Los Tama: Trilogía de vida y color
Dinastía renacentista: las obras de estos tres visionarios (abuelo, padre e hijo) se verán desde el martes en una amplia exposición en la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas. Y con Cyrano Tama habrá el registro de toda una época convulsionada.
Manuel Tama Márquez
La nueva generación
Sobre la gran mesa y entre una multiplicidad temática de luz, color y sombras, las miles de fotografías que enmarcan el paso del tiempo, la armonía de la naturaleza, el verdor de los campos o la fuerza del mar. Beijing, Yasuní, Montañita o la magnificencia arquitectónica de edificios en Guayaquil o Quito han pasado por el lente de este hombre de bigote espeso.
Imágenes de publicidad, bodas, eventos corporativos, deportes, la moda y sus modelos, salud, la espontaneidad de los niños o la placidez del bostezo de un gato han sido captados por el oportuno clic de una de las tantas cámaras, fieles compañeras del autor de estas gráficas: Manuel Tama Márquez.
Quisiera detenerme en alguna, pero cada una me llama la atención más que la otra… hasta que… llegaron las fotos de comida. Sabiendo que las food pics corresponden a una supraespecialidad, le pregunto dónde estudió esta particular forma de fotografiar alimentos. “En ninguna parte”, respondió, con cierta indiferencia. “Todo me lo enseñó mi papá”.
A sus treinta y cinco años, y luego de estudiar Animación en 3D en la Universidad Casa Grande y Comunicación en la Universidad Mónica Herrera, Manuel Tama Jr. está considerado uno de los grandes valores en el ámbito fotográfico del país.
Después de sus inicios en la revista Radical Surf, se vio obligado a investigar en los instantes que significan la captación continua; debía ponerle énfasis a la acción. Contrario a esa vorágine, ahora está especializado, también, en las gráficas que presenta la revista Sadhana, donde las tomas de absoluta quietud a los yoguis y meditantes parecen una invitación a descubrir ese mundo de paz.
“Mi padre ha sido mi mejor maestro, a él le debo toda la enseñanza en fotografía”, dice con poco disimulado orgullo, al recordar que sus primeras gráficas las captó “de pelado”; tenía ocho años cuando su papá fue contratado para fotografiar los barcos de cruceros en Galápagos. “Después me metía en el cuarto oscuro con él, pero no me dejaba tocar los frascos de químicos”.
Aunque Tama es un hombre de esta época, dice no estar de acuerdo con la técnica del Photoshop. “La cámara no capta lo que el ojo humano puede ver”, señala, al enfatizar que prefiere invertir tiempo y hacer mejor control de la cámara para evitar el Photoshop.
Acariciando su particular bigote, este artista visual dice que “no es el arco ni la flecha, sino el indio…”.
Manuel Tama Gianni
Grandes visiones
Tenía treinta años cuando llegó a Guayaquil. Vino con la experiencia que sus años de fotógrafo publicitario en la gran Buenos Aires le otorgaba. Era su medio de comunicación más elocuente y su creatividad le permitió insertarse fácilmente en el medio, convirtiéndose en el “número uno” de la fotografía publicitaria.
Recuerdo con claridad cuando ingresó a la oficina de Peter Mussfeldt, a la sazón director creativo de Norlop, y le presentó al español Enrique Zabala la foto con un primer plano de una bota. Era el punto de partida del comercial que hoy aún muchos tarareamos: “Este es un banco banco, cada día crece más…”.
Es Manuel Tama Gianni, el fotógrafo ítalo-ecuatoriano por cuyo lente pasaron las más atractivas y hermosas modelos, productos de la madre naturaleza y no del bisturí. Sus fotos aparecían en todos los medios porque la publicidad se convirtió en su lenguaje.
McCann Erickson fue la primera agencia que lo acogió. “Ganaba diez mil sucres”, aceptando que era muy buen salario, en 1972. Pero Publicitas, Andina, Véritas, Arte Film, Publicidad Huerta, Sancho & Zabala, y desde luego, Norlop fueron las agencias que más trabajos solicitaron a Tama, como las empresas La Universal, Cemento Nacional, Durex, Atún Real y la cadena hotelera Grand Hotel en Centro y Sudamérica.
Con su colega Eddie Wilmot fundó Estudio A, pero la empresa más importante estaba con Patricia Márquez Cornejo, quien le robó el corazón. Se casaron en 1973 y llegaron sus hijos, Andrea, Lorena y Manuel. Tienen cuatro nietos. “Acepto que he sido muy riguroso y exigente, aunque creo que eso les ha hecho ver que la vida no es sencilla”, admite.
Todavía conserva su primera cámara, una Brownie Flash Kodak que su padre le regaló a los 12 años. También guarda una Rolleiflex, de Franke & Heidecke. Pero dio el gran salto cuando Comandato le avisó que tenían la primera cámara digital que llegó a Ecuador, una Nikkon D-100. “Fui corriendo a comprarla”, dice entusiasmado.
Hoy, los Tama siguen reproduciendo la precisión del color y atenuando detalles que puedan destacar diversos productos publicitarios.
Mi padre ha sido mi mejor maestro, a él le debo toda la enseñanza en fotografía”, Manuel Tama Márquez
Dr. CYRANO TAMA PAZ, 1900-1980
El humanista
La vida le sonreía al joven Cyrano Tama Paz cuando su padre, el doctor Manuel Tama Vivero, lo envió a Europa a continuar sus estudios. Su primera estancia fue París y luego recibió clases de Física en la Universidad de Berlín, conociendo a Albert Einstein y más tarde a Sigmund Freud.
Su notable afición por la pintura, el dibujo y la caricatura lo llevaron a tomar clases de arte con Hans Baluschek, según su obra Diario de un estudiante guayaquileño (1980), una prolífica producción de ilustraciones que recogen los viajes a Europa y América, que sin tener estructura serial nos ubica en el tiempo.
Estaba esquiando en Italia cuando le tocaron las fibras del corazón. Conoció a Irene Gianni Borchi, con quien se casó en 1935. Seis años después, en plena Segunda Guerra Mundial, nace su hijo Manuel, lo que los obliga a tomar un barco hacia América.
Hablando cinco idiomas y con los títulos de ingeniero metalúrgico y de doctor en Química, logró establecerse en Argentina. Años después llegó a Ecuador y trabajó con ahínco a favor de la Ley de Hidrocarburos, tiempo en el que se vinculó con el Dr. José María Velasco Ibarra.
“Recuerdo de mi padre su sencillez”, dice Tama Gianni. “Él era un humanista, un maestro nato, tenía ideas brillantes que despertaban ansias por más conocimientos. Lo caracterizaba su envidiable buen humor”.
Pero ese buen humor es el que lo conduce a la Penitenciaría del Litoral, luego de la publicación de un artículo periodístico titulado ‘Oligarquía militar’. Se dirigía al Círculo de Periodistas, saliendo de su casa en el Malecón, cuando se le acercaron dos gendarmes a detenerlo. Era la época del triunvirato militar.
El doctor Cyrano Tama Paz escribió para los diarios La Nación, de Buenos Aires; EL UNIVERSO, El Telégrafo y revista Vistazo de Guayaquil, donde puso en evidencia los dudosos manejos petroleros, textos que se recogen en tres obras tituladas Ecuatoriano, defiende tu petróleo; Escándalos petroleros ecuatorianos y Petróleo, drama ecuatoriano.
Tres generaciones se titula la exposición que a partir del 17 de junio se presenta en la pinacoteca de la Casa de la Cultura del Guayas, donde se exhiben obras del Dr. Cyrano Tama Paz, de Manuel Tama Gianni y de Manuel Tama Márquez. Son tres trozos de vida unidos por el amor filial.