Rumbo al éxito: Nueva propuesta

Por Epicuro
03 de Agosto de 2014

Tiradito manaba, especialidad del restaurante Alago.

“Me sorprendió que Alago, sin ninguna clase de publicidad, haya podido captar de inmediato semejante caudal de clientes”.

Muchos piensan que poner un nuevo restaurante es asunto sencillo, pero no basta saber preparar en casa unos cuantos platos para poder dirigir un establecimiento. Apenas ingresé al flamante local de Alago, en la terraza de Plaza Lagos Town Center, supe que estaba tratando con profesionales: local muy bien diseñado de techo muy alto con elementos de hierro forjado, acogedora luminosidad, grandes ventanales con vista relajante, mesas adentro con aire acondicionado o afuera con la brisa que corre por ahí. El fondo musical suave, bien escogido, permite conversar sin alzar la voz. El amplio bar ofrece más de treinta cocteles, entre los cuales no podrán ustedes dejar de probar el excelente Martini de coco, más bien al estilo margarita con coco rallado en el filo de la copa.

La carta de vinos con razonable escala de precios ha sido elaborada con acierto. Como estaba solo escogí una media botella de Los Cardos, un vino de Doña Paula algo sorprendente, pues a pesar de su precio muy moderado ofrece un color atractivo, buena concentración, una gama de aromas dulces, frutas maduras, taninos discretos, toque mentolado en un final persistente, lágrimas revelando un grado alcohólico de 14 o 14,5. Tanto la vajilla como las copas para vino y agua han sido bien seleccionadas. Los baños son impecables.

La cocina donde reluce el acero inoxidable se ve muy moderna; en ella oficia el joven chef uruguayo (la tierra del Tannat) Alexandro Fernández, que ostenta interesante trayectoria profesional. Pude apreciar su sazón desde las entradas: una pesca blanca (corvina de roca en salsa de maní de alto gusto), un carpaccio caliente de hongos portobello tratado con tomate fresco y parmesano, con un supuesto toque de aceite de trufa que no logré realmente encontrar. Promedio de precios en los diversos platos entre $ 12 y $ 25. Hay platos de menor precio.

Pedí un lomo cocido un cuarto: carne nacional tierna de buen sabor servida con papas fritas; aprecié que se me sirviese la papita con su piel, lo que no es tan común. Ahora que se volvió más difícil importar carne desde Argentina o Uruguay veo que hemos hecho grandes progresos en cuanto a corte y textura de los lomos. Como postre opté por un volcán de chocolate con esencia de naranja y tomillo de impecable hechura servido con un helado de vainilla y el imprescindible café expreso servido en media tacita.

Me sorprendió que Alago, sin ninguna clase de publicidad, haya podido captar de inmediato semejante caudal de clientes. El domingo pasado acudí al mediodía y era el único cliente; cuando salí estaba totalmente copado, supe que en la tarde había vuelto a llenarse unas cuantas veces.

El dueño del local, indudablemente sibarita, organiza bajo reserva lo que podríamos llamar la mesa del chef. Aquella mesa puede recibir como máximo a seis personas, no hay un menú fijo ni previsto, se trata de dejar al chef la libertad de improvisar una cena con todas las sorpresas posibles. La iniciativa ha recibido una gran acogida.

Cuando se inauguró Plaza Lagos pensé que era un desafío poner un lugar así con tantos restaurantes en el kilómetro 6½, pero la idea prosperó de un modo espectacular robando clientela incluso a La Piazza, La Torre, Bocca o Las Terrazas. Quizás esté el secreto en la variedad gastronómica que propone Plaza Lagos, unida a una gran seguridad y a un diseño ingenioso con fuentes de agua y árboles.

epicuro44@gmail.com

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