Amar no es un sentimiento... es una decisión

Por Ángela Marulanda
11 de Diciembre de 2011

Hasta hace unos años la palabra de honor bastaba para sellar un compromiso irreversible porque esta se consideraba un juramento inquebrantable.  Pero ahora, el individualismo  característico de la era en que vivimos  acabó con el sentido del compromiso y por eso hasta las promesas más sagradas se rompen con cualquier disculpa.

Uno de los compromisos más trascendentes de nuestra vida son los votos matrimoniales, gracias a los cuales prometemos amarnos para siempre, es decir, respetarnos, querernos y ser fieles a nuestra relación conyugal “hasta que la muerte nos separe”. Pero debido a que hoy el principal compromiso es con uno mismo, las apetencias y la conveniencia personal tienen prioridad sobre este juramento y por eso el matrimonio se rompe con disculpas tales como “tengo derecho a ser feliz”, “necesito mi espacio” o “tengo que encontrarme a mí mismo”. Sin embargo, a decir verdad, la felicidad no es un derecho sino un resultado de obrar bien; para estar bien no se necesita tener un espacio propio sino tener honorabilidad; y para encontrarse a “sí mismo” no hay que cambiar de pareja, sino cambiar las conductas que empobrecen el amor conyugal.

Como lo más importante para quienes somos padres es el bienestar de nuestra familia, no hay mejor esposo que el papá o mamá de nuestros hijos. Hay muchos estudios que corroboran que nada nos proporciona tanta alegría y satisfacción como tener un hogar en el que abunden el afecto, la camaradería y la fidelidad en la pareja.

La base del amor conyugal no es el enamoramiento sino la integridad. Esta es la  que nos anima a ser fieles a la decisión de amarnos a pesar de las diferencias que pueda haber entre nosotros; a ver las cualidades y no las debilidades del otro; a centrarnos en lo que podemos dar y no en lo que esperamos recibir; a valorar los detalles y perdonar los errores; a gozar los momentos felices y a superar los difíciles... Lo importante es recordar siempre que el amor no es un sentimiento sino una decisión de dar siempre lo mejor de nosotros mismos.

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