Hoy felices.... ¡y mañana infelices!
No sé por qué hoy en día es tan difícil decir ¡no! a cualquier cosa que quieran los hijos. Supongo que tiene que ver con que nos duele verlos tristes cuando no reciben lo que piden; o que queremos que tengan lo mismo que tienen todos, o nos angustia que formen un pleito terrible si no los complacemos; o que queramos que nos amen mucho a pesar de que nos ven poco... Hay muchos motivos por los que les damos todo a los hijos para mantenerlos siempre sonrientes.
Lo que me llama la atención es que la mayoría de los padres no fuimos criados así, porque en nuestras familias no nos daban nada que no necesitáramos o nos ganáramos. Como a nuestros papás no les interesaba vernos felices sino formarnos y prepararnos para la vida, nos exigían mucho y nos daban poco. Así, a lo largo de la niñez nos hacían luchar por merecernos lo que pedíamos, y gracias a ello desarrollamos la capacidad de esforzarnos para lograr lo que queríamos y la dicha de valorar lo poco que recibíamos.
Sin embargo, hoy día a los niños se les da todo lo que piden y lo que no también, para mantenerlos sonrientes. Así, hoy ellos tienen todo desde pequeños: reloj (que nosotros recibimos como regalo de primera comunión) antes de que siquiera reconozcan los números; habitación privada con cama doble (que nosotros tuvimos cuando nos casamos) desde los 8 o 10 años. Y desde los 6 o 7 años tienen “novio(a)”, televisor con DVD, Play Station, iPod, celular, iPad, computadora...
Yo me pregunto, ¿qué pueden ambicionar estos niños? Con qué ánimo se van a esforzar por aprender, por capacitarse para ganarse su sustento si siempre han recibido todo sin hacer nada? Si lo que queremos es darles lo mejor, ¿será que darles todo lo habido y por haber es en realidad “lo mejor” para ellos?
Lo grave es que en esta forma no solo están gozando poco en la niñez, sino que pagarán caro en la adultez, porque al tener tanto no están aprendiendo a lidiar con la frustración ni a postergar la gratificación, no agradecen todo lo que reciben ni valoran lo que tienen. Y si bien ahora la pasan felices... mañana estarán infelices.