La historia vive en el Museo Municipal de Guayaquil
Aquí lo probamos con 12 datos insólitos sobre el pasado de nuestra amada Guayaquil y que quizás pocos conocen.
La ubicación geográfica de esta ciudad es tan privilegiada que solo puede compararse con el territorio conocido como la Media Luna Fértil (antigua Mesopotamia, hoy Irán), en donde los ríos Tigris y Éufrates conforman una cuenca hidrográfica similar a la de los ríos Daule y Babahoyo, que juntos forman el Guayas.
“Mientras hace 10.000 años en esa zona de Oriente Medio la humanidad comenzaba a sedentarizar sus hábitos (naciendo luego allí una de las primeras civilizaciones), en esta región de América nacía la protocultura conocida como Las Vegas, antecesora de la cultura Valdivia. Esta coincidencia se debe a que ambas cuencas hidrográficas generan tierra fértil y rica en vida”, explica Melvin Hoyos, director de Cultura del Municipio de Guayaquil y máxima autoridad del Museo Municipal. “Mientras allá nacía el paraíso bíblico (cultura caldeo-asiria), acá nacía el paraíso americano”, dice.
El funcionario conoce muy bien los datos interesantes que narra este edificio, ubicado en la calle Sucre entre Chile y Pedro Carbo, ya que lideró su reestructuración hace quince años, cuando el entonces alcalde León Febres-Cordero, quien ya cerraba su último periodo en el Cabildo, le encomendó configurar una muestra que transmitiera con pasión el pasado de Guayaquil. Para ello contó con el apoyo del museógrafo René Cardoso y de Álex del Río, quien ayudó con la narrativa poética en la exposición.
Los estudiantes de colegio y escuela han sido los visitantes más asiduos de este inmueble, pero ha quedado pendiente un mayor flujo de ciudadanos. Esas visitas deberían aumentar en este mes, para que cada vez más personas conozcan datos tan interesantes como los que mencionamos a continuación, y que son exhibidos en el museo.
1. La isla Puná, hoy parroquia rural de Guayaquil, era habitada por los punáes, considerados parte de la etnia huancavilca. Por ello se guarda en este museo la llamada Piedra del Sacrificio, hallada en el sector de Campo Alegre de la isla. Esa piedra muestra la presencia de los cocodrilos en el río, ya que tal reptil está tallado junto a otro animal que podría ser una iguana.
2. Guayaquil, que viene de las voces Hua Illa Quil, quiere decir “tierra de prado hermoso asentada en la región de los quilcas”, según investigaciones de Francisco Campos Coello, quien indicó que los quilcas era un pueblo del área.
3. Los asentamientos humanos prehispánicos de este territorio confluyeron en dos pueblos: Manteño-Huancavilca y Milagro-Quevedo, que hablaban el idioma tsafiqui, los cuales tuvieron contacto con los primeros colonizadores españoles.
4. En 1929, los historiadores Modesto Chávez Franco, José Antonio Campos, Eleodoro Avilés, José Gabriel Pino Roca y Pedro José Huerta comenzaron a estudiar a fondo el proceso fundacional de Guayaquil, el cual se aclararía definitivamente en 1955 y 1970 con los aportes de Miguel Aspiazu y Dora León. La conclusión fue que la fundación se dio por etapas y reasentamientos entre el 15 de agosto de 1534 (nació como Santiago de Quito en una zona cerca de Riobamba) y mediados de 1547 (fundación definitiva en la ribera occidental del río Guayas). Sin embargo, la fecha oficial queda designada como 25 de julio de 1535, ya que en ese año la ciudad llegó a la costa y en ese día se celebra la fiesta del apóstol Santiago.
5. La designación de ‘madera de guerrero’ nace tras la victoria de los guayaquileños en contra de los piratas holandeses que atacaron la ciudad en agosto de 1624 con once barcos, cuando un ataque normal era con tres. Los holandeses eran soldados profesionales que quedaron sorprendidos de haber sido vencidos por un pueblo civil que luchó con palos, machetes y piedras en tres días de batalla.
6. El fundador del primer museo de historia natural del mundo fue el guayaquileño Pedro Franco Dávila (1711-1786), quien residía en París en tiempos de la colonia. Desde Francia comenzó a coleccionar piezas relacionadas con la naturaleza, animales y vegetales, hasta que el rey de España le compró la colección. Así Franco Dávila termina convirtiéndose en fundador del Museo de Historia Natural de Madrid, cuyas instalaciones luego fueron utilizadas para albergar el museo de El Prado.
Más datos interesantes
Los Manteño-Huancavilca, pueblo que junto con los Milagro-Quevedo tuvieron contacto con los primeros colonizadores españoles, dejaron como símbolos sus sillas de piedra y dos tótems que se muestran en el museo. Uno de ellos es el más alto del mundo. Se exhibe al ingreso del museo.
Los astilleros marcaban uno de los puntos más importantes en la vida del Guayaquil colonial, ya que aquí se construyeron algunos de los barcos más importantes de la Armada española. Había dos zonas: los buques más grandes, de alto calado, nacían en la cara oeste de la isla Puná, mientras que los barcos menores eran construidos en la zona que conocemos como La Atarazana (palabra que significa astillero), aunque luego, por el año 1700, ese astillero se trasladó al sitio donde hoy vemos el Palacio de Cristal (antiguo Mercado Sur).
El Museo Municipal tiene los retratos de los cinco últimos gobernadores coloniales de Guayaquil: Pedro Zelaya, Ramón García León y Pizarro, Jacinto de Bejarano y Lavayen, Bartolomé Cucalón y Villamayor, y Pascual Vivero, quien enfrentó la insurrección de 1820, así que fue arrestado por nuestros próceres y enviado a Perú.
Estas obras fueron posibles gracias a un trabajo de 15 años de recoger información gráfica de esos personajes, para que sean pintados por el artista latacungueño Ángeloni Tapia. Él también realiza los retratos de los presidentes en el Palacio de Carondelet. Tapia imitó el estilo colonial a través de la técnica de claroscuro de Rembrandt.
La imagen del Guayaquil del tiempo de la Independencia resulta expuesta junto a la cama de Antonio José de Sucre, en los cuadros del pintor francés Albert Charton, quien retrató la ciudad en la primera mitad del siglo XIX.
7. El Museo Municipal alberga uno de los dioramas mejor elaborados de América Latina, según Melvin Hoyos. Esta maqueta exhibe a Guayaquil, ya como una urbe organizada, en 1770. Esa área era denominada Ciudad Nueva, ya que Ciudad Vieja se localizaba en la zona de Cerrito Verde (actual cerro Santa Ana).
8. El dormitorio de Antonio José de Sucre (1795-1830) y la marquesa de Solanda (Mariana Carcelén), utilizado en Quito, se luce en este museo. Esa cama, dos veladores y su chifonier (cómoda alta) pertenecieron a ese mariscal que organizó en Guayaquil el ejército que derrotó a los españoles en la Batalla del Pichincha.
9. Desde el 11 de noviembre de 1820 hasta el 26 de julio de 1822, Guayaquil fue una nación soberana reconocida por Inglaterra, Francia y Estados Unidos. Guayaquil deja de ser una nación libre cuando llega Simón Bolívar con 3.000 veteranos de guerra y anexa este territorio a la Gran Colombia. Aquí se exhibe el Reglamento Provisorio que serviría para regular la vida jurídica de la nueva nación, y un impreso del periódico El Patriota, el primero de Guayaquil, cuyo principal redactor era José Joaquín de Olmedo.
10. El principal hombre del Guayaquil republicano es Vicente Rocafuerte (1783-1847), así que el Museo exhibe el ataúd en el que llegó de Lima, donde murió de fiebre amarilla, junto a los retratos de sus padres y una escultura con la imagen de ese insigne guayaquileño. Otro dato interesante es que el nombre original del vapor que vemos en el escudo nacional es San Vicente del Guayas, en honor a él. Por ello, allí junto vemos una pequeña réplica del barco, hecha gracias a datos de una investigación de Eduardo Estrada Guzmán.
11. El Incendio Grande de octubre de 1896 provocó un fenómeno natural insólito: un fluviomoto, algo así como un maremoto, pero en el río. Se debió a que la presión del aire caliente generó que el agua del Guayas se retrajera hacia Durán, para luego regresar con gran fuerza.
12. El museo cierra su exhibición de la ciudad con objetos del siglo XX. El más grande es el automóvil Ford que manejó el respetado médico Modesto Carbo Noboa (1890-1973). Lo hacía a poca velocidad, pero nadie lo presionaba debido a la admiración que le tenían. Este carro aún funciona y es encendido cada cuatro días para mantener la máquina en buen estado. Su motor parece tener el dulce sonido de la historia. (M.P.)
Museo Municipal: abierto de martes a sábado de 09:00 a 17:00. Ingreso gratuito. Guías disponibles. Contacto: 253-1691, ext. 7402/03.