¡Feliz cumpleaños!

Me encontré con una cumpleañera, engreída de su madre y de su hermana, muy descomplicada. Un poco disparatada, ¡pero muy alegre!

¿Qué onda con tu facha?
¡Cómoda!

¿Cómoda? Yo tenía una clase en el colegio en la que por tres años le respondíamos eso a la profesora para cada pregunta que nos hacía. ¡Las zapatillas son supercómodas!
¡Súuuuuper!

¿El resto?
El bucito me lo dio mi mami.

¡Tu mamá te mima entonces!
Esta facha es auspiciada por ella. (risas). Este pantalón es mío.

¿De dónde lo sacaste?
¡Ella me lo compró! Te voy a decir la verdad: yo llego a mi cuarto y hay ropa nueva. Le pregunto a mi mamá que qué hace esa ropa ahí y ella me responde: ¡Te la compré hoy!

¿Qué haces para merecerte eso?
¡Ser su hija!

¿Ni siquiera buena hija?
Sí soy una buena hija (risas).

Está bien, te creo. ¿Y esa mano que tienes colgada en el cuello?
Me lo dio mi ñaña.

¡Nada te compras!
¡Para nada! Igualmente, agarro lo que me parece cómodo, me lo pongo y listo.

En otra vida fuiste hippie...
Espero que sí.

¿Las chanclas?
La verdad es que no encontré mis tacos y estaba muy estresada organizando mi cumpleaños.

¿Cuándo es tu cumpleaños?
¡Hoy!

Feliz, feliz en tu día, ojalá te aplaste un tranvía, que comas salchicha podriiiiiidaaaaaa y ¡que cumplas para atrás!
¡Eso no es muuuuuy lindo! Aunque sí me gusta cumplir hacia atrás. En fin, no encontré mis zapatos, ¡pero es mi fiesta!

¿Qué le parece esta facha?
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