El Quijote también cautivó a los zares
Aunque la estepa rusa no es La Mancha, la figura de Don Quijote tuvo una gran influencia en el arte y la sociedad rusas, hasta el punto de que, según una exposición presentada hoy en Moscú, zares como Catalina la Grande eran grandes aficionados a los libros de caballerías. “Rusia es uno de los grandes lectores de Don Quijote de la Mancha”, dijo Abel Murcia, director del Instituto Cervantes de Moscú, al inaugurar la muestra en la capital rusa.
Los mejores museos –desde el Hermitage al Pushkin– y palacios –Petergof, Gátchina y Pavlovsk– de Rusia han contribuido con centenares de piezas a la exposición Don Quijote en Rusia y Don Quijote en el Trono.
La exposición, que coincide con el 400 aniversario de la publicación de la versión completa de la novela, puede ser visitada en la Casa del Pan de Tsarítsino, complejo palaciego construido durante el reinado de Catalina (1762-96).
La inmortal obra de Miguel de Cervantes salió a la venta en San Petersburgo en 1769, aunque traducida del francés, y no se publicó una versión extraída directamente de su idioma original, el español, hasta 1866.
Catalina era una gran aficionada a los libros que narraban las aventuras de caballeros medievales como Tirante el Blanco, del valenciano Joanot Martorell, publicado a finales del siglo XV y que fue elogiado por el propio Cervantes.
Con todo, Don Quijote causó tan honda impresión en la zarina, quien incluso ordenó a su secretario que recopilara las frases de Sancho Panza como una suerte de caleidoscopio de la sabiduría popular.
En opinión de la comisaria de la muestra, Olga Barkovets, pocas veces en la historia un personaje literario ideado en un país se acaba convirtiendo en un personaje de calado histórico para otro. (I)