Las cartas de ‘los mil escondites’

01 de Septiembre de 2013
EFE

Seis cartas que el escritor Federico García Lorca envió a Eduardo Rodríguez Valdivieso, quien les procuró “mil escondites” por su contenido amoroso, ven ahora la luz en un libro que prologa Juan de Loxa, estudioso del poeta granadino y primer director de su Casa Natal.

Publicado por la Diputación Provincial de Granada (sur), De Loxa firma el prólogo del libro Seis cartas a Eduardo Rodríguez Valdivieso, con la correspondencia que Lorca le envió a un jovencísimo y “querido Eduardito”, como dicen las misivas recuperadas.

Rodríguez Valdivieso (1913-1997) fue también consejero literario de Lorca, al que conoció en 1932 en un baile de disfraces, y desde entonces mantuvieron una estrecha amistad, plasmada en una relación epistolar.

Lorca escribió esas seis cartas entre otoño de 1932 y abril de 1933 y en sus líneas daba cuenta de sus ensayos teatrales, conferencias y viajes, los proyectos del que firmaba como “tu leal Federico” y que quedaron escondidas hasta que De Loxa logró su cesión al Museo-Casa Natal del poeta granadino, ubicado en Fuente Vaqueros y primer museo lorquiano del mundo.

De Loxa explicó el disfrute que supuso para Eduardo Rodríguez Valdivieso la apertura de la Casa Natal de Lorca, en 1986, tras “los tragos que pasó cuando recibe esa correspondencia. Fueron las cartas de los mil escondites, nada más supo que Federico había muerto, pensó dónde esconderlas”.

“Se sintió poseedor de una bomba de relojería, qué tremendo pensar que las palabras de amor puedan convertirse en un peligro”, detalló el prologuista, “pero Eduardo fue poco a poco liberándose, abriéndose, hasta que llegó el momento. Estaría de Dios. Creo un privilegio conocer a Federico a través de sus amigos”.

El exdirector de la Casa Natal elogia que por primera vez se reúnan las seis cartas, a las que él ha puesto un “lazo de confitería”, aunque reconoce que no es la primera aportación que da normalidad a la homosexualidad de Lorca: “El tema existe y fue así, ¿y a quién perjudica? ¿Hacen daño esas palabras?”. 

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