¿Estamos ayudando o dañando a los hijos?

Por Ángela Marulanda
12 de Octubre de 2014

Es evidente que el principal interés de los padres hoy ya no es que nuestros hijos sean ante todo personas responsables y correctas, como lo era en el pasado. Ahora nuestra gran aspiración es que ellos estudien, sean profesionales destacados y ganen todo el dinero que necesitan para poder comprar todo lo que quieran y que sean muy felices.

Con ese propósito en mente, hoy la mayoría de los padres están atentos a solucionarles todos los problemas a sus hijos para que no tengan contrariedades y vivan dichosos. De tal manera que muchos se convierten en algo así como asistentes personales y abogados defensores de los niños ante los profesores, las directivas del colegio, las autoridades, el jefe...

No cabe duda de que hoy hay muchas razones que nos animan a ayudarles demasiado a los hijos desde que están pequeños. Sin embargo, una cosa es ayudarlos cuando lo precisan y otra es facilitarles demasiado la vida para que no tengan contrariedades. Pero así no los beneficiamos, sino que los perjudicamos porque ahora ellos tienen, no solo más oportunidades, sino también muchos más desafíos que superar para poder triunfar.

Cuando los padres vivimos dispuestos a darles y solucionarles todo a los hijos, lo que logramos es que se conviertan en personas débiles y ansiosas porque no tienen fe en sí mismos ni confían en sus capacidades y, por lo mismo, será difícil que se sientan competentes, valiosos y seguros. Además, también desalentamos su capacidad de esforzarse y su perseverancia, que no solo son virtudes fundamentales, sino también destrezas indispensables para triunfar en la vida.

Desafortunadamente al hacernos cargo de darles y solucionarles todo a los niños no les estamos haciendo ningún favor, sino que los estamos perjudicando. Depender de nosotros no les permite desarrollar capacidades tan fundamentales como autocontrolarse, postergar la gratificación, tener iniciativas propias y saber superar sus problemas y frustraciones. Y por eso es muy posible que sus proyectos se queden en sueños, sus relaciones fallen, su trabajo sea insatisfactorio o su responsabilidad sea insuficiente … y así tanto su vida como su futuro se compliquen.

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