Ellos nos representan
La creatividad y dedicación de estos ecuatorianos logran méritos en Europa a través del arte y la gastronomía, respectivamente. Lo hacen como premio a su gran meta de cumplir objetivos muy personales.
Alegría Pólit
Triunfo artístico en Florencia
A través de la historia, Italia ha visto crecer y desarrollarse a numerosos artistas nativos. Pero ese país también abrió sus puertas para que la ecuatoriana Alegría Pólit cumpliera uno de sus sueños: estudiar pintura en esa nación europea.
Al graduarse de su colegio en Quito viajó, con el apoyo de sus padres, a Florencia. “Allí mismo fue donde todo comenzó”, afirma Alegría, quien este año fue galardonada con la Medalla de Lorenzo el Magnífico, por alcanzar el cuarto premio de pintura, en el marco de la décima Bienal de Florencia-Exposición Internacional del Arte Contemporáneo. Este evento se desarrolló en dicha ciudad, del 17 al 25 de octubre de este año.
Alegría ingresó a este certamen por invitación de su profesor Mario Pachiolli y presentó tres obras (lienzos) de su serie Square One, hechos al óleo sobre lienzo (los paneles miden 160 x 100 cm, cada uno). “Cada lienzo tiene 16 cuadros y son 16 porque este año, que nos mudamos a Zúrich (Suiza), mi hija cumplió sus 16 años y fue precisamente aquí donde fue concebida”, comenta la artista. “Me puse la prueba de hacer este trabajo muy mío, muy personal. Decidí hacer un homenaje a la mujer a través de mi hija. La inocencia, la fragilidad de la mujer siempre vista detrás de algo, siempre en tinieblas como ocurre hoy en día; a pesar de que han pasado tantos siglos, la mujer sigue viviendo en un mundo de ‘hombres’”, expresa.
Alegría prevé continuar con esta serie que estará integrada por 16 lienzos, con un total de 256 cuadros. También realizará una exposición de su trabajo, en mayo de 2016, en Zúrich. Además, de su residencia en esta urbe, Alegría también tuvo el privilegio de vivir en otras importantes ciudades como Milán (donde continuó con sus estudios en Bellas Artes), Miami (2 años) y Ginebra (11). “Desde hace un año vivo en Zúrich y cada año tengo la oportunidad de seguir yendo a Florencia a continuar mis estudios de dibujo, escultura y grabado”, dice. “ La vida europea ha sido para mí una escuela de vida en todo aspecto. A nivel cultural, artístico y de vida misma. Todos estas ciudades, comenzando por las de Ecuador, tienen influencia en mi pintura”.
En cuanto a su técnica, Alegría destaca: “Desde mi primera vez en Florencia, me llamó mucho la atención el pan de oro, como lo hacían en la época Bizantina. Aprendí todas las técnicas antiguas en la pintura, así que hoy sigo combinando el pan de oro en muchas de mis pinturas con el óleo, que es la técnica pictórica que más me gusta. Son más de 20 años pintando al óleo”. Y espera que sean muchos más para seguir hablando con la voz del arte. (D.L.)
Juan José Aniceto
Vocero de nuestro sabor ancestral
El chef lojano Juan José Aniceto, director ejecutivo del programa Cocinas Ancestrales, representará al Ecuador en la feria Madrid Fusión, uno de los mayores eventos culinarios del mundo, que tendrá lugar del 25 al 27 de enero.
El viaje se genera gracias a la feria de gastronomía Raíces, organizada por el Municipio de Guayaquil, con el apoyo de Expoguayaquil (Centro de Convenciones de Guayaquil). “Gané un concurso de ponencias organizado por ellos y Madrid Fusión; y de entre varios cocineros ecuatorianos que postulamos, finalmente en Madrid escogieron mi propuesta”.
Este experto, que vive en Puyo (Napo) desde hace 8 años y desde hace 5 lidera una escuela de gastronomía, dictará una charla sobre los conocimientos adquiridos por el proyecto Cocinas Ancestrales, que lo llevó durante los dos últimos años a recorrer las provincias amazónicas para registrar productos, técnicas y saberes relacionados con la gastronomía de esa región.
“Es inevitable vivir en una ciudad amazónica y no interesarse por descubrir más de la comida indígena; además suelo tener alumnos indígenas en la escuela, quienes siempre me han compartido sus conocimientos”, indica Aniceto, quien debido a esas experiencias fue convirtiéndose en un “cliente fijo” los domingos de feria libre en el mercado de la ciudad, donde los nativos venden sus productos. “Ya en mi cocina, y a base de prueba-error, evidenciaba el potencial culinario de los productos amazónicos”.
Aniceto confiesa que el chef André Obiol lo incentivó a crear el Proyecto de Investigación de las Cocinas Ancestrales de la Amazonía. “La idea se fraguó en un desayuno, luego de que André había presenciado una charla informal en un evento gastronómico en la ciudad de Ambato”. A partir de ese día, hace tres años, empezó la aventura por las 10 nacionalidades indígenas de toda la Amazonía ecuatoriana, una convivencia única con esta riqueza cultural que esconde nuestro país, en una región que irónicamente es la más rica en recursos naturales y recursos culturales, pero la más relegada y desplazada, dice.
Hoy, el proyecto de Cocinas Ancestrales de la Amazonía está conformado por André Obiol, Juan José Aniceto, Juan Carlos Castillo, la Universidad Estatal Amazónica (UEA) y un centenar de indígenas de las nacionalidades shuar, achuar, shiwiar, andwa, kichwa, waodani, sápara, secoya, siona y cofán, en alrededor de 60 comunidades amazónicas.
¿Cómo fue el proceso para aprender sus cocinas y técnicas? “Primero pedir permiso a los dirigentes, y adentrarme en las comunidades más apartadas al mestizaje, por aire, ríos y largos viajes en búsqueda de este tesoro cultural salvaguardado por nuestros indígenas amazónicos. Si ellos no hubieran tenido el valor de resistir más de 500 años y soportado el minado cultural, hoy el Ecuador no tendría esta invaluable e incalculable riqueza cultural”, señala Aniceto.
“En la selva los hombres no practican la cocina. Desde el punto de vista espiritual y su cosmovisión, la mujer es la encargada de preparar los alimentos, el hombre se dedica a la cacería, pesca y a mantener la chacra para su aprovisionamiento. Así que cuando llegaba a estas comunidades, al principio no era bien visto por los hombres que yo pase metido en la cocina, incluso alguna vez una anciana indígena me dijo que los hombres no son para la cocina”, comenta como anécdota.
En ese proceso, el experto generó una preferencia hacia los pescados amazónicos, como la piraña, el bagre, la carachama y el barbudo, que pueden cocinarse en maito, tal como se denomina a un preparado en hoja de bijao. “Se envuelve el pescado en la hoja y se coloca en la brasa por 25 o 30 minutos. Al principio, el maito es pesado, pero al cocinarse se vuelve liviano. Esa es una manera de comprobar que está listo”, explica. Su ponencia en Madrid Fusión apuntará a contar su experiencia con los indígenas amazónicos, “contar al mundo su forma de vida desde la perspectiva de su cocina, evidenciar el potencial culinario elevado al nivel de vanguardia de los productos amazónicos”. Y esa misión lo llena de gran orgullo. (M.P.) (I)