Comer sin cuchara, ¿sí o no?
¿Es el baby-led weaning –la práctica de dejar que los infantes elijan sus primeros alimentos sólidos, jueguen con ellos y los coman con la mano– un modelo de comportamiento recomendable?
Olvidarse de las papillas y las cucharitas de bebé es la propuesta de la corriente llamada (en inglés) baby–led weaning, que viene a ser dejar que el bebé sea quien tome la iniciativa al escoger y servirse las primeras comidas, aquellas que acompañarán y, con el tiempo, reemplazarán la lactancia.
El portal de embarazo y paternidad británico BabyCentre sugiere ofrecer al niño una serie de comidas nutritivas y apropiadas para su edad que puedan tomar con los dedos. ¿El mejor momento? Cuando usted y su familia estén comiendo. Es una gran manera de que el bebé se una a la mesa familiar.
Los alimentos más recomendables son los que tienen forma redonda y plana o tienen una agarradera natural, como los tallos de brócoli al vapor. La primera vez que el bebé pruebe los sólidos, no habrá desarrollado todavía la habilidad de recoger objetos entre el pulgar y el índice, y solo podrá empuñar la comida. Además de eso, es probable que al principio solo juegue con ella.
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Diferentes efectos
Los defensores de esta forma de alimentación dicen que les da a los bebés la oportunidad de explorar la comida, las texturas y que con el tiempo serán niños que comen todo y de todo, y que los anima a escoger las opciones más saludables, lo que podría protegerlos de obesidad infantil. Pero hay poca investigación formal acerca de esto.
La profesora María Rosaura Leis Trabazo ha publicado en la revista Evidencias en Pediatría un artículo en el que hace un acercamiento científico a esta práctica. Ella explica que la tendencia a dejar que el niño se autoalimente de la dieta familiar ha aumentado desde que la Organización Mundial de la Salud propuso en 2002 retrasar el momento de la alimentación sólida a los seis meses del niño. “Los padres proporcionan el alimento, pero los niños deciden qué comen, cuánto y a qué velocidad”.
Sin embargo, continúa Leis, muchos profesionales de la salud, sin negar los posibles beneficios, creen que tiene más peso el riesgo de asfixia y de aporte inadecuado de energía y micronutrientes, en especial del hierro. “Se observa diferencias en el tipo de alimentos consumidos mediante uno y otro método. La alimentación con purés y cuchara supone un mayor consumo de cereales enriquecidos en micronutrientes, disminuyendo el riesgo de déficits nutricionales”, precisa, destacando que esa carencia sería más grave en niños con necesidades especiales: “prematuros, comedores caprichosos, con retraso en la maduración o patologías”.
La pediatra llega a la conclusión de que el baby-led weaning estricto no puede ser puesto en práctica, en el mejor de los casos, antes de los seis meses del bebé, ya que primero es preciso que el lactante pueda:
1. Mantenerse sentado sin necesidad de ayuda.
2. Agarrar los alimentos con la mano.
3. Llevarlos a la boca.
4. Realizar los movimientos orales necesarios para el troceado e ingestión.
¿Más o menos trabajo?
Quienes están a favor de dejar al bebé comer con las manos están de acuerdo en que, si bien libera a los padres de realizar papillas y purés y de darles de comer en la boca, los niños se ensuciarán comiendo solos y desperdiciarán mucho. Y si la mayoría de la comida termina en el piso, serán pocos los nutrientes que llegarán a sus hijos. Así que proponen que se alterne los purés con la comida líquida (leche materna o fórmula) y la comida sólida que el bebé toma con la mano (frutas, vegetales, cereales y fuentes de hierro, como las carnes).
Leis, por su parte, advierte que hay alimentos duros que no deben ser ofrecidos a los niños. La otra condición es que la familia tenga una dieta saludable, para que entonces el bebé pueda compartirla con ellos. “Son muchas las cuestiones pendientes todavía y se necesitan estudios bien diseñados, aleatorizados y con muestra suficiente”. (F)