¡Feliz navipunk!
No cree en la Navidad ni en los regalos, pero su lista para ‘Satán Klaus’ es bastante larga. Aferrado con dientes y uñas a una postura rebelde. Rebeldía contra todo, contra lo normal y lo heterogéneo.
¿Qué onda con tu facha?
Uso cresta desde hace más de diez años. Estoy dentro del movimiento punky.
Está caída la cresta hoy.
Claro. No es tan fácil pararla todos los días. Más áun si es larga. Todo comenzó con el movimiento punky desde los 13 años. Me gusta su estética, porque no es convencional. Representa lo que siento. La cresta, dentro de este contexto, representa la rebeldía hacia el sistema y la opresión.
Están chéveres los colores.
¡Se ha decolorado! De ahí, las chamarras, los tatuajes me identifican. Me gusta que me digan “mira ese punkero” o “mira ese punkero asqueroso”.
¡A toda honra! Punkero y asqueroso, con pelo en pecho. De todos tus tatuajes, ¿cuál es el que más te gusta?
Podría ser la calavera. Mucha gente dice que los tatuajes te identifican.
La calavera punkera.
Tengo balas también. Significa que así deje de usar cresta, el movimiento sigue en pie de lucha con mis ideas, con mi convicción de lo que quiero llegar a hacer. Es mi lucha diaria.
¿Alguno del que te arrepientas?
Ninguno. Por ejemplo, tengo un cóndor, no por nacionalista, sino porque me gusta que sea el ave de rapiña más grande. También tengo un tatuaje de una banda, Daft Punk. Música electrónica muy loca que te lleva la cabeza.
¿Sabías que ellos eran punkeros? Recibieron una crítica desastrosa que los calificó como punk atolondrado. De ahí salió su nombre. Igual medio raro ver a un punkero con un tatuaje así.
Es que yo no soy como esos punkeros viejos, que son supercerrados en su onda. Es punk y punk, y ya nada más. No se van a bailar ni una salsa.
¿Bailas salsa?
¡Bailo lo que sea! Yo no digo que porque soy punkero me quedo estancado. Yo escucho lo que me dé la gana. Esa es mi rebeldía.
Si tuvieses una banda de salsa-punk, como se llamaría?
Baila Estruendamente.
Y como estamos en Navidad, ¿qué regalos pediste?
Nada. Yo toda mi vida no he creído en Navidad, tampoco me crie en un hogar tradicional. Entonces para mí es un día normal. Y si podría pedir algo, quizás una camiseta o un pantalón.
¿Pantalón para romper o ya roto?
Uno normal. Con tal que sea tubo. O un par de botas quizás. No quiero el iPhone del siglo. Algo con lo que me sienta a gusto. Dame un celular con música, por más chimbo que sea. Puedo estar sin internet, jamás sin música.