Arquitectura que nos hace felices
Las viviendas deberían incluir, por ejemplo, luz y ventilación naturales, ya que la ausencia de cualquiera de estos elementos influye negativamente en el estado de ánimo de las personas. También resulta importante incorporar áreas verdes.
ARQ. M. CARMEN GONZÁLEZ A.
Un plano sencillo, sin recovecos, aprovechando de forma eficiente todos los espacios, es el punto de partida donde tomará forma ese lugar especial en que todos deseamos habitar. Son de suma importancia dimensiones, configuraciones y secuencias de espacios, las cuales deben responder a las necesidades de los usuarios.
La introducción de la arquitectura “moderna” a nuestro medio ha generado estructuras que no sobreviven sin aire acondicionado. Las ventanas fijas, claraboyas o lucernarios no permiten la ventilación natural. Al eliminar los aleros para crear formas minimalistas, hemos ignorado elementos claves de nuestra arquitectura que originalmente fueron incorporados a nuestro medio no solo por su carácter estético sino también por su funcionalidad. Por ende, el lenguaje y elementos escogidos dentro de un proyecto deben responder a las condiciones climáticas. Es decir, incorporamos cubiertas inclinadas, aleros profundos, pórticos y balcones a un proyecto, porque nuestro clima demanda una protección contra el sol y la lluvia.
Adicionalmente, se debe incluir luz y ventilación natural, ya que la ausencia de cualquiera de estos elementos influye negativamente en el estado de ánimo de las personas. En particular, se debería incorporar la ventilación cruzada, ubicando estratégicamente aberturas, las cuales facilitan el ingreso y salida del viento, siempre y cuando las condiciones del entorno lo permitan.
Si es posible, se deben incorporar áreas verdes, por medio de la implementación de patios interiores o jardines exteriores. Estos espacios no solo contribuyen a la estética de un proyecto, sino que ayudan a controlar cambios bruscos de temperatura, actuando como filtro para el ruido, creando un ambiente tropical y agradable. De esta manera se logra una integración entre lo construido por el hombre y la naturaleza.
La arquitectura que genera el sentimiento de felicidad es la que satisface necesidades emocionales y físicas, proyectando serenidad, tranquilidad y orden. A su vez, crea un ambiente agradable de manera visual y funcional el cual goza de perfecta armonía entre estética, funcionalidad, naturaleza y satisfacción del cliente .