Hacia una sola dirección
La dificultad de los líderes de precisar la visión institucional a largo plazo y alinear proactivamente a los trabajadores en dicha dirección es una de las principales causas del fracaso tanto en la elaboración como en la implementación de las estrategias organizativas. Dicha falta de claridad en comunicar una visión común genera dispersión de fuerzas y confusión en las prioridades.
Pueden existir también resistencias por parte de los miembros de la organización en aceptar e interiorizar las orientaciones o disposiciones de la dirección. Es muy frecuente encontrar que diversos departamentos se dirigen en direcciones contrarias por la rivalidad entre las áreas. En otros casos se percibe cierta sensación de rebeldía sea porque consideran injustas las normas o descalifican a sus directivos de incompetentes.
Cuando una organización está internamente cohesionada y unida puede soportar cualquier amenaza del entorno, mientras que una institución dispersa, desenfocada y dividida es presa fácil en situaciones adversas.
Abordar con asertividad los temas que generan conflictos, pero sin buscar culpables, sino soluciones, ayuda a descontaminar el ambiente interno de división, que es un verdadero cáncer, pues va deteriorando los cimientos de la organización y generando desconfianza y desunión.
Recomendaciones tan simples como darse el tiempo para reflexionar, y escucharse mutuamente, sin querer imponer el propio punto de vista, ayudan a que las personas se vean comprometidas con la misión que se ha definido, pues perciben que no ha sido impuesta, sino compartida, incluyendo en la estrategia las opiniones de las distintas áreas de la organización.
Mientras más tiempo pasa sin lograr la alineación del equipo se vuelve más difícil, pues se generan hábitos en los vicios y actitudes que disgregan a los miembros de la organización. Es necesario por ello dar un seguimiento personalizado para asegurarse de que cada líder ha aceptado, interiorizado y se ha comprometido con llevar a cabo los propósitos y valores que se han determinado como prioritarios.
Una de las habilidades fundamentales del liderazgo es conquistar la sabiduría para lograr que toda la organización sea como una orquesta en la que cada instrumento aporte a lograr una melodía armoniosa desde sus riquezas particulares.