Tras el lente: Pasión que moviliza
Su sueño fue captarlo todo a través de una cámara. ¿El destino? Buenos Aires, Argentina. Cuatro historias entrelazadas por un mismo objetivo, profesionalizar una pasión que poco a poco se convirtió en el motor de sus vidas: la fotografia.
Cuando empezaron a lanzar flashes no imaginaron que aquello que parecía un pasatiempo sería la razón por la cual dejarían su país, familia y trabajo.
No obstante, la ilusión fue más fuerte que la razón y estos cuatro jóvenes ecuatorianos armaron sus maletas y fueron en busca de un sueño, que era convertirse en expertos de la fotografía en moda.
“Fui a Buenos Aires mientras estudiaba mi primer año de universidad de Guayaquil. Yo quería estudiar cine y casualmente vine a esta ciudad, la conocí y me enamoré absolutamente de todo. Unos meses más tarde, se dio la oportunidad y estaba cumpliendo ese sueño”, cuenta Adriana Gómez, guayaquileña que llegó a la Argentina hace cuatro años.
Las motivaciones parecían distintas, pero todas tenían como fondo el mismo escenario, aprovechar la oportunidad de fotografiar junto a profesionales.
“Decidí venir porque me interesaba la actividad cultural que existe en esta ciudad y quería estudiar fotografía publicitaria. También necesitaba un cambio radical en todo aspecto, así que dejé atrás una parte de mi vida para empezar otra en Argentina”, dice Cristina Quitto, que trabaja en una empresa argentina en el área de diseño gráfico y fotografía, es quiteña y vive en Buenos Aires desde hace cinco años, junto a su hermano.
Expectativas cumplidas
Lo que se encontraron estos jóvenes, al llegar a la ciudad de la furia, fue una gran diferencia en cuanto a nivel académico.
Todos habían tenido la oportunidad de realizar estudios previos a la fotografía, pero notaron que la parte complementaria, como por ejemplo algunas materias de arte y comunicación, eran necesarias; para ellos, estas materias estaban muy poco exploradas en los centros de estudios ecuatorianos a los que asistían.
“Lo que obtuve en Ecuador fue de un nivel muy básico, el pénsum académico incluía solo algunas clases referidas a fotografía. Miro hacia atrás y siento aún más la diferencia en cuanto a conocimiento y experiencia laboral adquiridos en Buenos Aires”, dice Verónica Ibáñez, quien lleva seis años fuera del país y ha podido publicar sus trabajos en La Revista y Fucsia.
Sin embargo, para otros jóvenes como Daniel Arias, Ecuador también tiene lugares donde se puede aprender fotografía, pero sin duda lo que suma es la posibilidad de trabajar en medios especializados, y por eso se fue. “Lo que puedo destacar de Buenos Aires es poder aprender y trabajar con profesionales que se encuentran posicionados en el mundo de la fotografía y la moda. Una de mis profesoras es productora de moda de la revista Elle Argentina y su visión me aporta mucho”.
El contacto con otra realidad y el estilo de vida también se volvió un factor atractivo para quienes salieron del país a realizar sus estudios, sobre todo con carreras relacionadas al arte y diseño. Argentina les ofrecía una visión y valoración distinta a la que estaban acostumbrados.
“Estudiando cine conocí la fotografía con mil caras. Me encontré sentada absorbiendo fotografía de concepto, de forma, de reflejo, de iluminación, y tantas otras viendo la obra de autores conocidos. Aprendí a educar mis ojos. Creo que la diferencia está en eso, en Ecuador todavía estaba buscando algo que me atraiga y en Buenos Aires aprendí a encontrar motivación en todo mi alrededor”, opina Gómez, quien también tiene otro lado artístico: la música. Toca el saxofón, instrumento que lleva a todas partes.
Con el paso del tiempo, y pese a las dificultades que conlleva iniciar desde cero en un lugar ajeno, algunos de los sueños de estos jóvenes se concretaron.
“He podido realizar algunas exposiciones en varios centros culturales. Por ejemplo, el año pasado fueron expuestas algunas de mis fotografías en el Centro Cultural Recoleta, eso fue una experiencia formidable para mi”, cuenta Quitto.
El retorno a la patria
La pregunta que todos les hacen es la misma “¿cuándo regresas?”, y la respuesta varió según el momento que vivían, y aunque tienen el anhelo de volver a casa, también están conscientes de que muchas de esas oportunidades con esta profesión pueden darse más fácil por ahora en el extranjero.
“Cuando me gradué como fotógrafa profesional especializada en moda, volví a Ecuador para trabajar. Fue muy agradable, porque tuve una excelente recepción del mercado. Realicé producciones para revistas, marcas de ropa e incluso artistas me invitaron a exposiciones o para trabajar en conjunto. Pero decidí regresar a Argentina ya que se convirtió en mi hogar, sin embargo cuando voy a Ecuador me contactan para proyectos”, indica Ibáñez.
Algo similar opina Arias, quien lleva pocos meses radicado en Buenos Aires, pero que ha trabajado en la fotografía desde hace algunos años, con estudios dentro y fuera del país. “Me gustaría que paralelo a los cuatro años que estaré por acá, en Ecuador se sigan desarrollando el arte, la fotografía y la moda, para que se abran nuevos espacios, oportunidades de trabajo y poder aportar con lo mío. Por ahora quiero seguir viajando y regresar al país por trabajo o dictar cursos para enseñar lo que he aprendido”.
Flashes de moda
Todos concuerdan con que el secreto para lograr una carrera exitosa en fotografía especializada en moda tiene que ver con la autogestión de recursos y oportunidades. Por el lado de Ibáñez y Arias, quienes han estado más involucrados con la moda, cuentan que lo más complicado de la inserción laboral es crear una red de contactos y referentes que les permita trabajar con proyectos pagos. “Este rubro cuenta con un altísimo nivel de competencia e intrusismo, debido a la facilidad para adquirir equipos, sumado a una moda de autodenominarse fotógrafo profesional, sin contar con estudios”, indica Ibáñez, mientras que Arias dice: “Todo depende de cuán preparado estés, y la actitud para enfrentar retos. En el caso de Buenos Aires que es una ciudad grande y una industria gráfica importante, uno se puede hacer su espacio si se sabe llegar a las personas adecuadas y por los medios indicados”.
Por otro lado Gómez y Quitto, quienes han experimentado de a poco la fotografía de moda, también se dejan encantar por aquel mundo de producciones que incluye elementos mágicos para contar una historia a través de imágenes. “Me encanta la idea de crear un clima a partir de la luz; de darle a la foto un toque dramático, fresco, cálido o denso, con iluminación. Y el retrato de moda me pareció altamente cinematográfico. Encontré factores de ficción y realidad entrelazados”, dice Gómez, quien se considera fanática de los retratos. Pero hay otro factor importante en esta rama de la fotografía y es el trabajo en equipo, complicado para muchos porque incluye lidiar con diversas opiniones y condiciones de trabajo. “La fotografía de moda es un género donde se puede plasmar la creatividad. Porque se trabaja desde un concepto que es la base para todo y después se analizan los objetos que pueden ayudar para reforzar aquella idea. Implica mucha organización y todo ese proceso es enriquecedor porque en cada producción siempre se aprende”, menciona Quitto.
Como resultado y después de un gran esfuerzo, estos jóvenes sienten que aún hay mucho que aprender y así también animan a otros que estén pensando en hacer de la fotografía su carrera profesional. “Creo que como cualquier rubro, lo complicado es darse a conocer, pero se debe ir paso a paso. Lo ideal es empezar asistiendo a otros, guiándose por los que ya están en ese mundo ”, opina Gómez.
Como conclusión cada uno menciona que tener la oportunidad de trabajar de esto va de la mano del nivel de formación y la dedicación. “La fotografía de moda requiere mucha sensibilidad por parte de quien la hace, también de mucho conocimiento en aspectos sociales, culturales y artísticos. El fotógrafo de Moda no se limita a sacar fotos, debe estar atento a todo dentro de una producción, desde el concepto hasta el mínimo detalle, la responsabilidad de él es muy grande”.