Amores luchadores

13 de Septiembre de 2015

El milagro de la vida tardó en llegar para estos matrimonios, pero gracias a su infinito cariño cumplieron su gran meta de ser padres. La ciencia ayudó, pero la fe hizo la mayor parte.

Familia Rodríguez Andrade
Dos más dos, sueño cumplido

Crecer con siete hermanos le germinó a Sandra Andrade el deseo de concebir con su esposo José Rodríguez una familia casi igual de numerosa. Planificaron tener tres niños, pero lamentablemente, después de su primer hijo, José Daniel (10 años), sufrieron dos pérdidas. Preocupados, buscaron ayuda médica y enseguida iniciaron tratamientos hormonales para que su siguiente bebé se desarrollara en perfecto estado. Así, a los dos años quedaron embarazados de Leandro. “Gracias a Dios y al doctor Alfonso Paredes Yulee. Mi hijo nació ochomesino, por eso estábamos listos para ponerlo en la termocuna, pero no hubo necesidad. Él llegó sano”, dice Sandra. Dos años después, Leandro es un niño fuerte, de ojitos vivarachos. Una de las frases que más atesora Sandra de su nacimiento es “mami, ¡qué lindo es mi ñañito!”, expresado por su hijo mayor. Los dos niños juegan juntos y se cuidan el uno al otro, comenta su padre. “Si Leandro hace o intenta hacer algo que lo pueda lastimar, José nos avisa; o si se mete a la ducha, él lo espera con la toalla”, menciona José papá. Por eso no es raro ver que a donde va el grande, va el chiquito. Y viceversa. “No sé quién se puso más feliz con la llegada de Leandro”, comenta Sandra sonriente. (G.Q.B.)

 

Familia Moyano Reyes
La alegría se multiplicó por tres

Mario Moyano y Tania Reyes cumplieron 25 años de casados el 7 de septiembre, pero en los primero doce intentaron tener hijos, sin éxito. “Probamos varios métodos en clínicas. Incluso pensábamos en adoptar”, señala Mario. “Yo sabía que Dios quería que seamos padres, pero de él dependía cuándo sería”, dice Tania. Finalmente, intentaron el método in vitro en la clínica Kennedy, y ella quedó encinta de trillizos. “Fue un embarazo difícil; pasé casi siempre acostada”. Y los niños nacieron un 13 de enero, hace doce años: Eduardo, Ruth y Marco. “Estábamos felices, pero ya en casa fue difícil también, porque no dormían en la noche. Y nosotros tampoco”, dice él, quien le pidió a Dios ayuda en esa situación. Y desde esa noche los tres bebés comenzaron a dormir toda la noche. “Fue otro milagro”, según Tania. Mario considera que debería haber una entidad pública que ayude a parejas con problemas de fertilidad, ya que los métodos son carísimos. “Eso haría felices a muchas personas que quieren tener familia”, concluye él. (M.P.) (I)

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