Quienes hemos tenido cerca algún producto de Apple Inc. hemos sido testigos de su gran calidad. Aquellos que conocieron personalmente a Steve Jobs, su gestor, afirman que estos pudieron haber sido creados solo gracias a su mente visionaria.
Jobs se caracterizó siempre por ser un pensador incansable y un perfeccionista y esto se ve reflejado en todo cuanto pasó por sus manos. Cuentan entre las varias anécdotas de la empresa que cada producto era revisado por él mismo y en su mayoría exigía al menos diez prototipos.
Un niño inquieto
Steven Paul Jobs nació el 24 de febrero de 1955. Fue hijo de sus padres biológicos Joanne Simpson y Abulfattah John Jandali, dos estudiantes de la Universidad de Wisconsin, quienes dieron en adopción al recién nacido porque la familia de Joanne se oponía a la relación.
El pequeño Steven fue adoptado por una pareja de clase trabajadora de Mountain View en Silicon Valley, California; su madre, Clara, una contadora, y su padre, Paul Jobs, un veterano guardacostas y maquinista, quien lo introdujo al conocimiento de la electrónica en el improvisado taller del garaje de la familia. Ese famoso garaje que años después sería la sede inicial de Apple Computer Inc.
Cuando niño Steve tuvo muchas frustraciones con la educación formal, sus profesores de cuarto grado lo catalogaron como un inquieto bromista. Cuando hablaba de la escuela, Steve decía con una sonrisa: “Debieron habernos visto en tercer grado”. “Básicamente destruimos a la profesora”.
Esa inquietud incesante fue sin duda la que ayudó a forjar a Steve en las lides del descubrimiento de lo nuevo. Pero antes de eso, literalmente tuvo que pasar por un buen correazo, después de haber metido una vincha de pelo en un tomacorriente de la casa.
Luego del colegio se enroló en el Reed College en Portland, Oregon, pero después de seis meses abandonó los estudios universitarios para recibir cursos de arte, y más tarde en una clase de caligrafía encontró su amor por la tipografía. Por esa época pasaba su tiempo libre en Hewlett-Packard, donde conoció a Steve Wozniak, un prometedor gurú de la electrónica con quien estableció una amistad basada en el respeto mutuo.
En 1974 ocupó una vacante en la empresa Jobs Atari Inc. como diseñador de videojuegos y propuso a Steve Wozniak enfrentar juntos la tarea que le había pedido Atari para rediseñar los circuitos electrónicos del juego Breakout. A partir del primer éxito del equipo daba vueltas en la cabeza de Jobs la posibilidad de emprender más cosas juntos.
La empresa
En 1976 cuando Jobs tenía 21 años cofundó con su amigo Steve Wozniak la empresa Apple Computers. Este dúo dinámico comenzó a trabajar en el garaje de la familia Jobs, obteniendo su primer capital de la venta del microbús Volkswagen de Steve Jobs y el amado diseño de una calculadora científica de Wozniak.
Para Jobs, la empresa debía rememorar la imaginación y fomentar el desarrollo de las ideas, por eso el origen de su nombre, que hace alusión a la inspiración de Issac Newton sentado debajo de un árbol de manzanas y esbozando la Teoría de la Gravedad luego de que una de ellas cayó sobre su cabeza.
El primer logo diseñado por Ronald Wayne en 1976, que tenía la leyenda “Newton... Una mente solitaria viajando a través de los mares extraños de la verdad”, estaba demasiado apegado al arte de la antigua imprenta y desapareció rápidamente junto con el diseñador. Los logos que le sucedieron agregaron la creatividad de Steve Jobs, incorporando una mordida a la manzana en alusión al juego de palabras entre ‘byte’ y ‘bite’ o mordida, en inglés.
Los amigos
Steve Wozniak recuerda a Jobs como un extraordinario pensador de negocios y un buen amigo; una persona que tenía la habilidad de concebir nuevas formas de hacer las cosas, no solo mejorarlas sino llevarlas a un camino totalmente diferente. Al momento de conocer la noticia de su fallecimiento, inmediatamente pasaron por la cabeza de “Woz” (como lo llamaba Jobs) muchos buenos momentos de la juventud cuando iniciaron el vertiginoso viaje al éxito, jugando con los sistemas e imaginando partes de ensamblaje electrónico que no existían pero que podían necesitar en el futuro, siempre empujado por Steve Jobs para sacar la mejor ingeniería que se podía crear: “Cuando Jobs me preguntaba si podríamos construir una u otra tecnología algún día, yo le contestaba siempre que sí, aunque en mi interior pensaba todo lo contrario... No obstante, eventualmente sí logramos todo lo que nos propusimos”.
Recuerda, además, que comenzaron el negocio como cualquier par de jóvenes sin experiencia en los negocios, llevando trabajos paralelos, sin dinero y sin alguien que se los preste, pero pensando siempre con emoción en el futuro que podrían lograr en el mundo de los negocios, teniendo como su único activo las ideas que querían desarrollar algún día. “Steve tuvo mucha suerte de tenerme a mí como parte de su equipo de ingenieros en el inicio, pero fui yo el que tuvo más suerte de haberme cruzado con él en la vida. Tenía la fama de ser un líder implacable y tenaz, pero para mí fue solo un gran amigo, lo extrañaré mucho”.
La familia
Más allá del líder de negocios, Steve Jobs fue un hombre de familia y pasaba con su esposa e hijos gran parte del día. Su hija Lisa Brennan-Jobs, nacida en 1978 de un primer compromiso, compartió muchos años de su juventud con él. Jobs conoció en 1990 a Laurene Powell en una conferencia en el Stanford Business School y se casó con ella el 18 de marzo de 1991 en una ceremonia budista en el hotel Ahwahnee en el Parque Nacional de Yosemite. “Cuando la conocí en Stanford intercambiamos números telefónicos y a la salida la volví a ver en el parqueadero junto a su auto.
Yo tenía esa noche una reunión de negocios, pero pensé si ese era mi último día en el mundo prefería cenar esa noche con esa mujer. Laurene aceptó mi invitación y estamos juntos desde ese momento”. El primero de los hijos de la pareja es Reed Paul Smith, llamado así por el Reed College y Paul Jobs, su abuelo. Steve tuvo además otras dos hijas: Erin y Eve, nacidas en 1995 y 1998, respectivamente.
Steve pudo manejar como pocos la fama de un superhéroe épico y mantener un perfil de “hombre común”, marcando la distancia con los medios cuando lo deseaba. Hermano biológico de Mona Simpson, una escritora y novelista genial, fueron criados en familias separadas (ella con los padres biológicos de ambos) y se conocieron cuando Steve tenía 27 años. En su novela A Regular Guy, Mona hace precisas referencias sobre la forma de ser de Steve, de quien dijo: “Mi hermano y yo fuimos muy cercanos, lo admiré enormemente”.
Steve Jobs pudo decir en una entrevista: “Estas fueron las cosas que descubrí más claramente de toda esta experiencia con mi enfermedad. Pude comprender claramente cuánto amo a mi esposa. Realmente la amo. He tenido la familia más maravillosa del mundo y tuve mi trabajo al que también amo. Y eso es todo lo que hago. No me gusta socializar mucho o asistir a conferencias. Amo a mi familia y amo manejar Apple, y amo a Pixar. Y he podido tener todo eso. Soy muy afortunado”. Eso es todo lo que concibió en su vida.
*Gerente técnico de Diario EL UNIVERSO
Fuentes: Business Week, CBS News, Gizmodo, Biography.
Steve Jobs en mi vida
Los Macs, iPods, iPhones y iPads han sido sin duda impresionantes transformadores de vida, y casi la mayoría de los que hemos utilizado estas tecnologías nos preguntamos de dónde Steve Jobs pudo sacar estas ideas y desarrollarlas de la forma correcta.
Tuve mi primer acercamiento a la obra de Steve Jobs de forma casual, y es que pasadas las seis de la tarde después de acudir a la Universidad en Guayaquil acostumbraba a visitar a mi enamorada. Veía aquel entonces en 1986 cómo mi futuro suegro manejaba sus negocios en una Apple IIGS, desconocida para la mayoría en Ecuador. Mientras los demás como yo tenían que luchar por entender cómo había que manejar la programación en Pascal y los aplicativos de los mainframes, él ya revisaba a través del módem las calificaciones de mi cuñado que estudiaba en el Georgia Tech, de Atlanta. Fui testigo con esa Apple IIGS y la red de universidades Nfsnet de lo que en el futuro se convertiría en internet.
Compré mi primera Macintosh SE a mi cuñado en 1989 cuando regresó a Guayaquil por sus vacaciones de semestre, y con ella pude entender los mecanismos de programación que nos trataban de enseñar en la universidad. Con ese equipo pude llegar más allá que el promedio de mis compañeros, estableciendo alrededor de ese computador un negocio de desarrollo de software y venta de equipos Macintosh y PC que me permitió adquirir mi primer vehículo, ese que todavía no he necesitado vender y que guardo con mucho cariño.
Pude entender como muchos lo que Steve estaba creando y lo seguí desde el inicio a través de sus inventos, adquiriendo lo que me permitían mi economía y el desempeño de mi negocio.
Cuando estalló la tecnología de la animación por computadora, también estuve presente y compré en 1993 uno de los primeros Macintosh Quadra que entró al país y las primeras versiones de los software de Pixar. Esa compañía (Pixar), bien dirigida por Steve Jobs, pudo salvar a Disney World incorporando a los estudios un nuevo estilo de hacer películas animadas.
Considero que mucho de mi desarrollo profesional ha estado vinculado a esa primera computadora y la inquietud que siempre me produjeron los inventos de Steve Jobs.