El fútbol y las letras
Durante mucho tiempo, las letras le dieron la espalda al balón. Fueron muy pocos los escritores que se dedicaron a plasmar el fenómeno social, psicológico y sociológico que representa el fútbol.
Pese a que autores como Vladimir Nabokov y Albert Camus jugaron el puesto de guardameta en sus respectivas juventudes, su pasión por el juego no se vio reflejada en sus grandes figuras de la literatura. Así, desde uno de los países más futboleros del mundo, donde existe una religión cuyo dios es Diego Armando Maradona, el argentino Jorge Luis Borges fue tajante y provocador al señalar que “el fútbol es popular porque la estupidez es popular”.
Mientras, el colombiano Álvaro Mutis consideraba al deporte en general como una de las miserias humanas. Gabriel García M. no tenía problema con reconocer su disgusto con el fútbol. No obstante, también hubo escritores como los fallecidos Mario Benedetti, Roberto Fontanarrosa, Pier Paolo Pasolini u Osvaldo Soriano que no solo dominaron el juego de las palabras, sino que hicieron de las gambetas un asunto literario.
Rafael Alberti escribió en una ocasión un poema dedicado al arquero Franz Platko, “el gran oso rubio de Hungría”. Mario Benedetti también dedicó a Diego Armando Maradona el poema Hoy tu tiempo es real, mientras que Roberto Fontanarrosa, hincha del argentino Rosario Central, ha contado en varias ocasiones que él no creció queriendo ser como Julio Cortázar, sino como el futbolista Ermindo Onega. En esta creciente lista de escritores seducidos por el fútbol se sitúan también el narrador y poeta José Cantero Verni, Alejandro Dolina, Juan Villoro, Eduardo Sacheri, Javier Marías, David Trueba, Eduardo Galeano, Santiago Roncagliolo, Javier Marías, Eduardo Galeano. DPA