Con La Vecina en camerino
Historia de Tomás Delgado, un actor que creó a su personaje en las calles ardientes de Guayaquil.
A medianoche, en plena zona rosa, arribo a Shumare Bar tras su propietario, el actor Tomás Delgado. En el camerino lo encuentro transformado en su personaje: La Vecina, aquella mujer coronada por una peluca de color chillón, enfundada en una bata floreada y calzando sus Converse. Conversamos mientras le mete diente a una presa de pollo y aguarda su turno de saltar al escenario a hechizar al público con sus delirantes y cuestionadores monólogos.
Recuerdo que años atrás, un puñado de comediantes callejeros vestidos de mujer hizo de la 9 de Octubre su escenario, especialmente la acera del Banco Central del Ecuador. Humor y ocurrencias picantes a cambio de aplausos del respetable público y de unas monedas al pasar el sombrero. Siempre corriendo el riesgo de ser detenidos por los policías municipales.
Allí, a cielo abierto, bajo soles y lunas, hace 27 años nació la primera versión de La Vecina del actor Tomás Evelio Delgado Mendoza, quien hace 46 años nació en Balzar. Cuenta que su madre lo abandonó siendo un niño de 3 años. Su padre murió siete años más tarde. A sus 13 años se fue a vivir solo. La selva de cemento que es la calle y el teatro popular marcaron su vida. Aun así estudió hasta segundo año de Pedagogía. “El buen cómico tiene que venir de la calle, nosotros hacemos comedia de nuestra falencia. Cuando un comediante cree que lo sabe todo, se acabó y termina dándose contra las paredes como un niño tonto”, expresa quien por algunos es criticado por dizque utilizar un lenguaje procaz. Yo más bien diría que su discurso es realista y sabio.
En tal caso, ahora La Vecina se presenta ante todo tipo de público. Tiene tres tipos de show: el censurado, el no censurado y el superfuerte sin censura. Por ejemplo, esa tarde había presentado su show en Samborondón para Nicolás Lapentti y todos los invitados se habían reído. Su repertorio está conformado por doce monólogos que duran de hora y media a dos horas. “La Vecina no solo es mala palabra –manifiesta reflejada en un espejo del camerino–, ella tiene una función social: lo que no dice la gente, yo lo digo con voz clara y fuerte”.
Ha intervenido en programas de diversos canales, en los que aunque no se gana tanto como la gente supone, pero la televisión proporciona una gran exposición a los actores. Actualmente los sábados en Canela TV está al aire con El show de La Vecina y el próximo año en alguna sala teatral estrenará su monólogo Lo que callamos las mujeres, obra que con humor denuncia la situación de las mujeres.
Entre La Vecina y Tomás Delgado
La noche avanza y le lanzo algunas preguntas antes de que salga al escenario.
¿Utilizas un libreto en tus monólogos?, indago, y La Vecina, arreglando su peluca, responde: Te cuento que todo es una improvisación, tengo ese don, a medida que lo voy diciendo surgen cosas nuevas. Eso hace que La Vecina se mantenga en boga y que la gente venga. Estoy dos o tres meses con un monólogo y lo cambio. El comediante tiene que ir cambiando, no puede contar el mismo chiste de hace cincuenta años.
¿Cuál es la diferencia entre La Vecina y Tomás Delgado? La Vecina es una vieja loca y Tomás Delgado un ser coherente. Si tú te das cuenta, quien maneja las redes sociales es La Vecina y no Tomás Delgado, pero cuando alguien se pone a discutir, quien contesta es Tomás Delgado con cultura y educación pone a la gente en su lugar. Jamás hay un insulto como contestaría La Vecina. Tomás Delgado es muy coherente, muy tranquilo. La Vecina sí, ella no se deja. Cuando Tomás Delgado entra en ese mundo de La Vecina se pierde, el personaje lo absorbe totalmente. Tú no ves nada de Tomás Delgado en la tarima, solo sus anécdotas de pequeño que La Vecina cuenta jocosamente.
Antes de apoderarte de la calle, ¿cómo eras de muchacho? Nunca desmayé. Pasé muchas vicisitudes. Como La Vecina me llevaron cuatro veces preso los municipales. Esa es la experiencia que tengo de la vida, por eso yo siempre digo: no me critiques porque no conoces mis pasos; no me critiques porque no has caminado en mis zapatos, si quieres criticar, siéntate y coge turno. La persona que critica el éxito de los demás es porque su vida es mediocre.
¿Quién es mejor La Vecina o Tomás Delgado?, indago cuando ya está a punto de salir al escenario, y responde inmediatamente: ¡La Vecina! La Vecina a veces dice cosas que Tomás Delgado no puede decir.
¿La Vecina se cansa en el escenario? La Vecina no, pero ya cuando se baja, se saca la peluca y Tomás Delgado queda en la mierda.
Su risa retumba en el camerino que abandona. Es cuando La Vecina entre aplausos, luces y vivas entra a escena.