Es rico y saludable: Infaltable en toda comida
“La Fundación Española para el Corazón destaca que el consumo de cuatro a cinco tazas diarias se asocia directamente a una mayor longevidad”.
Tantas personas me dicen que el café afecta al corazón... Entonces debería haber muerto hace tiempo, pues me bebo un promedio de seis tazas diarias, a veces más. Investigando el asunto, me causó muy buen humor toparme con Voltaire, quien se mandaba al gaznate entre 50 y 72 tacitas al día: “Claro que es un veneno muy lento, pues ya van como cuarenta años que lo estoy bebiendo”. Édgar Alan Poe lo tomaba por galones.
Estoy leyendo Los placeres y dolores del café, obra muy poca conocida y difícil de encontrar, escrita por Honorato de Balzac; el novelista calculaba haber tomado unas cincuenta mil tazas en toda su vida, hasta masticaba el grano durante sus noches de insomnio cuando escribía sus novelas: “Una vez que la cafeína entra en el sistema sanguíneo las ideas marchan como los batallones de un gran ejército”, solía decir. Voltaire, con sus tantas tazas, murió a los 84 años, corroborando que los “prejuicios son la razón de los tontos”.
Arthur Conan Doyle, tan conocido por su personaje Sherlock Holmes, era fanático del café y de la cocaína. A Beethoven le gustaba muy cargado, Juan Sebastián Bach le dedicó su cantata BWV 211: “Si tres veces al día no tomo mi tacita de café, entonces me marchitaré como una cabra asada”. Otros fanáticos fueron Goya, Kant Simón Bolívar, Trotsky. Picasso, Sartre y Simone de Beauvoir lo saboreaban en el famoso Café de Flore en Saint Germain del Prés, de ellos frente a la taza tenemos centenares de fotografías.
En Guayaquil todo restaurante bueno debería tener el percolador, pues nada es tan deprimente después de una suculenta cena como ver llegar un líquido pasado insípido a veces de las peores marcas. A la hora de comprar la mágica máquina no se dejen engañar por quienes pretenden venderles la maravilla barata capaz de hacer un capuchino celestial, un expreso como el que se saborea en Italia.
Una buena máquina debe adquirirse con su propio molino capaz de graduar la molida según la marca de café usada y el grado de concentración que desean ver llegar en su taza con la debida espuma. Para una máquina doméstica profesional con su molino deben calcular alrededor de mil dólares o algo más. En mi casa uso una Rancillo italiana. Si escogen una de bajo precio obtendrán cualquier cosa menos un buen café. Las que vienen con cápsulas no son recomendables porque nunca se sabe si podrán conseguir las cápsulas importadas.
En gastronomía existen íconos indiscutibles: un café expreso, un Martini dry, vodka a temperatura más baja que el agua, cerveza que llega envuelta en el vapor de la condensación, sutil vaporización de la misma copa recién salida del congelador.
Recientemente se dejó de satanizar el café prestándole más bien virtudes muy saludables. La Fundación Española para el Corazón destaca que el consumo de cuatro a cinco tazas diarias se asocia directamente a una mayor longevidad, una mayor supervivencia de la población en general. Cada año en el mundo se consumen más de cuatrocientos billones de tazas. El peligro no es el café, sino muchas veces el cigarrillo que lo acompaña. En todo caso, es más sabroso un beso con sabor a café que uno con tufo de tabaco. Besar a una mujer fumadora fue siempre para mí algo como lamer un cenicero.
Por favor, no pongan edulcorantes en su expreso sino una eventual pizca de azúcar. Son buenos para ciertas bebidas o postres, pero desnaturalizan, en cambio, el sabor original de su bebida predilecta.