Belleza y desigualdad
La belleza no existe en la uniformidad sino en la diferencia.
¿Quién podría imaginar una jirafa sin su cuello largo o un cactus sin sus espinas?
La irregularidad de los picos de las montañas que nos rodean es lo que los hace tan imponentes. Si intentamos hacer a todos por igual, ya no demandarían nuestro respeto.
Es lo imperfecto que asombra y nos atrae.
Cuando miramos un árbol de cedro, no creemos que “las ramas deben ser de la misma longitud”.
Pensamos: “¿Qué tan fuerte es”.
Cuando vemos una serpiente, nunca decimos: “Se arrastra por el suelo, mientras que estoy caminando con la cabeza erguida”.
Pensamos: “Ese animal puede ser pequeño, pero su piel es de colores, sus movimientos elegantes, y él es más poderoso que yo”.
Cuando el camello cruza el desierto y nos lleva al lugar que tenemos como destino, nunca decimos: “Él es jorobado y tiene dientes feos”.
Pensamos: “Se merece mi amor por su lealtad y ayuda. Sin él, yo nunca sería capaz de explorar el mundo”.
Una puesta de sol es siempre más bella cuando está cubierta de nubes con forma irregular, porque solo entonces puede reflejar los muchos colores de los cuales están hechos los sueños y la poesía.
Lástima los que piensan: “No soy hermosa. Es por eso que el amor no ha tocado a mi puerta”.
De hecho, el amor golpeó, pero cuando se abrió la puerta, los que abrieron no estaban preparados para acoger ese sentimiento.
Estaban demasiado ocupados tratando de hacerse bellos primero, cuando, de hecho, estaban bien como estaban.
Estaban tratando de imitar a otros, cuando el amor estaba buscando algo original.
Estaban tratando de reflejar lo que vino de fuera, olvidando que la luz más brillante viene de dentro.
Ya lo dijo el empresario estadounidense y líder religioso Joseph B. Wirthlin: “Mientras más a menudo vemos las cosas a nuestro alrededor, incluso las cosas hermosas y maravillosas, más se convierten en invisibles para nosotros. Es por ello que solemos dar por sentado la belleza de este mundo: las flores, los árboles, los pájaros, las nubes, incluso aquellos a quienes amamos. Como vemos las cosas con tanta frecuencia, cada vez las vemos menos”. (O)