Aprendizaje de por vida
La inversión en el conocimiento tiene un valor que va más allá de lo laboral o la satisfacción individual: es parte de la salud integral.
La gente más ocupada del mundo, dicen, extraen al menos una hora al día, cinco horas a la semana, para dedicarlas al aprendizaje deliberado. Los empresarios Bill Gates, Warren Buffett y Oprah Winfrey dicen usar esta regla de las cinco horas para aprender o practicar algo a través de tres canales: lectura, reflexión y experimentación.
Esto es parte de una corriente en la que el conocimiento es considerado la nueva moneda, porque el tiempo que se emplea aprendiendo es más valioso que el que se usa comprando y vendiendo cosas. La gente que no sigue aprendiendo es la que está en mayor riesgo de perder su trabajo, puntualiza el autor Michael Simmons, en un artículo compartido por el Foro Económico Mundial.
Una persona cambiará de área al menos tres veces en su vida y no necesariamente por un nuevo título profesional, sino por la necesidad de adaptarse al puesto de trabajo, comparte Leticia Pino Aspiazu, directora ejecutiva de la Unidad de Educación Continua de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo. “Cada vez encontrará nuevas competencias laborales que aprehender y aprender para ser considerado competente en un mercado laboral tan cambiante”.
Quien reconoce la importancia del aprendizaje de por vida, acepta que necesita elementos para responder a una sociedad cuyas demandas personales y laborales se van modificando, comenta Gonzalo Pizarro, director del Centro de Educación Continua de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol).
Aprender a aprender
Una de las claves para mantener desarrolladas las habilidades del pensamiento es aprender continuamente. En la era de la gestión del conocimiento (era de la información, para otros), hay que aprender a aprender.
¿Cómo se entiende eso? Primero, usted debe estar dispuesto a involucrarse en nuevos escenarios de aprendizaje, y no solamente en los tradicionales, explica Mónica Llanos Encalada, psicóloga clínica y doctora en administración, docente en la Universidad Ecotec.
En la actualidad, aporta Pino, existen metodologías apoyadas en el uso de nuevas tecnologías, que permiten las modalidades presencial, en línea, blended (mezcla encuentros en línea con presenciales) y también el microlearning (conocimiento en pequeñas dosis, que forma parte de un programa profundo y amplio).
“Son contenidos teórico-prácticos de inmediata aplicabilidad”, que se ofrecen en horarios flexibles, permiten el acceso al mayor número de personas y usan metodologías andragógicas (orientadas al adulto) que facilitan el aprendizaje y aún así conservan la rigurosidad académica y por tanto garantizan resultados.
Formas de aprender
Usted puede aprender al descubrir, al asociar, al observar e imitar, al memorizar, recibir e incluso al tener experiencias altamente emocionales. Además de insertarse en un curso normal e institucionalizado, puede tomar la iniciativa de integrarse a sociedades profesionales, participar en coworking (trabajo cooperativo), recurrir a revistas especializadas, apelar a recursos audiovisuales.
Las instituciones educativas ofrecen, además de títulos de cuarto nivel, oportunidades de educación continua, capacitaciones e instrucción en línea, pagada o gratuita.
Su lugar de trabajo también puede tener activo un programa de capacitación o estar suscrito a congresos en su especialidad.
Hay lugar para todos
En la actualidad, es casi imposible no aprender algo nuevo cada día, al parecer de Pino. Por eso, precisa Llanos, hay que distinguir el aprendizaje de la sobrecarga de información; a pesar de que todo el tiempo estamos recibiendo datos, lo hacemos de forma involuntaria; aprender debe ser consciente e intencional.
No necesita enfocarse en las certificaciones. La persona de mayor éxito no necesariamente tendrá muchos títulos. Pero sí estará dispuesta a aprender e innovar, cambiando la manera de hacer las cosas y de desempeñarse; estará al día en las nuevas tendencias en su profesión. La gran diversidad de escenarios de aprendizaje será su ventaja, pues le permitirá acceder a múltiples oportunidades de formación, excepto tal vez las que requieren títulos de cuarto nivel.
Aquí está tal vez lo más interesante y beneficioso de la educación continua, afirma Pino: hay lugar para todos. No es requisito indispensable tener estudios superiores. “Una gran mayoría de los que concurren son bachilleres”. Eso sí, hay condiciones previas de admisión en cursos de actualización específicos para ciertas áreas profesionales.
A la universidad le interesa llevar la educación a todos los niveles, por eso se dedica a adaptar los niveles de conocimiento de acuerdo con las necesidades de aprendizaje, indica Pizarro. Lo que la diferencia de otras ofertas de formación es el diseño de la instrucción, el manejo del aula, la identificación de las demandas que debe satisfacer y las metas de desempeño que debe lograr el estudiante después del curso.
Tras unas largas vacaciones
Aunque haya pasado mucho tiempo desde su última experiencia educativa, no se limite por la edad. Averigüe temas de su interés que pueda poner en práctica en su desempeño personal y profesional. Prepárese investigando el tema que va a estudiar, pero no se conforme con internet, recomienda Llanos. En el aprendizaje es importante interactuar con otros.
Para que el retorno no sea tan abrupto, la universidad pondrá énfasis en el diseño del curso. En el caso de la UEES, comparte Pino, se implementa una metodología activa que parte de lo que usted ya sabe y se apoya en exposiciones magistrales con audiovisuales, dinámicas de grupo y método de casos con ejemplos prácticos para un mejor entendimiento.
La universidad considerará mediante diagnóstico el último nivel que alcanzó, actividades a las que se dedica, motivaciones para retomar estudios, y le hará un proceso de inducción para ayudarlo a reintegrarse. Si tiene dificultades para decidirse, Pizarro aconseja: revise sus intereses prioritarios.
El poder de las 5 horas semanales
La idea de practicar deliberadamente se confunde a menudo con simplemente trabajar duro o trabajar más. La mayoría de los profesionales se enfoca en productividad y eficiencia, no en la medida en que se están volviendo mejores. Solo cinco horas de aprendizaje a la semana pueden hacer la diferencia. (De hecho, Michael Simmons preferiría que fueran siete).
El emprendedor e ingeniero de software Marc Andreessen lo explicó así: “Creo que el mito del fundador de empresas de 22 años ha sido completamente exagerado. La adquisición de destrezas y saber cómo hacer las cosas está terriblemente infravalorados. La gente está exaltando el ir y saltar en la parte más honda de la piscina, cuando la realidad es que el que salta allí, se ahoga. Hay una razón por la que existen tantas historias sobre Mark Zuckerberg, pero no hay muchos Mark Zuckerberg. La mayoría de ellos están flotando boca abajo en la piscina. Así que para muchos de nosotros, es una buena idea concentrarnos en adquirir habilidades”.
Los verdaderos directores ejecutivos, tal como los conoce Andreessen, son enciclopédicos en su conocimiento de cómo mantener rodando una compañía, y es muy difícil, aclara, intuir todo eso a los 22 años. “El camino que tiene mucho más sentido para la gente es pasar entre 5 y 10 años aprendiendo”.
Deberíamos ser más rigurosos, dice Simmons, sobre lo que nosotros, miembros de una sociedad de la información, pensamos sobre consumir dosis mínimas de aprendizaje deliberado para conducir una vida económicamente saludable. Los efectos a largo plazo de no aprender son tan insidiosos como los de llevar un mal estilo de vida.
El presidente de AT&T dejó esto en claro en una entrevista con el New York Times: Aquellos que no pasan al menos de 5 a 10 horas a la semana aprendiendo en línea, “se quedarán obsoletos frente a la tecnología”.
¿Así que cómo puede usted crear su propia rutina de aprendizaje? Michael Simmons resume:
1. Haga tiempo para leer, así esté realmente ocupado y sobrecargado.
2. Sea consistente y no se distraiga. Use ese tiempo que encontró y no lo desperdicie.
3. Siempre aplique lo que aprendió. Una forma es transmitir ese conocimiento.
¿Dónde buscar?
La educación continua no necesariamente está ligada a una institución de educación superior. De todas formas, señala Pino, certifique que la unidad a la que está acercándose tenga el apoyo de una universidad reconocida.
Es un campo abierto, reconoce Pizarro, mas usted debe tomar en cuenta el modelo y las líneas de formación de la institución. Las universidades también ofrecen cursos abiertos, con la ventaja de que ha desarrollado mejor las formas de asegurar el aprendizaje.
Cerebro activo, no sobrecargado
Pizarro entiende por salud cognitiva “una sostenida capacidad para aprender, sin mayores dificultades y a través de cualquier medio”, relacionada con la capacidad de resolver problemas, concentrarse, mantener la atención, aprender y emplear el lenguaje, reconocer el ambiente donde estamos y hacer cálculos”.
Tener el aprendizaje como un estilo de vida sería una ejercitación y activación constante de las funciones cognitivas, a fin de estimular el desarrollo neuronal. “Es también una forma de tener mayor seguridad y confianza, lo que favorece en todo ámbito a la vida”, pues permite permanecer receptivos a los cambios conceptuales, científicos y tecnológicos que aparezcan durante la vida laboral.
Leticia Pino recalca que adquirir nuevos conocimientos estimula las neuronas, y da la plasticidad neuronal necesaria para una salud cognitiva óptima. En opinión de Llanos, mantenerse activo mentalmente (no sobrecargado), mantiene las habilidades cognitivas en buen estado y permite incorporar otras habilidades dadas por la experiencia, haciéndonos más creativos e innovadores. “Sin embargo, debe existir un balance con las otras áreas de nuestra vida para tener una salud integral”.
¿Cuáles son esas otras áreas? Pino cita los cuatro pilares de la educación continua: aprender a conocer, a hacer, a vivir juntos y a ser. “Al satisfacer estas necesidades se produce una satisfacción cerebral y mejor salud”.