Los nuevos doctores de la investigación

18 de Febrero de 2018

Las experiencias de estos cinco académicos con recientes títulos de Ph.D. (doctor en Filosofía) nos demuestran un camino exigente pero necesario en los nuevos tiempos universitarios.

Cecilia Loor (Universidad Católica)
Aprovechar el ‘Aula diversa’

Su naturaleza es, sobre todo, docente, siendo una muy respetada profesora de Literatura de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Sin embargo, Cecilia Loor de Tamariz también ha ocupado diversos cargos académicos y administrativos, como directora de la carrera de Comunicación y Literatura, decana de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Comunicación (donde funciona esa carrera) y desde el 2011 se desempeña como vicerrectora académica de la Universidad.

En mayo del 2016 recibió su título de doctorado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), con sede en Madrid. En el 2012 empezó tales estudios. “Iniciamos 200 alumnos para cursar un primer año de maestría, y en el segundo año comenzamos el doctorado, pero solo había 40 cupos”.

“La materialidad más importante del doctorado es la investigación. Y las investigaciones que se desprenden de los doctorados deben priorizar las necesidades de la universidad, de la ciudad, del país, de la región”, indica.

Cecilia enfocó su tesis en los estilos y ambientes de aprendizaje, particularmente entre los estudiantes que llegan del bachillerato al primer año de universidad. Allí conforman lo que Cecilia denomina el “aula diversa”, debido a que provienen de diferentes colegios, ambientes y cuentan con distintas habilidades académicas.

“El primer año universitario es un área crítica, pero eso no es una dificultad. Mi investigación desarrolló una herramienta para diagnosticar quiénes son estos jóvenes, de dónde vienen, de qué colegio son, qué notas obtuvieron en el proceso de admisión y si sus mayores notas se relacionan con la carrera que están comenzando…”. Así también se determina la manera en que esos jóvenes organizan su conocimiento, “si son alumnos prácticos, pragmáticos, reflexivos, activos”. Ese análisis, que se realiza en las dos primeras semanas de clases, genera porcentajes que el profesor debería emplear como insumo valioso para acomodar sus procesos.

La Universidad Católica ya se encuentra implementando esta herramienta. “Todo esto apunta a lograr una mejor enseñanza y aprendizajes óptimos y gratificantes para el estudiante”. (M. P.)

Juan Pablo Ortega Santos (UEES)
Por la satisfacción laboral

El académico que decide estudiar un doctorado debe organizarse muy bien con sus tiempos.

El vicerrector administrativo de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), Juan Pablo Ortega Santos, supo enfrentar tal desafío al iniciar los estudios para su Ph.D. en Ciencias de la Dirección en abril del 2012, tras lo cual tuvo que dedicar una semana al mes –durante dos años– para atender las clases y reuniones académicas en la Universidad del Rosario de Bogotá (Bogotá).

Para ello tuvo que compaginar su doctorado con su trabajo de tiempo completo en la UEES. “Fueron dos años complicados para combinar ambas responsabilidades, y luego vino la etapa de la investigación para la tesis”, explica Juan Pablo, quien antes había obtenido un MBA en su Universidad.

Su tesis tuvo como título ‘Incidencia del clima organizacional y de la justicia organizacional en la satisfacción laboral de los empleados’. Se enfocó en el sector de la educación superior, pero sus conclusiones pueden aplicarse a cualquier otro tipo de institución.

Primero realizó un censo a 450 empleados de la Universidad, además de que tuvo apoyo de la Ecotec. “La primera conclusión fue que la justicia organizacional y el clima organizacional tienen una influencia directa en la satisfacción laboral de los empleados”.

La justicia en el trabajo debería llevar a que todos los empleados del mismo rango ganen lo mismo y tengan iguales beneficios. También deben existir reglas claras y transparencia entre los miembros de la organización. “De repente hay un grupito de engreídos del jefe que manejan información privilegiada que otros no manejan, sin existir razón alguna. Todos deben tener las mismas oportunidades de ascenso o recompensa”.

Mientras, el clima organizacional apunta a que todos los empleados tengan un ambiente cómodo y apropiado, y que cuenten con las herramientas adecuadas para su labor. “Junto a mis tutores de la tesis desarrollamos una escala para medir estas variables”, señala Juan Pablo. Todo esto para que su investigación genere beneficios tangibles. “El gran propósito es que nuestros colaboradores se queden satisfechos”. (M. P.)

Ana Tapia Rosero (Espol)
Ejemplos que motivan a los demás

Hace unos quince años, Ana Tapia era una joven ingeniera en Computación de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), cuando atendió la charla de una destacada Ph.D. graduada en el extranjero. “Era la actual rectora de la Espol, Cecilia Paredes. Ella entró con una presencia formidable, y desde el estrado nos habló sobre sus estudios de doctorado y de cómo estaba realizando su investigación”.

“Fue inspirador”, indica esta guayaquileña que tras graduarse de ingeniera realizó un diplomado en Gestión de Comercio Electrónico y una maestría en Administración de Empresas, ambos de la Espae.

Esa charla dictada por Cecilia Paredes fue una de las motivaciones que tuvo Ana para decidirse a cursar un Ph.D. en Ingeniería en la Universidad de Ghent (Bélgica), entre enero del 2012 y julio del 2016, para lo cual tuvo que mudarse a esa ciudad europea con su esposo e hijo, quien entonces tenía 7 años. “Trasladé mi hogar desde Guayaquil a Ghent”.

Ana recibió apoyo de la Espol y de la Senescyt para esos estudios de doctorado, que involucraron una tesis centrada en la inteligencia computacional, específicamente en el área de lógica difusa. “La lógica tradicional tiene solo el verdadero y el falso, pero la lógica difusa tiene todas aquellas etapas que están en el centro, así que algo puede ser considerado parcialmente verdadero o parcialmente falso”.

Ese conocimiento se aplica a la toma de decisiones, indica Ana, quien labora como directora de la Secretaría Técnica de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior de la Espol. Además, es profesora de la Facultad de Ingeniería en Electricidad y Computación.

En ese papel, Ana siente que es parte de un efecto multiplicador que de manera espontánea sigue motivando a las nuevas generaciones de estudiantes. “Quienes hemos regresado a la Universidad con un título de Ph.D. hemos sido inspirados por otras personas. Y ahora somos más profesores que podemos inspirar a otros”.

Rodrigo Cisternas (Universidad Casa Grande)
Alerta con los preadolescentes

El decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad Casa Grande, quien ha tenido una formación en publicidad, educación y antropología, fue profesor fundador de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera, en 1992, institución académica que años después se convertiría en la Universidad Casa Grande.

Sin embargo, el chileno Rodrigo Cisternas se asentó definitivamente en Guayaquil desde 2007, tras lo cual ha obtenido una maestría en Rediseño Curricular en la Universidad de Guayaquil y otra en Publicidad en la Universidad Autónoma de Barcelona (España), donde también cursó su Ph.D. en Publicidad y Relaciones Públicas, que concluyó en julio anterior.

El proceso de esos cuatro años de estudio de doctorado incluían su permanencia en Barcelona durante un mes cada año, para tutorías y reuniones con sus profesores.

“Mi tesis doctoral fue el análisis de la influencia que tienen las marcas como objeto de valor simbólico y el uso de las celebridades en la publicidad y su incidencia en los preadolescentes en la construcción de su identidad”. Para ello estudió la realidad de 400 jóvenes ecuatorianos y 400 chilenos, por lo cual viajó a su país natal.

La investigación de Cisternas tomó en cuenta a los adolescentes tempranos (entre 13 y 15 años), quienes según sus conclusiones están construyendo su identidad a través de referentes fuera del hogar debido a que pasan mucho tiempo solos. Así siguen líneas de comportamiento en temas de moda, valores, comportamientos y formas de pensar imitando modelos que encuentran en la televisión, los medios, la publicidad, los artistas y los deportistas. “Allí las marcas trabajan para transmitir los valores que les interesan”, mientras que los chicos sienten que los están ayudando en el proceso de construir sus identidades.

En Ecuador y Chile, el nivel socioeconómico de los chicos no fue determinante para escoger marcas o referentes. “A esa edad no saben quiénes son, están buscando para descubrirse como personas en temas como sexualidad o vocación”.

Por ello, los padres deben prestar especial atención a sus hijos e hijas para acompañarlos y comprenderlos en esas edades. (M. P.)

La Espol tiene 184 Ph.D. a tiempo completo y 37 en parcial, de un total de 747 docentes a tiempo completo y 201 en parcial. (M. P.)

Mónica Llanos Encalada (ECOTEC)
Ser parte de la comunidad científica

Es psicóloga clínica y docente universitaria a tiempo completo, y hace cuatro años empezó el doctorado en Educación en la Universidad de La Habana (Cuba), pero pronto pidió el traspaso para hacerlo en Administración en Empresas. ¿Por qué el cambio?

“En los últimos años, mi enfoque psicológico ha estado compartido con la educación, en las asignaturas de Teoría de la Personalidad, Comportamiento Organizacional, Administración de Recursos Humanos, Gestión del Talento Humano, Ética y Responsabilidad Empresarial y Fundamentos de Administración”.

Durante los últimos cuatro años, Llanos viajó periódicamente a Cuba para cumplir con el requisito de un año de estancia, aproximadamente tres meses por año. Su investigación doctoral se enfocó en la cultura organizacional. “En este sistema, cada doctorante crea su propio programa de estudios. Mínimo tres años, máximo cinco”.

¿Qué cualidades exige el proceso? “Demanda tiempo y esfuerzo extralaborales”. El programa puede ser flexible, pero mientras más se lo extienda, mayores serán las probabilidades de retirarse. “Me pregunto si lo habría logrado cuando mis hijos eran pequeños (hoy tienen 27, 26 y 24 años). Habría sido mucho más difícil. Se sacrifica tiempo personal y familiar”.

Mónica comenta que un estudiante de doctorado debe ser muy autodisciplinado. “Usted será quien establezca sus tiempos (...). Durante las estancias, tendrá que vivir en una cultura diferente. Necesita ser adaptable y aprovechar ese tiempo al máximo”.

Aparte de la investigación, ella tuvo que cumplir módulos de estudio, exámenes mínimos, participar de congresos científicos, publicar en revistas indexadas. “Son varios frentes y uno tiene que avanzar lo más rápido posible para dedicar la mayor parte de la estancia al trabajo doctoral”.

Otro reto es saber combinar el trabajo y el doctorado. Desconectarse del uno al empezar el otro, reconoce, es casi imposible. Es mejor vincular la práctica profesional al programa de doctorado.

También recomienda buscar el apoyo de profesionales en las áreas en las que necesite ayuda. “En 2015 fui a un congreso de Cladea (Consejo Latinoamericano de Escuelas de Administración), en Chile, y presenté los avances de mi tesis (menos del 50%). Fue muy favorable, porque los asistentes hacían preguntas, recomendaciones, me daban fuentes de información, me referían a otros investigadores”. No tiene que vivir el proceso solo, dice. “Apóyese en la comunidad científica”. (D. V.)

  Deja tu comentario