Por facilitarles la vida se la complicamos
Parece que por contrarrestar el autoritarismo del pasado ahora los padres hacemos un esfuerzo consciente por evitar las órdenes tajantes, los gritos y las imposiciones arbitrarias que eran usuales antes…, pero nos fuimos para el otro extremo. Hoy en día no queremos contrariar a los niños, no queremos “traumatizarlos”, no queremos que sufran, ni que se incomoden, ni verlos molestos o tristes. Por eso, los complacemos en todo lo posible así como en mucho de lo imposible. Y lo que estamos logrando es que los niños crezcan convencidos de que tienen miles de derechos, pero ningún deber.
Es urgente que nos preguntemos, ¿cómo es que los hijos van a desarrollar cualidades como el autocontrol, la paciencia o la capacidad de lucha que necesitan para superar las experiencias difíciles y los retos que enfrentarán en la vida? ¿Cómo van a aprender la relación esencial que existe entre el esfuerzo y el logro, entre la perseverancia y la consecución de sus metas, entre la lucha y la satisfacción? ¿Cómo se las van a arreglar para superar los problemas, las pérdidas o las privaciones si no les hemos permitido experimentarlas?
La vida cotidiana nos ofrece cientos de oportunidades para enseñarles lecciones muy importantes a los hijos. Les enseñamos a autocontrolarse cuando les exigimos que colaboren, se moderen y se incomoden, por desagradable que les parezca. Les enseñamos a esforzarse cuando los apoyamos en sus proyectos o empresas, pero no los asumimos por ellos. Les enseñamos a valorar lo que tienen cuando les damos poco y les exigimos mucho para que aprendan a que en la vida hay que trabajar duro para obtener lo que quieren… y así sucesivamente.
Cuando les facilitamos la vida a los hijos lo que hacemos es complicársela. Como padres nuestra función es formarlos para que aprendan, ante todo, qué está bien y qué está mal, cumplan con su deber y respondan por sus errores si no quieren sufrir las consecuencias de no hacerlo. Esto incluye, amarlos lo suficiente como para tener presente que todo lo que los obligue a esforzarse, sacrificarse o moderarse, no los hará infelices, sino que, por el contrario, les ayudará a desarrollar las cualidades que necesitan para triunfar en la vida. Y eso es lo que les permitirá vivir satisfechos y orgullosos de sí mismos, es decir, ser felices. (O)