Estrategias del Combate

Por Paulo Coelho
15 de Octubre de 2017

Lidiar con el miedo
El guerrero de la luz sabe: el mundo tiene miedo de todo el mundo. Este miedo se manifiesta a través de la agresividad o de la sumisión. Son dos caras del mismo problema. Cuando se encuentra frente a alguien que le inspira temor, el guerrero recuerda: el otro siente la misma inseguridad, pasó por obstáculos parecidos, vivió los mismos problemas. Así el guerrero usa el miedo como motor y no como freno.

Conversando con el mal
A veces el mal persigue al guerrero. Entonces, con tranquilidad, este lo invita a su tienda. El guerrero pregunta al mal: “¿Quieres herirme o usarme para herir?”. El mal finge no oír. Dice que conoce las tinieblas del alma del guerrero. Pone la mano en heridas por cicatrizar y clama venganza. Recuerda que conoce algunos ardides y sutiles venenos que le ayudarán a destruir a sus enemigos.
El guerrero escucha. Si el mal se distrae, él le hace retomar el hilo y le pide detalles de todos sus proyectos. Luego de oírlo todo se va. El mal ha hablado tanto, está tan cansado y tan vacío, que no lo acompañará.

Prestar atención
El guerrero conoce el silencio que anticipa el combate importante. Y este silencio parece decir: “las cosas se detendrán. Es mejor divertirse un poco”. Entonces los combatientes inexpertos sueltan sus armas y se quejan del tedio. El guerrero está atento al silencio; en algún lugar pasa algo. Él sabe que los terremotos destructores llegan sin aviso. Ya caminó por bosques durante la noche: cuando los animales no hacen ruido, el peligro está cerca. Mientras los demás conversan, el guerrero se adiestra en el manejo de la espada y presta atención al horizonte.

Saber esperar
De vez en cuando, el combate es interrumpido. De nada sirve provocar la lucha; es necesario tener paciencia, esperar a que las fuerzas entren nuevamente en combate.
En el silencio del campo de batalla, el guerrero escucha los latidos de su corazón. Se da cuenta de que está tenso. De que tiene miedo.
El guerrero hace balance de su vida; ve si la espada está afilada, el corazón satisfecho y la fe incendiando el alma. Sabe que la manutención es tan importante como la acción. Siempre le falta algo. Y el guerrero aprovecha que el tiempo se para equiparse mejor.

Evitar amenazas
Si una espada sale de la vaina debe ser usada. Puede servir para abrir un camino, para ayudar a alguien o para apartar el peligro, pero una espada es caprichosa y no le gusta ver su hoja expuesta sin motivo. Por eso, un guerrero no amenaza. Puede atacar, defenderse o huir; cualquiera de tales actitudes forma parte del combate. Pero jamás desperdiciar la fuerza de un golpe hablando de él.
Un guerrero está siempre atento a los movimientos de su espada, pero no puede olvidar que esta también presta atención a sus movimientos. No se hizo para ser usada con la boca.  (O)
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