El plus que faltaba

Estos tiempos lo exigen. Las universidades del país buscan acercarse más a los estudiantes con innovaciones en tecnología e infraestructura. 

¡Alerta en el teléfono! Tenemos demasiadas faltas en las clases de Matemáticas. ¡Y podemos perder la materia si seguimos faltando! Otra señal nos llega para avisarnos de que el profesor de Ciencias Políticas publicó las notas del segundo parcial y podemos revisarlas desde el celular.

Así funciona la nueva aplicación que la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil lanza esta semana para que sus alumnos puedan manejar el universo académico desde su smartphone.

“Nos llevó seis meses desarrollar este aplicativo”, señala Vicente Gallardo Posligua, director del Centro de Cómputo de esa entidad.

“El estudiante ahora puede revisar lo financiero y lo académico desde su celular. Consultar fechas de matriculación, revisar si tiene deudas, conocer sus notas, ver si los profesores han llegado a clases”.

Sería impensable que en estos tiempos de tecnología y comunicaciones, los centros de estudio superior ignoren las tremendas posibilidades que, por ejemplo, la internet les brinda para acercarse a sus estudiantes.

María Noboa, jefa de Comercialización de Servicios Educativos de la Católica, agrega que esta entidad maneja redes sociales como Twitter, Facebook e Instagram, para que los alumnos hagan sus consultas a toda hora.

Tales innovaciones vienen acompañadas de una buena noticia en infraestructura: se está construyendo una torre de parqueos con 960 plazas. Así planean resolver la falta de espacios para acomodar los vehículos de estudiantes y profesores.

Una iniciativa similar fue la que presentó la Universidad Casa Grande, el 4 de noviembre del año pasado. La aplicación gratuita, disponible para Android, iOS y Windows Phone, se llama Marcillo y vincula no solo los servicios internos de la universidad, sino también los locales comerciales y diversos negocios del sector (87 en total) de Miraflores, según explica Andrés Nader, miembro del equipo que la desarrolló. “En el primer mes de lanzamiento tuvimos 717 descargas. Y si contamos con que la densidad poblacional de la universidad es equivalente a 1.200 personas, significa que alcanzamos básicamente el 68% de activaciones”, explica.

Aunque esta aplicación los acompaña en sus smartphones, los alumnos también cuentan con un soporte mucho mayor: el campus virtual, el cual utilizan desde el 2006 y que se actualiza año a año. Este sistema les permite encontrar material adicional al que reciben en clases o incluso como un respaldo.

De acuerdo con Dolores Zambrano, administradora del campus virtual, una de las principales ventajas es que se garantiza la entrega de tareas a tiempo. “Esta plataforma te permite tener un tiempo de subida de la tarea; pasado ese tiempo ya no se puede”, comenta. También esto facilita que los estudiantes que estén fuera de la ciudad presenten sus trabajos. “No hay excusas”, dice. Este sistema no solo es válido para los alumnos de pregrado, también se extiende a posgrado y a otros programas de educación continua.

Otro gran soporte tecnológico para los estudiantes de la Casa Grande es su biblioteca Erwin Buendía, la cual provee a sus alumnos dos posibilidades tecnológicas: Dspace, un repositorio digital donde se pueden consultar las tesis de graduación de sus alumnos, y la contratación de EBSCO, un buscador de bases de datos académicos. “No hay que estar conectados con la tecnología, es estar conectados con las bondades de la tecnología”, resalta Zaylín Brito.

Para Manuel Murrieta, contralor académico de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), está muy claro que el uso de tecnología en la educación es solo un medio para la formación de profesionales y no el objetivo final. “No se debe usar la nueva herramienta para mantener la misma vieja práctica”, subraya.

Entre algunos de los avances con los que cuentan sus estudiantes están Blackboard, un aula virtual que les permite estar conectados.

La Facultad de Medicina también se beneficia con el uso de dummies (muñecos) que pueden programarse para “sufrir” el trauma o patología deseado, mientras los estudiantes proceden a poner en práctica sus habilidades para salvarle la vida. Otro uso que la universidad le da a la tecnología llega con Safe Assign, un sistema que tiene como objetivo eliminar el plagio en los trabajos académicos.

“Cada uno de los trabajos que hacen los estudiantes es subido a esta plataforma y se analiza el índice de similitud con otros trabajos. Trabajos en la red, o de la misma universidad. El copia y pega está controlado definitivamente”, asevera Murrieta.

La Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) también está dentro de la misma tendencia. “El profesor politécnico es un gran usuario de los sistemas informáticos que ofrece la institución, por ejemplo, más del 75% de ellos utilizan el Sidweb como medio de comunicación formal en sus materias”, comenta María de los Ángeles Rodríguez, del vicerrectorado académico refiriéndose a esta plataforma informática que facilita la interacción estudiante-profesor y la comunicación entre grupos de estudiantes. Las consejerías académicas también tienen su espacio virtual y algunos trámites se han agilizado gracias al polimático, un quiosco electrónico habilitado para la emisión de certificados.

Otro sector que contribuye al desarrollo de las habilidades de sus estudiantes son los clubes. Así lo explica Rodríguez: “Son grupos apolíticos que ofrecen a los estudiantes de la Espol la oportunidad de desarrollarse en diversas áreas. Los clubes que existen actualmente se desarrollan en cuidado ambiental, desarrollo profesional, arte, cultura, investigación, comunicación, entre otras, buscando el desarrollo integral de sus miembros”.

Físico y virtual

La universidad Ecotec se desarrolla en lo virtual y en su infraestructura física. El año pasado se inauguró su nuevo campus en el kilómetro 13,5 de la avenida Samborondón, que cuenta con 3 bloques de salones, 36 aulas multimedia y 2 laboratorios por bloque con equipos de última generación.   Ese avance viene acompañado de una biblioteca virtual que brinda acceso a más de 44.000 libros electrónicos y sitios de búsquedas avanzadas, además de bases de datos. 

Adicionalmente, por medio de la plataforma informática Atrium, donde se encuentra el aula virtual, los estudiantes y docentes suben material de apoyo, revisan las faltas y calificaciones, además de programar tareas y proyectos, intercambiar material, bibliografía digital. Esto permite  una interacción de docente-estudiante a través de la sala de debates.

La universidad tiene cobertura wifi en su campus (y en sus buses). Para acceder a las instalaciones se emplean una tarjeta electrónica y un sistema de identificación dactilar. También fomentan la cultura ecológica a través de ecocargadores de energía solar que los alumnos usan para sus celulares.

Desterrada la idea de que los teléfonos inteligentes y tabletas solo están programados para el entretenimiento, ocio, tiempo libre malgastado y actividades no constructivas, la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), con campus en Guayaquil, Quito y Cuenca, ha abierto para sus matriculados ambientes virtuales de aprendizaje, no solo para la modalidad a distancia, sino también en modalidad presencial y semipresencial, con la idea de poder recibir clases en todo lugar y en cualquier momento.

La UPS también inició el 5 de enero, en todas sus sedes, el servicio de facturación electrónica, obligatorio para las empresas privadas y contribuyentes especiales, acatando la disposición del Servicio de Rentas Internas, comentó Xavier Chaca Lucero, contador general de la universidad. El objetivo: disminuir el consumo de papel innecesario y así proteger al medioambiente.

La tiza y el pizarrón color verde quedaron en el pasado. Pero, más que un simple cambio estético, el empleo de la tecnología marca también una nueva senda para el futuro profesional de los graduados. (D.L., G.Q., S.M. y M.P.) (F)