradecida que se siente por esta curiosa coincidencia.
Su historia comenzó mientras cursaban la carrera de Ingeniería en Auditoría y Contaduría Pública Autorizada en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol). Entonces, Josué y Mercedes eran solo compañeros, pero se acercaron cuando tomaron juntos la materia de Administración Financiera. Se amanecieron conversando por mensajes mientras estudiaban para un examen, la chispa se encendió y se hicieron enamorados. Sabían que no querían tener un noviazgo tan largo y tres años parecía un periodo apropiado antes de comprometerse.
Y así fue. Josué estuvo muy pendiente de ese aniversario (diciembre del 2013) para lanzar la pregunta durante una cena romántica y privada. ¡Y ella le dijo que sí! “Sé que nos va a ir bien. Él es muy paciente y nos hemos acoplado más. Tenemos muchos sueños y metas en común y algo que nos une es que nos planteamos un objetivo y sabemos que lo vamos a lograr. Sé que vamos a ser, además de una buena pareja, un buen equipo”, comenta María Mercedes. “Por mi trabajo, suelo viajar mucho y siempre le digo que venga, yo le pago el avión y pasamos juntos el fin de semana. Necesito de ella”, dice Josué. La pareja se casa el 20 de junio. (D.L.) (I)